Foro sigue inmerso en batallas internas cada vez más enfangadas, mientras Ciudadanos ve dimitir a su candidato regional y Vox irrumpe en la cámara
11 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras el partido fundado a imagen y semejanza de Francisco Álvarez Cascos (Foro Asturias) está siendo relegado cada vez más por los votantes al olvido, la lucha interna subió de tono hasta llegar casi al insulto personal. Poco después de unas elecciones autonómicas y locales con muy pobres resultados para Foro, se desataba la enésima riña en el partido de Cascos, que renunciaba la vicepresidencia. El exsecretario del PP dijo oponerse a que Foro sea «muleta del PSOE para perpetuar el inmovilismo en Asturias» y rechazó que la formación tome un rumbo asturianista, regionalista o nacionalista.
Parecía poco más que una excusa. Cascos no es un compañero de viaje fácil, como muestra su tumultuosa trayectoria política. Las discrepancias internas eran evidentes desde hacía meses. La relación entre él y la exalcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y los partidarios de uno y otro, fueron muy espinosas. A tenor de las explicaciones que daba el exvicepresidente en su carta dirigida a Moriyón, la ruptura se debió a la acumulación de agravios más que a un hecho puntual; en esto seguramente no miente.
Durante la batalla se produjo además una guerra sucia a través de las redes sociales con acusaciones de uno y otro lado, pero existía también un malestar económico de fondo. La comisión directiva de Foro encargó una auditoría externa para aclarar los gastos de Cascos. La documentación contable, publicada por este periódico, contiene al parecer facturas y recibos de los que miembros de la directiva de Foro cuestionan que tuvieran que ver con su actividad política, como menús infantiles, tiques de supermercado, libros de la carrera de Derecho y viajes a Cantabria, Andalucía y Galicia. La nómina de Cascos ascendía hasta el pasado junio a 5.087 euros al mes, que al partido le suponían, sumados los gastos de la Seguridad Social, 7.759 euros.
Acostumbrado a los altos vuelos políticos, el fundador de Foro tenía, además, un chófer a su disposición (con una nómina de 1.745 euros y un coste total de 2.220 euros al mes), tarjetas de gasolina, telepeaje y varias líneas de teléfono a su nombre. Mucha tela para tan poco partido. Tras la polémica y el recorte de gastos ordenado por la presidenta de la formación, el exvicepresidente del Gobierno renunció a la nómina en junio.
Ciudadanos pierde al líder
La formación Ciudadanos, ahora en horas muy bajas, llegó a acariciar el sorpasso a los populares en las últimas elecciones autonómicas, al menos en el área central de Asturias. Pero todo quedó en un bonito sueño.
Con Juan Vázquez como cabeza de lista, Ciudadanos dio un gran paso en ampliar su representación, pasando de 3 a 5 escaños. Pero se quedó muy lejos del deseo de superar al PP, que no obstante sus tribulaciones resistió a duras penas como líder de la derecha con 10 diputados. «No vamos a tener el papel decisivo al que aspirábamos ni a formar parte de un Gobierno», dijo un decepcionado Vázquez, que dimitía pocos días después. La renuncia nacional también de Albert Rivera tras el descalabro en las últimas elecciones generales repetidas deja el futuro de la formación naranja aún más en precario.
La irrupción de Vox
Dos asientos obtuvo por primera vez en el parlamento asturiano la ultraderecha. La formación de Santigo Abascal logró más del 6% de los sufragios de la comunidad. El candidato a la presidencia del Principado, Ignacio Blanco, calificó de «extraordinarios» los resultados con la entrada por primera vez en la Junta General del Principado de dos de sus diputados.
La presencia de Foro, Vox y Ciudadanos no fue, sin embargo, suficiente para concretar un gobierno de la derecha debido a la debilidad del PP. Entre los cuatro partidos de derecha sumaron 19 escaños de los 45 de la cámara, lejos de los 23 necesarios para una mayoría, lo que dejó al candidato socialista Adrián Barbón en una posición relativamente cómoda para la investidura.