«Tienes la vida encauzada y, de repente, tienes que empezar de cero»

Carmen Liedo LANGREO

ASTURIAS

Epifanio Curto y Emeterio Ramos, delante de la fábrica
Epifanio Curto y Emeterio Ramos, delante de la fábrica

El anuncio de ERE de extinción ha supuesto «un mazazo muy grande» para los trabajadores de Vesuvius. «Lo que quiero es conservar mi puesto de trabajo, por mucho dinero que me den de indemnización», afirma un empleado

12 sep 2019 . Actualizado a las 10:36 h.

En la improvisada carpa colocada delante de Vesuvius, además de la pancarta que rechaza el cierre de la factoría, hay en todo momento una docena de trabajadores dando apoyo moral a los que están dentro de las instalaciones en su turno de trabajo y alimentando la pequeña barricada con la que dejan claro que no se rinden, que no aceptan el ERE de extinción y que van a seguir luchando por su puesto de trabajo como ya lo hicieran hace una década. Entonces, la plantilla de Vesuvius pasó por otro conflicto laboral que se solucionó de forma positiva con la continuidad de la actividad de la empresa. Pero los trabajadores no sólo sienten el calor que desprenden las ruedas ardiendo sobre dos bidones, también el de todas las personas que pasan por este puesto de resistencia y el de los conductores de vehículos particulares y camiones que les saludan y les dan su apoyo con una larga pitada cuando circulan por la AS-117, carretera que pasa justamente por delante de las instalaciones de la empresa. Los trabajadores siempre extienden el brazo y les devuelven el saludo en forma de agradecimiento.

Emeterio Ramos y Epifanio Curto son dos de los trabajadores que echan horas en el entorno de esa carpa. Acuden antes de entrar a trabajar «a apoyar» ante un conflicto que les pilló de improviso. «Mientras, otros compañeros van a los mercados a repartir folletos para recabar más apoyo de le gente», explica el primero, que admite que desde que la dirección de la empresa anunció el ERE de extinción «se lleva mal y con desgana» el acudir a trabajar cada día. Él lleva 15 años en la factoría y ya vivió el anterior conflicto laboral, un conflicto que recuerda con una mejor expectativa: «hace diez años había algo más de esperanza. Esta vez no veo que tengamos tantas opciones». Eso sí, asegura que van a seguir luchando para que la empresa no se deslocalice de Langreo porque sabe que la empresa no está en pérdidas y que lo que motiva los despidos «es que gana menos del objetivo que tiene planteado».

Su compañero Epifanio Curto achaca la drástica medida que ha tomado la empresa «a la crisis internacional del acero» y al bloqueo comercial a países como Irán. «Eso nos mató, porque el 70% de la producción va para fuera», por lo que espera que la Unión Europea tome medidas «y ponga aranceles» que protejan a empresas como Vesuvius, que optan por concentrar la producción en países como Polonia o la República Checa, donde es más barato fabricar. Curto comenta que para nada se esperaba un anuncio tan drástico por parte de la empresa, aunque dice que había algunas señales: «a fin de año siempre baja algo la carga de trabajo, pero después remonta y entraba gente de ETT. Este año no entró nadie desde marzo y empezamos el año muy flojos de piezas. Después cuando te dicen que va a venir el vicepresidente de toda Europa de Recursos Humanos, nada bueno esperábamos ya», indica. Lo bueno que destaca es que cuentan con el apoyo de las tres administraciones: la local, la regional y la nacional. «Desde un primer momento el Gobierno de Asturias se ha volcado con nosotros y el ministerio también está al tanto de todo».

Otra cosa es como lo viven los trabajadores de Vesuvius en el ámbito personal. «Ha sido un mazazo muy grande», expresa Epifanio Curto, quien tras nueve años en la empresa (entró justo después del anterior conflicto laboral), hace unas semanas había sido ascendido de categoría. «De lunes empezaron los rumores y de jueves hicieron el anuncio de ERE, así que con desánimo pero con ganas de pelear», asegura el mismo, que tema que con la crisis que está viviendo la industria y las cuencas, «aquí no va a quedar nada, más que una ciudad dormitorio».

Tanto para él como para Emeterio Ramos y el resto de sus compañeros, lo peor es pensar en el futuro, en tener que buscar otro empleo. «Tienes la vida encauzada y, de repente, tienes que ponerte a buscar trabajo otra vez, empezar de cero si esto no se arregla», comenta Curto, para quien la indemnización que le pueda pagar la empresa no es ninguna solución: «Quiero poder mantener la rutina que tenía de venir a trabajar como lo hacía hasta ahora. El dinero no me arregla nada», expone.

Con él coincide Emeterio Ramos, que señala que «por mucho dinero que me den, lo que quiero es conservar mi puesto de trabajo». Además, ambos son conscientes de que el trabajo que realizan en Vesuvius y la formación que tienen es muy específica para los puestos que desarrollan en esta empresa y que, por tanto, esa experiencia de poco les va a servir para buscar trabajo en otra factoría. «El trabajo que desarrollamos aquí no nos sirve para otra empresa, porque esta tenía el monopolio de los productos que fabricamos y toda la formación y las capacitaciones que tenemos aquí no me van a servir de nada», argumenta Ramos, convencido de que «el 80% de lo aprendido se extingue».

Epifanio Curto advierte lo mismo. En su caso su puesto es de personal de mantenimiento y piensa que quizá pueda tener algo de respaldo, «pero la gente de producción pura y dura lo tendría muy complicado» cuando, además, «aquí oportunidades laborales no hay ninguna».

La vista de todos los trabajadores está puesta en la reunión que esta mañana mantendrá la dirección de la empresa con el Principado y los sindicatos, reunión en la que se facilitará toda la información sobre el ERE de extinción que ha planteado el grupo Vesuvius Ibérica, que engloba a las plantas de Asturias, con 111 trabajadores, y de Burgos, con 17 empleados, se dedica a la fabricación y comercialización de productos refractarios y cerámicas de uso siderúrgico, especialmente. Saben que después de que se presente el ERE formalmente sólo habrá un mes para negociar. Además, esta previsto que una delegación de la empresa Vesuvius Ibérica Refractarios encabezada por Francisco Lorenzo, director general de Vesuvius Francia, se reúna con la alcaldesa de Langreo, Carmen Arbesú, esta tarde en el Ayuntamiento con el objetivo de abordar el futuro de la fábrica de la compañía en el polígono de Riaño.