Perros peligrosos sin bozal en Lugones: el último ataque reaviva la polémica

La Voz

ASTURIAS

Prado de las fiestas de Santa Isabel, en Lugones
Prado de las fiestas de Santa Isabel, en Lugones

Un vecino presenta una denuncia tras una agresión por la que casi pierde la nariz. Siero tiene una estricta normativa en vigor

06 sep 2019 . Actualizado a las 22:08 h.

Maggie caminaba despacio, a duras penas, por el mismo escenario en el que 72 horas antes había sido atacada, ella y también su dueño. Las huellas eran visibles en ambos. Un vecino de Lugones su perra fueron mordidos el pasado martes en el prado de la fiesta de Santa Isabel, en Lugones, por un perro de una raza potencialmente peligrosa al que paseaba sin bozal otra vecina de la localidad. El ataque fue de tal envergadura que el hombre tuvo que ser atendido por la unidad de Cirugía Plástica en el Hospital Universitario Central de asturias (HUCA), que tuvo que esmerarse, sobre todo, con su nariz. La familia ya ha formalizado una denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional.  

El incidente tuvo lugar el pasado martes. Jesús Javier Fernández Martínez, vecino de Lugones de 56 años, paseaba a su perra cuando se cruzó con una mujer que caminab con su hijo y dos animales, uno de ellos el perro de raza considerada potencialmente peligrosa sin bozal, según consta en la denuncia del agredido. Ese fue el perro que se abalanzó sobre Maggie y empezó a moderla. Con intención de protegerla, su dueño se cruzó. Eso empeoró la situación. El animal se volvió hacia él y le mordió incluso en la cara. El otro can que iba con la mujer también metió en la agresión.

El hombre fue trasladado de inmediato al HUCA, que todavía sufre fuertes dolores y que se encuentra en estado se shock. Maggie también fue atendida de inmediato por el veterinario, ya que presentaba siete heridas diferentes. La mujer del agredido fue la que acudió a la Policía Nacional a interponer la denuncia. Para identificar a la propietaria de los perros llevó una foto. Los propietarios del perro agresor intentaron que el asunto no terminarse en denuncia y se ofreció a hacer frente a los gastos veterinarios. La familia de Jesús Javier Fernández, indignada con la irresponsabilidad de las personas que llevan sin bozal a animales potencialmente peligrosos, se ha negado.

Han vuelto a pasear por el prado de las fiestas de Santa Isabel. Sus vecinos y conocidos les preguntan cómo están. No hace falta decir mucho. A Maggie tienen que animarla para que siga.

No es el primer ataque de un perro que genera polémica en el concejo de Siero y tampoco el más grave. En julio de 2018, fallecía un vecino de la localidad de Arniella atacado por siete canes de un vecino. Los conocía y era una de las paradas que realizaba habitualmente en sus paseos. Ese día nada más abrir la portilla se lanzaron sobre él. Pocos meses después, una niña de 10 años era mordida por un boxer en La Fresneda. Hasta 26 mordeduras se contabilizaron en su cuerpo. Ya entonces, el alcalde, Ángel García, explicó que era necesiario extremar los controles para que conseguir que se cumpla la normativa de tenencia de animales en vigor en el concejo. Esa vigilancia es competencia de la Policía Local.

El Ayuntamiento de Siero ya había lanzado una campaña para controlar el microchip en la zona rural en el año 2017, justo un año después de la entrada en vigor de la ordenanza ara la tenencia, defensa y profección de los animales de compañía o domésticos. El primer balance realizado demostraba que en la zona rural muchos animales no estaban marcados ocn microchip. En los núcleos urbanos, se encontraron con un gran número de propietarios que llevan los animales sueltos, sin ningún tipo de correa. La corporación aprovechó la efeméride para recordar que los perros en lugares públicos tienen que estar siempre controlados con una correa, cordón, cadena con collar o con un arnés. Solamente pueden soltarse en las zonas habilitadas. Las razas reconocidas como potencialmente peligrosas no deben sueltas en ningún caso y, además, deben llevar siempre bozal y una correa más corta de dos metros. La única excepción son los perros pastores que acompañan al ganado. Parece que esto no se cumplió en esta ocasión.