Asturias esconde rincones de gran belleza donde se pueden evitar las aglomeraciones y el fuerte oleaje Cantábrico
04 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.¿Quién dijo que para disfrutar del verano asturiano tengamos que recurrir a la playa? Para los detractores de los arenales, aquellos que prefieren evitar las aglomeraciones y el oleaje, también hay alternativas. El Principado ofrece un sinfín de posibilidades: desde cascadas de ensueño hasta piscinas naturales donde poder refrescarse. Además, en ocasiones, para acceder a estos lugares hay que realizar una pequeña ruta, por lo que se puede combinar lo mejor del senderismo con un buen chapuzón como broche de oro a un día diferente.
Oneta y sus tres cascadas
Situadas en un ruta de frondosa vegetación, estas tres cascadas destacan en el occidente por su belleza natural. Desde el pueblo de Oneta en un corto paseo en el que se puede disfrutar de la flora de la región, se llega hasta la primera de ellas, donde el río y el paso del tiempo han excavado una roca que llega al alto precipicio por donde cae con fuerza el agua a unos veinte metros de altura. Después de sumergirse en su pequeña laguna, continuando la senda se puede observar un antiguo molino que está cercano a la segunda y terceras cascadas, más recogidas pero de igual encanto.
La piscina más natural
La Presa de Cangas es un paraje del que pueden disfrutar todos los asturianos (es de uso público) gracias al esmero de una asociación de Cangueses. En la antigüedad canalizaba el agua para mover un molino que generaba electricidad en la región, pero con el paso de los años este quedó obsoleto por lo que el lugar estuvo abandonado. La Asociación de Amigos del Narcea propuso su rehabilitación con una gran obra en la que el prado que la rodea pasó a ser un terreno verde para tomar el sol los días veraniegos y la presa volvió a recibir agua para que los más pequeños pudieran bañarse sin los peligros propios del cauce de los ríos. Además, , gracias a las aportaciones de sus socios, se pudieron instalar sombrillas, música y primeros auxilios para la vigilancia.
Una playa sin olas
Este Monumento Natural llamado la playa de Gulpiyuri sorprende a sus visitantes por su pecularidad. Se trata de una formación rocosa situada de espaldas al borde costero y formada en su mayor parte por arenas cuarzosas. A pesar de su pequeño tamaño (no llega a los 50 metros de longitud) asombra a todo aquel que la descubre porque el agua del mar entra hasta ella a través de un túnel que hay entre las rocas. Situada muy cerca de Llanes es un lugar perfecto para bañarse evitando el fuerte oleaje Cantábrico.
En la ribera del Sella
Asturias tiene un sinfín de cuencas fluviales de gran encanto que ofrecen la posibilidad de tomar el sol y refrescarse sin la necesidad de ir a la costa. Este es el caso de la playa fluvial de Aballe, un remanso de paz en el que solo se escucha el fluir del río Sella. Muy cercano a la iglesia del pueblo puedes encontrar este entorno natural.
Bañarse con las xanas
En el concejo de Castropol, dentro, muy dentro del bosque, tan escondido entre la frondosa vegetación autóctona que podría pasar desapercibido si no fuera por su belleza, se encuentra uno de los parajes más mágicos de Asturias. Se trata de la cascada de Cioyo, una maravilla natural de aguas cristalinas y pequeñas pozas enclavada en un valle. Este salto de agua acoge a numerosos visitantes que recorren una escabrosa ruta hasta llegar hasta ella atraídos por la leyenda que la rodea cuya protagonista es una xana enamorada.
Talasoterapia en Tapia
Al lado de la playa de Tapia de Casariego se construyó hace siete años una piscina de agua salada donde las olas se convierten en un rumor. Rodeada por grandes rocas, esta unión entre playa y mar es idónea para los niños, ya que permite tener un control mayor sobre ellos, pero también para relajarse sobre sus aguas con la mirada en el cielo.
La playa de interior
Aunque el concejo de Aller se sitúe a 70 kilómetros del mar también dispone de una playa. La piscina de Llanos, llamada así por la localidad donde se encuentra está hecha en el mismo río y es perfecta para aquellos que quieran pasar una tarde de verano bañándose en sus aguas cristalinas y disfrutar en familia en su área recreativa, donde, el propietario del Cherón de Kiko, el restaurante que allí se encuentra ha instalado barbacoas, mesas y sombrillas.
Un olla diferente
En Cangas de Onís se encuentra una pequeña y sencilla ruta, apta para niños y adultos, cuyo sendero termina en una poza natural: la Olla de San Vicente. Se trata de un agradable paseo al lado del río Dobra, que no se prolongará más de 45 minutos, para disfrutar de sus cascadas y rápidos hasta llegar a una poza de aguas dulces y cristalinas en un entorno que hará pensar que se encuentra dentro de una historia propia de la mitología asturiana. Zambullirse en esas aguas claras pondrá la guinda a esta excursión.
La ría más romántica
La ría de Niembro, en Llanes, es uno de esos lugares mágicos que ofrece el Principado. Este romántico paraje es perfecto para darse un chapuzón, sobre todo al atardecer, cuando las aguas reflejan la iglesia y el cementerio que se ven al fondo. Además, este enclave cambian en función de las potentes mareas que llegan del Cantábrico. Si el cauce está lleno se convierte en una especie de lago, pero si la marea está baja se puede disfrutar del arenal que transmite un remanso de paz.
Oasis en el monte
El área recreativa de Folgueirou, en el concejo de Illano, es un entorno de bósques y naturaleza para pasar el día con la familia y amigos. La gran ventaja es que, para esos días donde la temperatura del Principado alcanza los grados adecuados, hay una piscina para refrescarse y sentir la calma lejos del ruido de la ciudad.