José Maria Arribas, del equipo de «fontaneros» de Madrid asistió en primera persona al enfrentamiento con Mercedes Fernández en el comité regional
30 may 2019 . Actualizado a las 19:39 h.La tensión interna del PP asturiano, desgajado entre la candidata elegida por Génova, Teresa Mallada, y la presidenta regional del partido, Mercedes Fernández, estalló en público, en una discusión delante de la prensa, en el comité regional del pasado miércoles. La espoleta fue el balance de los resultados electorales de mayo, para Cherines con un pérdida de representación inaceptable y para Mallada un ejercicio épico de resistencia reconocido por el propio Pablo Casado. Las espadas quedaron al alto cuando se cerraron las puertas a los medios pero no se volvió a abordar cómo dirimir la profunda divergencia interna. Tampoco se hará en las próximas semanas. De momento todos los partidos han apartado sus cuitas autonómicas para centrarse en la constitución de los ayuntamientos (y el PP espera garantizarse el de Oviedo con Ciudadanos) y esa es la única prioridad. Después el malladismo espera que las cosas caigan por su propio peso. En varias ocasiones han negado que hayan solicitado en algún momento la imposición de una gestora pero la intervención podría llegar desde la dirección nacional por su propia iniciativa. Y aseguran que tiene sus testigos.
Entre ellos José Maria Arribas, llegado desde Madrid para asistir al desarrollo de lo que pasó en público la tarde del último comité regional. Arribas forma parte del equipo de Juan Carlos Vera; el «fontanero» de Génova que ya el pasado mes de febrero, cuando las escaramuzas entre Mallada y Cherines ya eran más que frecuentes, aterrizó en Oviedo, tomó posesión de un despacho en Manuel Pedregal e hizo desfilar a diputados y alcaldes para mantener con ellos entrevistas individuales y por separado. Distintas fuentes señalan que Arribas llegó por propia iniciativa «supongo que a ver qué ambiente había, si había manera de reconducir» y que «habrá visto lo que pasó». Formalmente nadie ha pedido de forma reciente una intervención (sí lo hicieron hace semanas Ramón García Cañal que ahora es senador y el concejal Pablo González) pero en cierto modo dejan caer que pueda llegar «como aclamación del resto de juntas».
El episodio del miércoles se exhibió por parte del equipo de Mallada como un golpe de autoridad de la candidata. Tras escuchar el discurso inicial de Cherines apelando a reconocer los malos resultados y resaltando la pérdida del senador por designación autonómica, Mallada pidió la palabra y además pidió que se quedara la prensa para escucharla. Allí destacó que el mismo Casado había nombrado a Asturias como uno de los territorios con mejores cifras y exhibió el mismo respaldo cuando a la hora de que se designara el comité encargado de coordinar las negociaciones en los ayuntamientos se adoptó la indicada por Génova que, según fuentes del entorno de Mallada, «llamó» para indicar que tendría en cuenta su criterio ya que Cherines «tenía otra pensada». Este comité estará dirigido por José Manuel Rodríguez, presidente del partido en Mieres.
El tiempo también corre en contra de Mercedes Fernández. Conserva el cargo de presidenta regional pero ya no tendrá mano en la organización del grupo parlamentario, ni en la elección del portavoz, ya que los diputados han sido designados por la candidata. Las mismas fuentes aseguran que en el balance de afinidades en las agrupaciones locales, entre los candidatos a alcaldes, también le son preferentes. Con el respaldo directo de Génova, el malladismo se ve más fuerte. Con su intervención en abierto respondiendo a la presidenta, junto a la ratificación de su equipo de negociación en las locales, el entorno de la presidenta señala que fue «desacreditada» desde Madrid y «le van quitando competencias».
El PP es un partido con una organización muy jerárquica en el que los niveles superiores tienen mucho poder de intervención sobre la siguiente escala. Pero en último término, la legitimización por parte de Mercedes Fernández usa también como escudo a Pablo Casado. A la hora de rendir resultados por las elecciones generales de abril, cuando se comenzó a cuestionar el liderazgo del presidente, Casado defendió que había sido designado en un congreso abierto, con el sistema de doble vuelta de afiliados y compromisarios, pero el primero de los presidentes del partido que fue elegido con participación del voto de los militantes.
Cherines defendió ese argumento al minuto (la presidenta regional no ha tenido una crítica para Casado en estos meses) porque además le sentaba como un guante. Fue en marzo del 2017 cuando Mercedes Fernández se impuso en el congreso regional del partido con mucha holgura, el 88% de los votos frente a su única contendiente, Carmen Maniega, y también lo hizo con el mismo método doble con el que Casado llegó a la presidencia del partido. Con sufragio primero de los militantes y después con la ratificación de los compromisarios reunidos en el hotel de la Reconquista de Oviedo. Lo cierto es que en aquel acto no pudo estar Mariano Rajoy (que envió un mensaje por vídeo) y Génova delegó su representación en el entonces vicesecretario de Comunicación, el embajador de la dirección nacional era el propio Pablo Casado.