Los trabajadores de Arcelor definen el recorte de producción «como el pan nuestro de cada día»
ASTURIAS
Tanto los empleados de plantilla de la multinacional como los de las empresas auxiliares se muestran escépticos sobre la reducción porque aseguran que es «algo cíclico» que suele coincidir con cambios de gobierno y negociaciones de convenios
09 may 2019 . Actualizado a las 10:49 h.Los trabajadores de plantilla de ArcelorMittal y los vinculados a la multinacional a través de empresas auxiliares se han tomado con escepticismo el anuncio que la compañía realizaba el pasado lunes sobre una reducción de 700.000 toneladas de producción de acero primario aquí en Asturias. Los empleados apuntan que las noticias de ajustes llegar a ser «algo cíclico» y que suelen coincidir con cambios de gobierno, negociaciones de convenios o como modo de presión. Explican que en otras ocasiones se plantearon recortes y regulaciones temporales de empleo, con lo que apostillan que «el anuncio no nos pilla del todo por sorpresa» y que los trabajadores lo toman «como el pan nuestro de cada día».
Aún así, hay quien no quiere fiarse mucho «por si presagia algo» porque cualquier incertidumbre en el ámbito laboral genera inquietud entre el personal. Concretamente, Arcelor tiene unos 5.400 trabajadores de plantilla propia y otros 1.500 aproximadamente de empresas auxiliares y, según la información facilitada por la empresa, si la reprogramación de la planificación y de la cartera de pedidos derivara en un ERE temporal, este afectaría tanto a empleados propios como de contratas.
«El anuncio no nos pilla del todo por sorpresa», manifiesta Óscar Terradillos, trabajador de la multinacional en las baterías de cok de Avilés, quien considera que «repentinamente, cada vez que hay una negociación de convenio o una coyuntura política, se producen recortes o desaparecen pedidos». En su opinión, lo que genera inquietud e incertidumbre es «que no están dando información», con lo que se queja de que haya «un poco de opacidad» tanto con los trabajadores como con los sindicatos. «En el área en el que yo estoy la gente está muy escéptica. Yo creo que no consideran que esto sea realmente grave, porque se da cada vez que hay una negociación, así que muchos lo achacan a eso», comenta Terradillos, que añade que «no percibo preocupación entre los compañeros. Creen que es una cortina de humo y lo toman como el pan nuestro de cada día».
No obstante, dice este trabajador de Arcelor que la percepción para los trabajadores seguramente es diferente «en función de cómo te lo cuenten» y del área en el que estés destinado porque «hay productos que se fabrican en exclusiva» y que, por tanto, se tienen que seguir produciendo, como el acero de las ruedas Michelín, que se fabrican en Veriña. Entiende que haya «más preocupación» entre el personal eventual de la empresa.
Otro empleado de Arcelor, en este caso del departamento de ingeniería, señala que los anuncios de ajustes y recortes sí generan «cierta preocupación» por la posibilidad de que se produzcan regulaciones temporales. En lo que coincide es en que estos anuncios se perciben como forma «de presionar a los gobiernos, para conseguir ayudas o beneficios», sobre todo ahora que «cada vez entra más acero chino, que es más barato porque no pagan los costes por contaminación o el elevado precio de la energía».
El escepticismo no lo viven solo los trabajadores de plantilla de ArcelorMittal. También los vinculados a la multinacional a través de empresas auxiliares, como puede ser Daorje, la auxiliar más grande de Arcelor. Vicente Núñez Carrocera, trabajador y presidente del comité de empresa, asegura que «estamos a la expectativa ante las noticias de reducción de 700.000 toneladas» ante la falta de más información al respecto. «Queremos saber como se va a reducir la producción», demanda el mismo, ante la incertidumbre de «cómo nos va a afectar».
Núñez Carrocera se basa en su experiencia trabajando en la auxiliar Daorje para afirmar que los anuncios de reducciones y ajustes «son algo cíclico que suele coincidir con los cambios de gobiernos y con las negociaciones de convenios colectivos» porque «estas grandes empresas quieren sacar el mayor rédito posible». Por lo que le «choca todo un poco» es porque «las cifras de producción en las instalaciones asturianas de Arcelor fueron record absoluto en los últimos años», y argumenta a favor de Daorje que «sin nuestro trabajo y compromiso sería imposible». El caso es que apunta que la empresa a la que pertenece tiene que iniciar en breve la negociación del convenio colectivo y en la planta de Avilés toca que haya elecciones sindicales. «Hay un cúmulo de situaciones socio-laborales, y todo influye a la hora de gestionar una empresa», comenta.
Según dice, «la incertidumbre es grande» por la falta de información, «porque está todo sin definir» y porque con el cierre de las baterías de Avilés se ven afectados alrededor de un millar de empleos entre directos e indirectos que tendrán que ser recolocados. «Demandamos sentarnos para hablar del cierre ordenado de las baterías, porque Arcelor ya está trabajando en ello con sus empleados».
«Las empresas auxiliares somos los primeros en sufrir las consecuencias»
Pablo Lázaro también es trabajador de Daorje para Arcelor. En su opinión, las noticias de recortes «producen preocupación» porque «sabemos que seguramente en breve, en semanas o meses, se aplicarán los recortes y habrá un ERE». Lo dice desde el punto de vista de que las empresas auxiliares «son la parte débil del eslabón y los primeros que sufren las consecuencias».
En lo que también coincide es que «hay que esperar acontecimientos porque estamos acostumbrados a este tipo de noticias» que, dice, tienen que ver con negociaciones de convenios y con querer presionar la multinacional «cuando a lo mejor no hay una bajada real de pedidos». «A veces dicen que tienen millones de pérdidas y es que no van a ganar tanto», señala. Lo que tiene claro es que «el año pasado la producción fue muy buena», aunque apuesta por «no fiarse mucho» ante los anuncios de reducción de la producción «porque igual presagian algo». Desde luego, dice que los trabajadores de las auxiliares están «continuamente con la incertidumbre» porque «cuando se quieren ahorrar costes, siempre es a nuestra costa».