La plantas de Arcelor, la térmica de Aboño y la aerolínea Voletea, asentada en el Principado tras la polémica del referendum del 1-0, aparecen en el último listado publicado por la UE
03 abr 2019 . Actualizado a las 09:21 h.Siderúrgicas, centrales térmicas y también aerolíneas. La Comisión Europea acaba de publicar el listado actualizado de empresas más contaminantes de Europa y el Principado aparece con nombre propio. Los datos son un avance preliminar de lo ocurrido en 2018, con las empresas implicadas y con los millones de toneladas de CO2 que han liberado a la atmósfera. La primera de todas con sello asturiano es la térmica de Aboño, perteneciente a EDP. De hecho, está en el puesto 23 de toda la Unión Europea, con un total de 7,1 millones de toneladas. Más adelante aparecen las plantas de Arcelor y también una aerolínea con sede social y con una base de operaciones en la región: Volotea.
Una de las grandes novedades de este informe sobre la emisión de dióxido de carbono de las empresas que están sujetas al mercado europeo de derechos de emisiones es el peso adquirido precisamente por las compañías aéreas. En el ránking de los 10 primeros, entre centrales térmicas alemanas y polacas, se ha colocado Ryanair. Si la térmica polaca de Belchatow liberó 38,3 millones de toneladas, los aviones de la aerolínea irlandesa de bajo coste dejaron sobre el continente un rastro de 9,9 millones.
El listado contienen casi 1.200 empresas españolas sujetas al régimen de comercio de derechos de emisión, que se conoce por las siglas RCDE en español y ETS en inglés. En total, son más de 14.000. Las tres más contaminantes de España son centrales térmicas. Lidera el ránkings la de de As Pontes (Endesa), en A Coruña, con 7,9 millones de toneladas de emisiones. Le siguen la asturiana de Aboño con 7,1 millones de toneladas y Litoral, en Almeria, también propiedad de Endesa. Las tres se encuentran entre las 30 con más emisiones del continente.
En el caso de Aboño, sus responsables alegan que «es un excelente ejemplo de economía circular, pues además de carbón, utiliza gases siderúrgicos de Arcelor». Detalla que para para producir energía eléctrica «utiliza carbón y gases siderúrgicos, procedentes de la factoría de Arcelor Mittal en Veriña. Esta característica hace única a la central térmica y revaloriza los gases siderúrgicos para producir electricidad». Matiza que, de esta manera, «más de 2,5 millones de toneladas de CO2 no se emiten directamente a la atmósfera por la factoría siderúrgica, sino que son utilizadas en la generación de electricidad en Aboño». Considera que se trata de «un avance ambiental pero que puede ocasionar cifras que pueden resultar equívocas y señalar a Aboño como más contaminante que otras cuando, al contrario, se encuentra entre las más eficientes y permite una apreciable reducción de emisiones a la atmósfera».
El listado completo
Si se atiende solo al ránking nacional de emisiones, entonces entre las diez primeras se cuela también Arcelor Mittal, con sus dos fábricas, la de Avilés y la de Gijón. Comparte este dudoso honor con otras centrales térmicas y con refinerías como la de Repsol en Cartagena. Al igual que ha sucedido con Ryanair, en España las aerolíneas también van ganando terreno. En este caso, según este informe preliminar elaborado por la firma especialista en medio ambiente Sandbag, la compañía aérea nacional que más CO2 produce es Vueling, con 2,2 millones de toneladas. Ocuparía la duodécima posición, indica El País.
Por detrás aparecen más empresas asentadas en el Principado. En este trabajo, que ya está disponible en la página de la Comisión Europea, en el apartado destinado al sistema de control de las emisiones, se cita las térmicas de Soto Ribera, también de EDP, la fábrica de Alcoa en Avilés o la térmica del Narcea. También Volotea, que trasladó su sede social de Cataluña al Principado después de la crisis secesionistas de Cataluña, generada por el referendum del 1 de octubre. Volotea está la 651 en el listado continental.
El informe, no obstante, es optimista. Las emisiones relacionadas con el carbón cayeron un 9% en 2018 y casi un 40% desde 2012. Dave Jones, uno de sus analistas, destaca que la mayor parte de los países ya tienen una ruta para abandonar el carbón pero matiza que ahora se necesita un plan para lidiar con el lignitio, que ya provoca más emisiones de CO2 y de contaminación que el propio carbón. Otro motivo de preocupación es el transporte aéreo. Sus emisiones son las únicas que crecen sin control.