La perla de la cultura está en Avilés

Carmen Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

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El Centro Niemeyer, además de ser un imán turístico, es un centro dedicado al arte

29 abr 2019 . Actualizado a las 19:06 h.

En la ciudad de Avilés, tras sus grúas, navíos y fábricas, que conforman su característico paisaje industrial se alza, como si de una ballena blanca saliendo de la ría se tratase, uno de los complejos culturales mayores de España. El Centro Cultural Oscar Niemeyer es, además, una de las joyas arquitectónicas por excelencia. Todas las artes a nivel nacional e internacional se unen bajo su blanco telón, inaugurado en 2011.

Las razones por las que el arquitecto brasileño escogió esta pintoresca ciudad para su construcción, siendo su única obra en España, comenzaron en 1989. Oscar Niemeyer recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, comenzando un idilio con Asturias que le sería difícil olvidar. Por este motivo, y para conmemorar el vigésimo quinto aniversario de su galardón en 2005, donó este gran proyecto que, según sus palabras fue construído como «una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz».  El Centro Niemeyer supone uno de los diseños más importantes del arquitecto en Europa y, por ello, recibió el nombre de su creador. 

Un imán turístico e internacional

Tras su inauguración en 2011, el Centro Niemeyer se convirtió en la institución cultural española con más presencia en medios nacionales e internacionales de aquel año. Figuras como Kevin SpaceyBrad Pitt (gran seguidor de la arquitectura de Oscar Niemeyer) o Woody Allen pasearon por sus instalaciones.  Un imán que también atrae a los turistas, debido a su repercusión mundial. Los datos no mienten: los turistas extranjeros alcanzan el 15,1% de los visitantes a Avilés, con el Niemeyer y el casco histórico como principales atractivos. De hecho, más de la mitad de los turistas eligen la ciudad por el centro cultural internacional y su amplia programación.

Un recorrido por sus formas

La composición de sus elementos arquitectónicos, sus formas sinuosas y su singular belleza también son motivos para descubrirlo. Todos ellos enclavados en una plaza, que tal y como quería su arquitecto es un lugar abierto a público y a las actividades culturales. 

La cúpula fue el primer edificio que se comenzó a construir. Con forma similar a la de un iglú y una extensión de 4.000 metros cuadrados, el edificio hace las veces de museo. 

El edificio polivalente, fue el siguiente en levantarse. La recepción, la sala de cine con capacidad para 100 personas, dos salas para usos múltiples, un gastrobar, un espacio educativo y la tienda ocupan su interior.

El auditorio es el edificio más grande del complejo. Su forma recuerda a la de un huevo cocido dado su color blanco y su centro amarillo, donde reposa en negro el dibujo de una silueta de mujer recostada. Consta de un patio de butacas democrático, sin palcos con una capacidad par 980 butacas. Una de sus principales peculiaridades es su escenario, capaz de abrirse hacia el interior y hacia la plaza, ofreciendo espectáculos para hasta 10.000 personas.

La torre mirador es la construcción más alta, con una altura de 13 metros, desde la que se puede contemplar una vista de 360 grados de ciudad de Avilés y su ría, perfecta para la celebración de cóceteles y comidas en su restaurante gastronómico de autor, y su zona de cocina. El acceso hacia ella se realiza a pie a través de una escalera de caracol que fue escogida por la revista Traveler como una de las más singulares del país. Y es que, en lo que a arquitectura moderna se refiere, no podía faltar esta obra majestuosa que «reafirma la maestría de Niemeyer en el control de las escalas y acentúa su gusto y dominio por las curvas».