La gaita de Llames que toca el mar

Carmen Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

Bufones del Pria
Bufones del Pria

Los bufones de Pría son una de las maravillas de la naturaleza que Asturias ofrece

24 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«En Llames de Pría, en la costa de Llanes, al mar se le oye resoplar, colarse por las grietas de las rocas y caer como orvallo sobre la superficie», así describía la prestigiosa revista National Geographic el fenomeno natural asturiano conocido en el mundo entero: los Bufones de Pría. Esta maravilla ocasionada por la naturaleza, sin que la mano del hombre haya intervenido en su proceso durante los años es uno de los atractivos que Asturias luce orgullosa. La tierra virgen que se une al mar para siempre cuando este embravece, y que con su marejada hace sonar el agua que se cuela por los recovecos de los acantilados como si de una gaita se tratase. 

Los bufones son grietas abiertas en la roca caliza formadas como consecuencia de la erosión del mar en la tierra que se conectan con las simas marinas por las que las olas del mar empujan el agua con gran fuerza. Esta acción provoca que salga a la superficie de los acantilados agua pulverizada que puede alcanzar más de veinte metros de altura y que cae en forma de orbayo y que incluso es audible a más de 20 kilómetros de distancia. 

Situados en la localidad de Llames (a 23 kilómetros al oeste de Llanes y a nueve al este de Ribadesella) es posible acceder al lugar dejando el coche a cierta distancia para continuar una preciosa travesía a pie, que bien merece la pena solo por apreciar las vistas desde los acantilados a la playa de playa de Guadamía. Pero si el visitante quiere disfrutar de estas vistas con el agua salpicando en su máximo esplendor, debe planificarlo con antelación. Se debe tener en cuenta que los bufones estarán «encendidos» única y exclusivamente si hay marejada. Por ello el turista tiene que informarse sobre las mareas y tener en cuenta que la mejor época para visitar este espectáculo es otoño e invierno. Eso sí, el frío merece la pena e incluso se olvida al observar como el Cantábrico entra desafiante entre las rocas para ser expulsado por los agujeros de los acantilados, siempre a una distancia prudencial, pues puede ser peligroso si se observa muy de cerca. El aire y agua escapan al exterior a gran presión con chorros que alcanzan gran altura, arrastrando piedras, madera, algas y otros restos. 

Además, y para suerte de sus visitantes el entorno en el que se sitúan los bufones es realmente privilegiado. Hay una ruta para los amantes de la naturaleza y la montaña con inicio y fin en Llames, de dificultad baja y una duración de unas cuatro horas aproximadamente. Esta amena caminata permite conocer otras maravillas como el Pozo de Les Gralles, una auténtica piscina natural (aunque no apta para el baño) o  los acantilados de Guadamía con el pico Pienzu de la Sierra del Sueve al fondo.