Distribuidores, farmacéuticos, pacientes y la administración explican las razones que explican el desabastecimiento de medicamentos que se ha agudizado en las últimas semanas
16 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Teorías conspirativas proliferan en los mentideros en las últimas semanas. Hay una realidad demostrable. En las farmacias asturianas se ha incrementado el desabastecimiento de medicamentos, sobre todo, de algunos tan comunes como Aspirina, Adiro, Primperan, Terbasmin, Trankimazin o Dalsy. Otra cosa son las razones que explican esta situación. Frente a quienes agitan el Brexit y aseguran que el Gobierno británico está haciendo acopio de fármacos antes de abandonar la Unión Europea y de que los precios se disparen, los agentes implicados en toda la cadena, incluso los pacientes, señalan que se trata causas multifactoriales. En unos casos es un tema coyuntural. En otros, se esconde una mar de fondo de mayor calado. En lo que coincide la inmensa mayoría, es en volver su mirada hacia los laboratorios. Las grandes corporaciones presionan con todas las estrategias a su alcance, desvían productos a los mercados que más les interesan y frenan la producción cuando es necesario. ¿Está entonces la política farmacéutica en manos de las compañías? Carlos Ponte, presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Asturias, lo niega con rotundidad: «Los Gobiernos también tienen sus propios instrumentos. Tienen que quitarles las alfombras rojas y frenar sus burdas especulaciones».
Ponte es el más directo a la hora de calificar el modo de operar de las corporaciones que dejan en un estado de indefensión a los pacientes. Habla de chantaje. Mucho más prudente se muestra la Administración asturiana. La directora general de Política Sanitaria, María Jesús Merayo, alude únicamente a razones propias de la fabricación y el mercado. Juan Roces, secretario del Colegio de Farmacia de Asturias, abre el foco y aportar razones coyunturales como la introducción de cambios legislativos. Este año la escasez se ha multiplicado por tres y la alerta también, así que los pacientes buscan explicaciones para entender qué está sucediendo.
Argumentos
Roces conjuga en sus argumentos todo tipo de perspectivas, desde las presiones a razones mucho más comprensibles del día a día. El primero de todos son las faltas estacionales, las que se repiten en determinados periodos del año, en productos concretos, y por unos días. Es decir, son habituales, conocidas y de muy corto recorrido. A esas, que siguen sucediendo, se une ahora una circunstancia coyuntural. El 9 de febrero entró en vigor el sistema europeo de verificación del medicamento que introduce un nuevo código para garantizar la autenticidad del producto. Las farmacias asturianas se prepararon y adquirieron los visores necesarios pero los laboratorios no fueron tan ágiles. Tenían productos ya envasados con el sistema anterior y lo están comercializando antes de poner a producir el nuevo. Eso, explica el secretario del colegio profesional, ha tenido una influencia importante en la escasez de algunos formatos. «Para las compañías todo esto suponen millones de euros», admite.
María Jesús Merayo también explica que los motivos de la falta de suministro son muy variados pero matiza que, «generalmente, se deben a problemas en la fabricación, a retrasos en la entrega de productos fabricados o a las roturas de stock por incremento no previsto en las ventas». Tanto Roces como Ponte coinciden en que los problemas de producción también influyen pero no creen que sea una explicación en sí misma. Ni siquiera piensan que sea el factor más determinante.
Juan Ramón Palencia, el presidente de la Cooperativa Farmacéutica Asturiana (COFAS), ofrece una amplia explicación. Palencia sí cree que el Brexit está influyendo en la escasez de fármacos que registra el mercado español «pero no es el principal porque esto llevan pasando desde antes de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE)». Considera «lógico que las farmacias inglesas tengan más reservas en su stock ante la salida de la UE por si esta situación les afecta, así que repercute de modo directo en las farmacias españolas y en las de otros países, aunque en otros estados no está afectando tanto como aquí». Palencia también suma el cambio del sistema de verificación que mejora la trazabilidad.
Hasta aquí todos suman posibles causas. No obstante, cada uno de los agentes consultados por La Voz reconocen que la raíz del problema está en otro lado. El corazón del desabastecimiento está en los precios, en que las laboratorios quieren optimizar costes y prefieren vender en los mercados que pagan más. Los países con una renta per capita más alta, donde más caros son los medicamentos tienen flujos más regulares que España. Así de sencillo.
La explicación en término del sector la ofrece Juan Ramón Palencia: «El problema principal viene por la optimización de costes en toda la cadena. Debemos recordar que España tiene los medicamentos más baratos de la Unión Europea, por no decir del mundo. Ante un problema de fabricación es lógico que el laboratorio priorice suministrarlo a los países donde le sea más rentable y, en este caos, España está en el último lugar». Roces lo denomina «la política de precios de los medicamentos». Pone ejemplos concretos de un mismo producto que en españa se paga a 1,97 euros y en Francia a 8 euros. «El reparto se produce como la industria quiere», reconoce el secretario del Colegio de Farmacia.
Carlos Ponte se muestra más contundente. «Es un problema fundamentalmente especulativo, una estrategia más que burda de desabastecimiento para presionar, incluso barriobajeras», argumenta. Los laboratorios reconducen los flujos en función de sus intereses. No obstante, el residente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Asturias, médico de profesión, cree que los Gobiernos tienen en sus manos las riendas para presionar a su vez a las corporaciones. Es decir, Ponte está convencido de que los pacientes no tendrían que estar sometidos a los designios de las corporaciones si los partidos fuesen valientes y se hiciesen valer. Entiende que es lo mismo que sucede con otro tipo de industrias, como Alcoa. La globalización y la deslocalización son amenazas de cualquier sector que hay que tratar de frenar.
Cita ejemplos concretos. En primer lugar, lamenta que el precio acordado por los Gobiernos españoles y las farmacéuticas sea confidencial. De hecho, ese silencio es un arma para las empresas. Por esa razón, el colectivo al que representa ha pedido a través del Portal de Transparencia los precios de algunos medicamentos oncológicos. Quieren saber a qué precio se están comprando. Además, alude al volumen de compras. «Compramos más barato pero consumimos mucho más que otros países, así que la política farmacéutica no es el argumento para explicar la escasez», señala. Dos porcentajes ilustran este agumento. De la factura sanitaria británica, el 13% va a los medicamentos. En España ese porcentaje es del 19%. Lo que Ponte propone es que los partidos sean valientes, retiren la alfombra roja a los laboratorios y que lleven medidas concretas en sus programa. «Los Gobiernos disponen de sus propios instrumentos. Solo tienen que utilizarlos», reclama.