La participación en la consulta sobre la alianza se desplomó respecto a la votación para elegir a la candidata a la Junta General
15 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Izquierda Unida de Asturias ha afrontado en las últimas semanas más decisiones de las que se pueden digerir. Tras un comienzo de año de crisis con la renuncia del portavoz parlamentario, Gaspar Llamazares, en una misma jornada la coalición afrontó el pasado fin de semana varias consultas a la miltancia: la votación para elegir el nombre de su cabeza de lista en las elecciones autonómicas --en la que se impuso Ángela Vallina y que derivó en la dimisión del coordinador Ramón Argüelles-- y también la elección del su candidato para las generales, en una alianza con Podemos, además de la consulta consecutiva sobre si esa alianza debería reeditarse o no. Y aquí empiezan los problemas porque aunque un candidato, Juan Ponte, obtuvo el respaldo mayoritario para ir como número dos en la lista de Unidos Podemos al Congreso, lo cierto es que a la vez la militancia votó de forma mayoritaria que no quería repetir la coalición con los morados. De hecho Asturias destacó, entre el conjunto de todos los territorios del Estado, como la única comunidad en la que se manifestaba de forma tan contundente ese rechazo (en Madrid también ganó el no en voto presencial pero ganó el sí al sumar el telemático). Todas las consecuencias de estas elecciones, desde la dimisión de Argüelles hasta lo que vaya a decidirse en la capital del Estado, tendrán su influencia en lo que vaya a pasar con la confluencia en Asturias en los comicios del 28 de abril.
La renuncia de Ramón Argüelles abre un escenario ya marcado dentro de la organización. La dirección de la coordinadora deberá aprobar ahora la elección de un nombre para que actúe como coordinador interino durante un plazo máximo de un año. No tiene por qué ser un nombre extraído de la dirección sino que puede tratarse de cualquier militante, preferentemente capaz de sumar el mayor consenso posible y, sobre el papel, con los mismos poderes que un coordinador electo aunque acotados en el tiempo. No hay plazos marcado para elegir ese nombre y fuentes del partido señalaron que aunque no quieren precipitarse, sí se trata de una cuestión que debería resolverse cuanto antes ya que la campaña electoral, no una si no dos para las generales y las autonómicas, comenzará en cuestión de semanas.
No hay tampoco nombres sobre la mesa y las distintas familias miden sus fuerzas para buscar la figura que pudiera asumir ese papel interino, Podría tratarse de un nombre joven si lograra sumar un consenso tan amplio como para después tratar de ratificar el puesto ya con unas primarias pero no parece la opción más probable (de hecho se llega de una falta de consenso entre corrientes para pactar la candidatura autonómica) y suena como posibilidad más segura la búsqueda de un «histórico», un un militante de larga trayectoria capaz de no generar rechazos al menos durante ese plazo de un año.
Qué figura salga elegida y también el modo en el que se desarrolle la crisis de la confluencia de Unidos Podemos en distintos territorios (porque además de Asturias han sido otras comunidades en las que ha aumentado el rechazo a la coalición defendida por la dirección federal) determinará qué puede pasar en el Principado. IU Asturias votó de forma contundente acudir en solitario a los comicios autonómicos y también ahora separarse para las generales, pero el acuerdo ya está firmado a nivel federal y lo cierto es que el candidato elegido, Juan Ponte, lo ha sido específicamente para esa alianza. Diversas fuentes han señalado que ocurra lo que ocurra está descartado un escenario de confrontación y que tanto si se mantiene la coalición como si se rechaza se decidirá de mutuo acuerdo con la dirección federal. Se llega además a esta situación después de que el primer acuerdo despertada el malestar en Asturias al haber accedido la federal a que IU quedara relegada al puesto tres de la lista común, sin apenas posibilidades de lograr un escaño, algo que se corrigió renegociando el dos después del escándalo.
En todo caso, los números de la votación del pasado fin de semana hablan de un enorme desapego entre la estrategia de la dirección de Alberto Garzón y lo que pretende Asturias. Basta ver las cifras de participación en cada una de las votaciones a las que acudieron los miltantes. Para elegir a su candidato y lista para la Junta General, los afiliados acudieron con una participación del 62% pero para votar si estaban de acuerdo con mantener la alianza con Podemos se desplomó hasta el 45%. Un sector del partido especialmente descontento con la forma en la que se había desarrollado la negociación de Garzón ya había apuntado su intención de boicotear esa consulta. Pero es que, junto a la caída en participación, de quienes sí introdujeron su papeleta una mayoría contundente (el 65%) votó por el rechazo a Unidos Podemos. La partipación fue menguante en las otras consultas, cayó al 34% en la elección del candidato de las generales y más aún, hasta el 31% en votación que debía respaldar a Alberto Garzón como cabeza de lista en las generales. Es cierto que aunque esto fue votado por menos de un tercio del censo, el apoyo a Garzón de quienes sí votaron fue muy mayoritario (hasta el 75%) aunque no lo es para la elección del cabeza de lista en las generales que será Pablo Iglesias al reeditarse la coalición con Podemos. En estos comicios de abril, Garzón ni siquiera concurrirá por Madrid si no que lo hará por su provincia natal, Málaga.