Cambio climático en Asturias: cuatro grados más en menos de tres generaciones

susana d. machargo

ASTURIAS

Playa de Salinas, en un día soleado
Playa de Salinas, en un día soleado Noelia Rodríguez

Un informe del Observatorio de la Sostenibilidad recoge la huella del calentamiento global en el país. Llama a adoptar políticas urgentes contras las emisiones

12 mar 2019 . Actualizado a las 08:44 h.

En los últimos 48 años, la temperatura media en Asturias ha subido casi dos grados. En los próximos 30 años, se incrementará algo más de dos. Esto supone que en menos de tres generaciones los termómetros sufrirán de una manera más que visible la huella del calentamiento global. Los datos son alarmantes pero están entre los más contenidos de España. Lo que le espera al área central del país es un paso más hacia la desertización. Madrid, Cuenca, Toledo o Avila registrarán aumentos superior a los tres grados antes del 2050 si no se pone freno a las emisiones de CO2. Así aparece reflejado en el último informe sobre la descarbonización publicado por el Observatorio de la Sostenibilidad. Esta investigación recoge lo sucedido desde 1970, tanto el volumen de gases invernadero generados como la evolución de las temperaturas, y realiza una proyección de lo que sucederá si no se invierte la tendencia.

En el Principado, la ciudad que se ha tomado como referente es Avilés. El Observatorio explica que en los últimos 30 años el incremento de la temperatura media ha sido de 0,83 grados. Esa temperatura media, entre 1988 y 1992, fue de 13,50 grados y, entre 2014 y 2018, se elevó a 14,33 grados. Si se remonta un poco más atrás en el tiempo y se toma como referencia el año 1970, la huella es mucho mayor. Entonces, el calentamiento en Avilés, en ese periodo de 48 años ha ascendido a 1,91 grados. 

«La percepción de la población española de que estamos en un entorno cada vez más cálido y afectado por el cambio climático es real» señala el informe. Ese incremento de la temperatura media lo atribuye directamente al cambio climático y a los que denomina isla de calor, que es el fenómeno que se produce en las grandes ciudades y en entornos donde hay materiales absorbente del calor, como el hormigón, en periodos de estabilidad atomosférica. La investigación del Observatorio confirma que ha sido así en las 50 ciudades españolas que ha analizado y que suman el 50% de los habitantes del país. Los datos son oficiales. La fuente de información a la que ha recurrido es la propia Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) 

La subida es palpable en todo el mapa nacional pero en unas zonas más que en otras. En los 30 últimos años, las tres urbes en las que más se notó el cambio climático fueron Barcelona, Ávila y Murcia, las tres con incrementos de la temperatura media entre 1,80 grados y 1,90. En el top ten está formado por una serie de ciudades que salpican el sur y el Levante, hasta Lleida. La franja cantábrica se ha quedado al margen. Donde menos fluctuó el termómetro en esas tres décadas fue en Cáceres, Villanubla (Valladolid), la Virgen del Camino (León), Matacán (Salamanca) y Melilla. Por si todavía quedan excépticos incluye en el informe datos con un recorrido incluso mayor. «Madrid ha subido su temperatura 2,5 grados en 125 años, Málaga, 14 en 75 años; Valencia, 149 grados en 52 años,.. », insiste la investigación.

Hasta aquí lo sucedido. Pero el Observatorio ha realizado una proyección a 30 años vista, toman como baremo las emisiones actuales y sin que las administraciones acometan medidas de mitigación. Si nadie pone remedio, donde más se notará el calentamiento global será en el siguiente listado de ciudades: Toledo, Ávila, Cuenca o Madrid. Comienzan a aparecer ciudades del norte pero no está Avilés. En el caso de la asturiana se intensificará el incremento de las temperaturas. Si en las últimas tres décadas subió la media 1,91 grados en las próximas tres décadas será de 2,10 grados. 

El informe urge a adoptar medidas ya. Aporta los datos de emisiones de CO2, reconoce que en 2018 «bajan fuertemente en 2018» y matiza que es «una rareza desde la salida de la crisis, que solo había sucedido en 2016». No obstante, ofrece una explicación nada halagüeña. «Las principales causas de esta disminución son básicamente meteorológicas, al haber sido la primavera de 2018 excepcionalmente lluviosa, la más lluviosa desde 1965», señala el trabajo, que reclama los primeros pasos hacia la descarbonización. 

Asturias parte con mucha desventaja. Está entre las comunidades con más emisiones y entre las que menos se han descarbonizado en los últimos años. En el mapa de emisiones de gases invernadero de los años 2016 y 2017, el Principado está teñido de un intenso rojo y sale mal parada en todos y cada uno de los apartados, en emisiones fijas y difusas. Sus resultados son los peores del país.