El colectivo exige tanto al Principado como a la Universidad de Oviedo un compromiso firme. Amenazan con iniciar movilizaciones
05 feb 2019 . Actualizado a las 20:38 h.A los jóvenes investigadores asturianos no les salen las cuentas. Los contratos y las becas predoctorales se retrasan o desaparecen. Las ayudas complementarias se abonan con meses y meses de demora. Tienen problemas para completar las horas de docencia que necesitan incluso los despachos o las sillas en los laboratorios son elementos muy cotizados. Con estas condiciones, creen que tanto el Principado como la Universidad de Oviedo está desperdiciando un capital humano bien formado en el que se han gastado miles de euros. Así que lo que reclaman son compromisos expresos y menos excusas. No obstante, los últimos movimientos de las administraciones no les hacen ser demasiado optimistas. Desde 2015 se han amortizado 80 becas Severo Ochoa, denuncian. Al mismo tiempo, el rector, Santiago García Granda, no es capaz de garantizar ni nuevos contratos predoctorales ni los elementos de trabajo básicos.
Lo único que ahora mismo les abre el horizonte es que hay unas elecciones a cuatro meses vista, así que es el mejor momento para presionar a los partidos y para intentar que se comprometan con el futuro de la investigación en Asturias. Sin embargo, no están dispuestos a entrar en guerras partidistas ni a dejarse utilizar como arma arrojadiza. Su única intención es que se le dote de los medios necesarios para seguir investigando, completar su tesis doctoral y hacer carrera universitaria.
Esos son algunos de los principios que han quedado claros en la reunión celebrada por la Asamblea por el Futuro de la Investigación en Asturias (AFIA), en Oviedo. Una de sus portavoces, Elena Albarrán, explica que han trazado las estrategias de trabajo para los próximos meses, porque parece que la presión social es el único camino útil. Resume en una frase el sentimiento de impotencia que les embarga: «El colectivo más precario de la Universidad que tiene que pagar o adelantar dinero de su bolsillo para trabajar».
Las becas Severo Ochoa
Uno de los pilares de sus reivindicación son las becas Severo Ochoa, unas ayudas predoctorales fundamentales. AFIA ha hecho número y ha puesto el recorte sobre la mesa. A día de hoy, febrero de 2019, se han amortizado 80 plazas desde 2015, es decir, se han esfumado. La convocatoria anual base es de 45 plazas. En 2015, no salieron. En 2016 y 2017 se sacaron 55, es decir, se recuperaron 20 plazas de las 45 perdidas en 2016. En 2018, tampoco ha habido convocatoria. De hecho, hace solo dos semanas que firmaron los contratos los becados de 2017, es decir, casi dos años después.
La Dirección General de Universidades remitió una nota de prensa a los medios de comunicación unas horas antes de que tuviera lugar la asamblea de los jóvenes investigadores. En ese comunicado, la directora Cristina Valdés avanza que el Gobierno de Asturias está tramitando la nueva convocatoria del programa Severo Ochoa, que aumentará el número de beneficiarios, al pasar de 45 a 55. Además, precisa que el texto incorpora las mejoras incluidas en la modificación de las bases reguladoras, que se realizó en 2018, y refleja el interés de la Administración por promover una investigación de calidad. Justifica el retraso de la convocatoria de 2017, como consecuencia de la prórroga presupuestaria.
Elena Albarrán transmite la sorpresa de los jóvenes investigadores al enterarse de esta noticia. Niega que se amplíe el número de plazas y recuerda que con 10 plazas más -de 45 a 55- solo consigue recuperar una pequeña plaza de las 80 amortizadas desde 2015. Muestra también su indignación porque se haya lanzado la información solo unas horas antes de su asamblea.
El colectivo cree que lo fundamental es que en Asturias se firme un pacto por la investigación que recoja todas las fases y que tenga especialmente en cuenta a aquellos que están formándose y que van a ser un pilar de importancia del futuro de la ciencia. Albarrán pone ejemplos sangrantes de lo que es su día a día para que la sociedad entienda de la urgencia de ese pacto. Relata cómo tienen que adelantar de su bolsillo los gastos para acudir a congresos, cuando su sueldo no llega, en el mejor de los casos, a 1.000 euros. También señala el caso de compañeros que salvo las horas expresas de docencia trabaja desde casa porque no tiene un hueco libre en la Universidad, aunque son conscientes de que hay despachos asignados a docentes ya jubilados que se pasan la mayor parte del tiempo cerrados.
La parte de la Universidad
La Universidad también tiene mucho que decir. Por eso el pasado 25 de enero, una representación de AFIA se entrevistó con el rector, Santiago García Granda. Ese grupo ha transmitido a la asamblea que no consiguieron arrancarle ningún compromiso expreso, solo la propuesta de empezar a colaborar.
La prioridad para los jóvenes investigadores es que se recuperen las becas propias de la Universidad de Oviedo para los predoctorales, desaparecidas en 2013. Esto daría una oportunidad más a todos los que están investigando. La institución compensó la desaparición de esas becas con una ayuda puente anual de 4.000 euros un año y otro con un contrato de solo 12 meses por 20.000 euros brutos. La cantidad económica no les parece mal, ya que es incluso superior a la beca Severo Ochoa, pero no es renovable y 12 meses no dan la suficiente seguridad para trabajar.
El colectivo también le pidió a Granda que acabe con los retrasos en las ayudas complementarias, como las estancias predoctorales en el extranjero o las ayudas para acudir a congresos. Están adelantando dinero de sus ya mermados bolsillos y aseguran que esto ya supone la puntilla. Como el hecho de que si tienen el contrato predoctoral sin firmar sufren una serie de problemas hasta en los préstamos bibliotecarios.
Algo parecido ocurre con la puntilla. Tienen unas horas de docencia tutelada pero también tienen que impartir horas procedentes de los planes de ordenación docente de cada grado. El problema que denuncian de modo global -no a título individual para no granjearse enemistades- es que muchos docentes no les tutelan en las clases. Pero, además, cuando reclaman las otras horas, las de los planes de ordenación, las facultades no se las dan porque dicen que no tienen horas libres para ellos. AFIA cree que esto es un abuso. Por una parte no les tutelan y por el otro no les dan las clases que necesitan.
Todo esto se lo plantearon a García Granda. Lamentan no haberle arrancando nada concreto, solo buenas palabras. Aún así están dispuestos a dar la batalla y a hacer evaluaciones mensuales que saquen los colores tanto a la Administración asturiana como a la propia Universidad de Oviedo.