
El ya exportavoz asturiano destaca que continuará en política para contribuir a una izquierda «seria, con concepto de Estado basado en la igualdad»
22 ene 2019 . Actualizado a las 13:41 h.Gaspar Llamazares compareció este martes por última vez en la sala de prensa de la Junta General del Principado, lo hizo para explicar sus razones para la renuncia a optar a las primarias para encabezar la candidatura de IU Asturias en las elecciones de mayo y su dimisión como portavoz y diputado, dejando en todo caso las puertas abiertas a continuar en la actividad política, sin ninguna mención explícita a la plataforma Actúa, pero con la declarada intención de contribuir a la «reconstrucción de la izquierda de España», con el objetivo de que «el electorado tenga una referencia seria, con un concepto de Estado basado en la igualdad y de clase». También sin una mala palabra para la organización en Asturias (le acompañaron de hecho en su despedida varios miembros del grupo parlamentario como Ovidio Zapico, María José Miranda, Concha Masa y Marta Pulgar) y resaltando que apoyará, como militante o incluso fuera del partido, al que vaya a ser candidato de IU por Asturias porque «es de los pocos gérmenes que quedan para alumbrar a una izquierda responsable en el Estado».
«No me voy de IU hasta que me echen», explicó el ya exportavoz asturiano quien insistió en todo momento en que, hasta ahora, su única «hoja de ruta» era Asturias y que ahora el horizonte queda abierto con nuevas expectativas. ¿Pero cuáles? «Tomaré mis decisiones en el momento adecuado» explicó Llamazares quien reclamó que «los que han ejercido de inquisidores no me quieran atar las manos». A corto plazo, con la primera cita electoral de mayo en perspectiva, cuando coincidan las elecciones europeas con los comicios locales y autonómicos, el asturiano destacó que, pese a sus encuentros con Varoufakis, «no existen las candidaturas paneuropeas», que él si tratará de «trabajar para a nivel europeo hay un grupo parlamentario de izquierda potente» y con fuertes críticas a la acción de Unidos Podemos en las instituciones comunitarias «que se han cargado a una excelente eurodiputada como Ángela Vallina» y a los que acusó de fomentar la división.

Respecto a su relación con IU de Asturias y con sus dirigentes, con el coordinador Ramón Argüelles a la cabeza, Llamazares indicó que «no tengo ningún reproche, sino todo lo contrario» y resaltó que apoyará al que vaya a ser su candidato en la carrera por el Principado. Señaló también que «podría haber tirado para adelante» con la intención de defender su participación en las primarias pero que llegó a la conclusión de que «el coste era inasumible» para la organización con una amenaza de intervención por parte de la federal, «con el propio partido en contra y trayendo a adversarios a la campaña». Así insistió en que «por encima de eso» y aunque haya podido decepcionar a quienes le manifestaron su apoyo de forma interna, «tengo una responsabilidad para no ser el argumento de la intervención de mi organización».
El apoyo explícito, hasta la emoción, hacia sus compañeros de Asturias contrastó con las durísimas críticas dirigidas hacia la dirección federal que, en su opinión, se ha enrocado en la búsqueda de enemigos internos y una «caza de brujas» para no asumir los malos resultados electorales, el último de ellos en Andalucía donde la alianza con Podemos perdió 300.000 votos, y advirtió que en la izquierda «tras el 15M vvimos una cerrazón y un dogmatismo sin precedentes» en el que «al heterodoxo se le considera un traidor».

Por el contrario, según apuntó, la derecha sí ha sabido leer el nuevo tiempo político de manera que aunque se haya dividido en varias formaciones, es capaz de «arrastrar todo el voto y sumar para conseguir gobiernos». Rechazó que se pudieran establecer paralelismos entre su caso y el de Íñigo Errejón, repudiado por Podemos tras saltar a la candidatura de Manuela Carmena, pero señaló que coinciden en «una misma coyuntura» por «la falta de sensibilidad de la izquierda con lo que está pasando» y su cerrazón a admitir «la pluralidad».
Consideró que en la dirección encabezada por Alberto Garzón «son inasequibles a los datos y a los resultados» y lamentó que «hacía tiempo que no oía una dialéctica que es casi predemocrática, de la que no comparto su lectura de la Transición y en la que la política es la guerra por otros medios». Además consideró injustificadas las reacciones a su participación en Actúa ya que «mi compromiso es conocido» y «no necesitaban a Villarejo (como metáfora de la filtración de sus grabaciones) para saber lo que yo pensaba». A ellos añadió que como contrasta estaba la estrategia constructiva de IU Asturias a la que el tiempo le dio la razón «y los mismos que apoyan el acuerdo de Podemos con el PSOE son los que nos masacraron cuando aquí firmamos el pacto de investidura».
