Los accidentes con víctimas múltiples disparan el número de víctimas hasta 32 en 25 siniestros. La DGT apunta a los fallos humanos y las constructoras y las asociaciones de conductores, al mal estado de las vías
01 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La mortalidad en las carreteras asturianas volvió a crecer levemente en 2016 y 2017 después de un periodo continuado de reducción. Y 2018 no va a corregir ese rumbo. Será el peor año de la década que empezó en 2010. Hasta finales de noviembre, con el mismo número de accidentes registrados que el año pasado, ya se contabilizaban 32 víctimas mortales, siete más. En parte la explicación reside en el regreso de los temibles siniestros con múltiples víctimas. La tragedia del autobús que en septiembre se estrelló contra el pilar de un viaducto a las afueras de Avilés fue la peor, pero de ningún modo la única. El verano fue dramático en el Suroccidente. Tres trabajadores de un taller murieron en junio en San Tirso de Abres al regresar hacia la fábrica después de comer para la jornada de la tarde. En Cangas del Narcea, en vísperas de la Descarga, fallecieron tres jóvenes al volcar su vehículo.
Lo peor es que esas cifras contrastan con la tendencia a la baja de España en su conjunto. La Dirección General de Tráfico (DGT), preocupada por los malos resultados de los ejercicios anteriores, ha decretado una guerra contra los excesos de velocidad, el consumo de alcohol y drogas antes de conducir y el uso del móvil al volante. Ese plan de choque ha dado fruto, pero no en Asturias, penalizada por un verano especialmente trágico en todo tipo de vías. El autobús iba a incorporarse a una autovía, las víctimas de San Tirso iban por una carretera nacional y las de Cangas llegaban a la villa por el corredor del Narcea, la principal arteria del Suroccidente, de titularidad autonómica. Un rasgo común en muchos de los fallecidos en 2018 es la juventud. La chica que al cierre de este anuario había sido la última víctima registrada aún no había cumplido los 18 años y viajaba con amigos de una edad similar en un coche que se salió de la carretera cerca de El Entrego.
La diversidad del tipo de carreteras en la que se producen los accidentes hace que la patronal de los constructores y diversas asociaciones de automovilistas no compartan el enfoque de la DGT. La responsabilidad humana, las imprudencias y la vulneración de las normas de tráfico están detrás de muchos accidentes. A principios de diciembre, la Guardia Civil detuvo a la altura de Cudillero a un camionero que avanzaba dando bandazos con su vehículo pesado, barriendo toda la anchura de la Autovía del Cantábrico y descubrió al practicarle la prueba de la alcoholemia que superaba ocho veces la tasa permitida a los conductores profesionales. Pero lo que las constructoras y los conductores de a pie señalan es que el mantenimiento de las carreteras, relegado en los presupuestos desde el inicio de las crisis económica, está abandonado y crea situaciones de peligro en muchos puntos de Asturias.
El corredor del Narcea, la carretera AS-17 de la nomenclatura oficial, es la única en la que, desde hace un año y medio, la DGT reconoce tres puntos negros. Pero el chequeo anual de las constructoras y de organismos como el RACC y el RACE reparte suspensos y apunta a más tramos conflictivos y al deterioro general del firme, las señales y la pintura como causa de preocupación e inseguridad. Las asociaciones de conductores apuntan a las carreteras nacionales.