Mineros de Santiago y Carrio manifiestan su sentir y la incertidumbre por el cese de la actividad extractiva
31 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En el pozo Carrio estos últimos días de actividad no se ocultaba la tristeza entre los trabajadores pese a ese principio de acuerdo que les mantiene con empleo, y la alegría con la que otros años celebraban el fin de año compartiendo un ágape en las propias instalaciones del pozo, este año ha sido «un poco engañosa», reconocía Juan Carlos Moriyón el pasado viernes, que no pierde la perspectiva de que el trabajo de desmantelamiento en el pozo lavianés durará «de aquí al 2021». Lo dice con una «tristeza» que reconoce y no oculta el «a punto de llorar» que percibe en sus compañeros. Pero el sentimiento de Moriyón no es sólo por la incertidumbre en la que quedan envueltos sus empleos, también por lo que ha supuesto la minería históricamente y por el arraigo al territorio. Así, el mismo afirma con rotundidad que «las cuencas le deben mucho a la minería», que fue el sector «el que más luchó por estas comarcas» y lamenta que no se supiera administrar «tanto dinero como llegó a la región» para crear un tejido alternativo que diera una oportunidad a las zonas mineras ante el anunciado cierre de pozos desde el año 2010.
Precisamente recordaba en estos últimos días de actividad del pozo Carrio el viaje que junto con otros compañeros de CC OO realizó en 2010 a Madrid con intención «de echar abajo» la Decisión 787, un viaje del que le queda una fotografía y recuerdos, algunos de ellos desagradables. «Esa fotografía me trae bastantes recuerdos y dan ganas de llorar, porque alguno nos decía que íbamos a comprar lotería cuando éramos realistas con la situación que se avecinaba», comenta Juan Carlos Moriyón.
El sentimiento de pena no era distinto en los últimos relevos del pozo Santiago, y así lo traslada Fabián Fernández, uno de los cinco mineros de contrata que el viernes 21 de diciembre se encerraba en el pozo allerano. «Es muy triste que te cierren dos pozos sin poder hacer nada», manifiesta el mismo, para quien la incertidumbre se vuelve a posar en finales de 2021. Por ello pide un plan de reactivación «y que se genere industria para recolocar a la gente» y vuelva a dar vida a las comarcas mineras. «Desde mi punto de vista, es muy triste todo, ver como un pozo tan emblemático (en referencia al pozo Santiago), que dio de comer a tantas familias, a tantos negocios, lo dejes morir así como así, sin luchar, aunque hay gente que parece que se alegra», dice con pesar Fabián Fernández.
Así, entre la tristeza y la incertidumbre están los últimos trabajadores de Carrio y Santiago. Una de las trabajadoras de esta última explotación señala que «no tenemos el convenio de Hunosa firmado y estamos todos con una incertidumbre tremenda de que futuro nos espera a nosotros, a las cuencas y a Asturias», señala Zulima Pulgar, que apostilla que «dan ganas de llorar solo de pensarlo».