El comité de empresa reclama al Gobierno central que busque un nuevo comprador o que nacionalice el sector del aluminio
17 oct 2018 . Actualizado a las 14:02 h.El presidente del comité de empresa de Alcoa en Avilés, Daniel Cuartas, se mostró muy crítico con el posicionamiento, o más bien su ausencia, por parte del Gobierno central para con el debate de una estrategia energética que garantice precios de electricidad competitivos a la industria asturiana e, incluso llegó a plantearse, si el anuncio del cierre de la fábrica favorecería los deseos del Gobierno de acelerar la descarbonización y la clausura de las centrales térmicas que la abastecen.
«El gobierno debe buscar un comprador y si no es así debería intentar nacionalizar el sector del aluminio. Aquí en España no hay más fábricas que estas que hay, y que ahora desaparecen así que el sector del aluminio desaparece también», señaló Cuartas quien añadió que «a no ser que lo que tenga el gobierno sea un complot con la multinacional para cerrar estas plantas, no hacer nada, y así la ministra (Teresa Ribera) tenga vía libre para cerrar térmicas».
El 75% de la energía que se produce en Asturias procede de la quema de carbón, y aunque hay porcentaje muy pequeño reservado para el mineral autóctono, la mayor parte procede la importanción. Es de hecho uno de los principales tráficos de graneles del puerto de El Musel. En este sentido, el cierre acelerado de las térmicas afectaría no sólo al suministro de la industria (ya que no se han planteado alternativas de producción energética distintas al carbón) sino también a miles de empleos en varios sectores, entre ellos el transporte. La patronal ha estimado que son alrededor de 300 camiones los que mueven ese carbón desde los muelles a las térmicas en Asturias.
«Las empresas electrontensivas se abastecen de las centrales térmicas y si no hay empresas electrointensivas las centrales cierran», reiteró Cuartas.
Fue Iberdrola la primera compañía en plantear una clausura anticipada de sus plantas en Lada y Velilla. Pero junto a ese anuncio, las declaraciones de la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, en la que ha insistido de forma reiterada en que «el carbón no tiene futuro» y su deseo de adelantar los recortes de emisiones de CO2 antes de los objetivos marcados por la UE han incrementado el temor entre agentes sociales, y también en el Gobierno del Principado, a que las compañías que aún no han anunciado cierres del resto de centrales térmicas en Asturias desistan de hacer las inversiones previstas hasta el año 2020 y aboquen a la región a una «segunda reconversión industrial» en palabras del presidente asturiano Javier Fernández.