Alteraciones de la temperatura y la oxigenación de las aguas y erosión de las laderas revelan el impacto del calentamiento global sobre el lago, según revela un proyecto del IGME que busca sacudir conciencias
27 sep 2018 . Actualizado a las 15:39 h.El cambio climático es un proceso global que se deja sentir, en mayor o menor medida, en cualquier punto del planeta. Incluso los rincones más protegidos de la naturaleza dan testimonio de él. Siempre, claro, que se les sepa y se les quiera escuchar. Enclaves como los Lagos de Covadonga, preservados en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa que este año celebra centenario, también hablan de las irreversibles consecuencias de la acción del hombre sobre el medio natural. Científicos del Instituto Geológico y Minero Español (IGME) trabajan en un proyecto centrado, en concreto, en el lago Enol que ha revelado fenómenos como el aumento de la temperatura de sus aguas, la disminución de la cantidad de oxígeno en sus niveles más profundos o una creciente erosión de sus laderas, con el consiguiente arrastre de sedimentos de origen mineral y orgánico: señales todas ellas que revelan el impacto del calentamiento global en un entorno especialmente sensible. Y que exigen, además, respuesta, en primer lugar entre los habitantes de la zona, tal y como se recoge en el vídeo que acaba de publicar el IGME sobre este trabajo de investigación y concienciación.
Su nombre es Proyecto SCCALE, y se subtitula ‘Actuaciones de Gobernanza mediante implicación social y desarrollo de acciones de mitigación de la influencia del Cambio Climático y del Cambio Global en el Lago Enol, en el Parque Nacional de los Picos de Europa’. En él han trabajado doce investigadores del IGME junto al personal Parque Nacional de Picos de Europa, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica, todo ello como parte de la convocatoria de Ayudas para la Mitigación del Cambio Climático. La columna vertebral de todo el proyecto son las mediciones que desde 2013 se vienen realizando en el lago Enol y su entorno, en busca de cambios en procesos milenarios, bien conocidos por los científicos. Cambios que, sin ningún género de dudas, se han detectado de forma significativa en torno a la presencia de oxígeno en el agua, la temperatura, las dinámicas internas del lago y los procesos erosivos en su cuenca.
Un ciclo estacional cada vez más alterado
En esencia, la principal alteración afecta al ciclo estacional que interrelaciona el calentamiento y la oxigenación de las aguas. A partir de primavera, cuando la superficie del lago se calienta, el oxígeno se concentra y se renueva en las capas superficiales, pero disminuye (la llamada ‘anoxia’) en las aguas profundas, que no se mezclan con las superiores en virtud de sus diferentes temperaturas. A partir de otoño, con el enfriamiento de las aguas de superficie, las temperaturas se igualan, las capas vuelven a mezclarse y el oxígeno vuelve al fondo del lago. Y es justamente esta última parte del ciclo la que está alterándose como consecuencia del cambio climático: las temperaturas medias anuales en superficie son cada vez más altas y, en consecuencia, las aguas tienden a mezclarse menos en otoño e invierno. El fondo pierde así su reoxigenación estacional. A ello se une el desgaste creciente de las laderas y el mayor arrastre de sustancias al Enol como consecuencia de la presencia masiva de turistas en las riberas del lago, las fuertes tormentas fuera de sus temporadas habituales y la alteración de los ciclos de lluvia y nieve hasta ahora habituales. Todo ello influye, a su vez, en lo que sucede en las aguas del Enol.
Pero no se trata solo de datos científicos desnudos o de una constatación de que el calentamiento global existe y opera. El IGME considera estos datos “un potente y convincente instrumento de divulgación y sensibilización”, y el Proyecto SCCALE una operación de transferencia de conocimiento que dispare las respuestas de la población y las administraciones De ahí el documental divulgativo que habla desde las redes de todo este complejo sistema de la vida interior y exterior del Enol; en él, junto a las hermosas imágenes de lago y el entorno lacustre o de los científicos trabajando en ellos, también se recogen opiniones de algunos de sus 'vecinos': como Gonzalo Suero, ganadero y teniente de alcalde de Cangas de Onís, o el guía de montaña Fernando Ruiz ‘Tato’, además de alumnos de institutos y colegios cangueses. Muchos de ellos participaron en las actividades del Proyecto SCCALE. Además de los escolares, sus destinatarios principales han sido el propio personal del Parque Natural, las autoridades locales, los sectores ganaderos y turísticos, asociaciones ciudadanas y la comunidad educativa, a cuya capacidad de reacción en positivo apela todo el trabajo.
Pero, al margen de ese vector dirigido al futuro, el SCCALE ya ha ido dejando sus frutos. Trípticos y materiales divulgativos, jornadas con diversos colectivos, la participación del equipo del IGME en la organización y cofinanciación del Geolodía18 Asturias con la Universidad de Oviedo en el marco del centenario, y el trabajo para la mejora de los dispositivos de monitorización que siguen sondeando lo que sucede en el Enol sus alrededores y la formación específica para el personal del Parque Natural de Picos de Europa. Detrás de todo ese trabajo para remover las aguas fuera del lago y procurar que las de lago apenas se perturben están los cientíticos Juana Vegas Salamanca, M. Pilar Mata Campo, Andrés Díez Herrero, Juan Antonio Rodríguez, Ángel Enrique Salazar Rincón, Ana María Cabrera, Carlos Lorenzo Carnicero, Juan Carlos García Lopez-Davalillo, Mario Hernández, Mónica Meléndez Asensio, Rodrigo Suárez Robledano y Agustín Santori.