Firbia, A Firbia d'Abaxo y La Maiseirúa fueron declaradas Monumento Natural en el año 2001
26 sep 2018 . Actualizado a las 12:20 h.En el concejo de Villayón se esconde uno de los parajes más mágicos de Asturias: las cascadas de Oneta, declaradas Monumento Natural en el año 2001. Tres espectaculares saltos de agua de hasta 15 metros de altura llamados Firbia, A Firbia d'Abaxo y La Maiseirúa, que vierten sus aguas en pozas calizas de paredes cubiertas de musgo.
El entorno que las rodea se caracteriza por una frondosa vegetación que hace del lugar algo único. La primera, Firbia, destaca por su espectacularidad, donde los desprendimientos la han adornado con un peculiar circo de rocas. A la segunda, A Firbia d'Abaxo, se accede tras una fuerte pendiente y la tercera, la más pequeña de las tres, es a día de hoy inaccesible dado que la maleza ha hecho desaparecer la ruta que conduce hasta ella.
Para acceder a las cascadas es necesario atravesar bosques de fresnos, alisos, robles y castaños. Una ruta de un kilómetro y medio desde el pueblo de Oneta guía el recorrido hasta este entorno en el que el verde es, sin duda, el color predominante junto al amarillo de los narcisos primaverales que adornan el paseo
El camino serpentea a través de parajes frondosos en los que se esconden varios antiguos molinos de agua. Tras poco más de un kilómetro disfrutando del tranquilizador sonido de la naturaleza y bajo el cobijo de los árboles se encuentra la primera cascada, Firbia. Es posible acceder a su parte alta y admirar así su cola blanca, que se desliza con fuerza en medio del bosque. Cerca de sus pies, uno de los primeros molinos. Tras recorrer unos escasos metros más nos encontraremos con A Firbia d'Abaxo, escondida entre abundante vegetación pero de igual belleza.
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