«Existen al menos cuatro zonas con grandes concentraciones de plástico en la costa asturiana»

Elena G. Bandera
Elena G. Bandera REDACCIÓN

ASTURIAS

Luis Laria
Luis Laria

«Creíamos que el Cantábrico era un mar fantástico y ahora estamos viendo que no es así; estamos degradándolo constantemente», advierte Luis Laria, de Cepesma. Tiene en marcha una campaña de concienciación sobre la basura marina que tiene un punto crítico en  la vertical de Otur

10 ago 2020 . Actualizado a las 11:26 h.

Dice Luis Laria, presidente y fundador de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas del Principado de Asturias (Cepesma), que, aunque no se aprecien ni los metales pesados ni los compuestos plásticos que han ingerido las especies marinas que acaban servidas como alimento, todos comemos plástico. Todos comemos plástico es precisamente el nombre de una de las actividades de la campaña de concienciación ambiental contra la basura de los plásticos en el mar en la que está inmerso Laria ahora y que se titula La bolsa o la vida. «No lo vemos, pero ingerimos plástico al igual que lo hacemos a través de la sal, que en algunas ocasiones tiene compuestos altamente tóxicos como los microplásticos, que entran en la cadena alimentaria en la que nosotros somos la escala máxima», recuerda Laria, que considera que, a estas alturas, «ya no valen medias tintas con el cambio climático» y que lamenta que aún siga imperando una actitud pasiva ante sus consecuencias actuales y futuras. «Nos estamos dando palos a nosotros mismos con esa mentalidad de que el que venga detrás, que arree. La situación en el mar es dramática y no puede quedar simplemente en una preocupación. Tiene que ser una acción», asegura Laria, que explica en esta entrevista el alcance de una problemática que en Cepesma conocen bien tras 20 años coordinando la red de varamientos en Asturias.

-¿No hay manera de que se reactive la red de varamientos que ponían en marcha en 1997?

-Estamos esperando desde hace tres años por un protocolo serio por parte de la Administración del Principado que no llega y posiblemente, con este gobierno, no llegará. Pero vamos a seguir teniendo paciencia y esperaremos a cuando sea para volver a retomar el trabajo que veníamos haciendo desde hacía 20 años. Era un trabajo arduo y extraordinario. No en vano, desde 1997 hemos hecho el registro absoluto de todos los varamientos de cetáceos, focas y tortugas producidos en Asturias, además de la recuperación de especies, no solo marinas sino también terrestres. Ha sido ingente la cantidad de trabajo que hemos tenido y desarrollado todo este tiempo. Incluso somos la organización que más focas ha recuperado en la península ibérica. Ese trabajo ahora mismo lo tenemos en stand by y, aunque seguimos haciendo control de varamientos, no hacemos necropsias, pero estoy seguro de que en uno, dos o cinco años, los que sean, quienes formamos parte del grupo de trabajo de Cepesma lo retomaremos. 

-Y mientras tanto…

-Ahora estamos abriendo tres vías de trabajo diferentes. Unas son de mentalización, concienciación y divulgación y otras de trabajo de campo, que también confluyen en la ejecución de actuaciones y estar ojo avizor a lo que está ocurriendo desde la pasividad social y administrativa ante los efectos del cambio climático. La campaña del plástico La bolsa o la vida es una de esas actuaciones. Todo ese trabajo extraordinario que realizamos durante 20 años dio resultados como esta campaña, que está supeditada a lo que hemos ido encontrando en todas esas especies cuando hacíamos las necropsias para valorar cómo y por qué se producían sus muertes.

-¿Qué se encontraban?

-En esas dos décadas habremos realizado como mínimo unas 350 necropsias de cetáceos y, de ellos, 14 eran cifios. Pese a que es un cetáceo muy desconocido, tenemos la suerte de que en el cañón de Avilés existe una presencia importante de esta especie, que esta en tránsito por esas costas. De los 14 cifios a los que hemos hecho necropsias, 11 estaban repletos de plástico y nueve murieron directamente por la cantidad de plástico que habían ingerido. Estamos hablando de que, a veces, tenían hasta siete kilos y medio de plástico en el estómago y en el intestino. El mar recibe cada segundo 200 kilos de plástico en todo el planeta. No somos conscientes en absoluto del daño que se está causando en el medio marino. Ni tampoco tenemos consideración.

-Quien más o quien menos ha visto esas impactantes imágenes de grandes concentraciones de plástico en el mar.

-Obviamente, en aquellas zonas en las que no existe equipamiento, medios económicos, no hay depuración ni ningún tipo de reciclaje de los plásticos, como en países de Latinoamérica o Asia, todo va directamente al mar. Y en España, aunque nos consideremos un país más desarrollado y con un crecimiento del 3,5% a nivel económico, hacemos lo mismo. Tenemos una devaluación y una pérdida de valores extraordinaria que está supeditada a que no hay respeto. Y vemos fácilmente que no hay respeto cuando observamos que la inmensa mayoría de una sociedad, cuando se hace un festejo como puede ser la noche de San Juan en la playa de Poniente de Gijón o cualquier otra fiesta al lado del mar o de ríos, deja la zona con hasta 20 o 30 toneladas de basura. Lo curioso es que las personas que asisten a estos eventos tienen cultura, se puede decir incluso que tienen mucha cultura e información, pero lo que no tienen es respeto. Y, sin embargo, sí tienen desidia y desconsideración hacia una problemática medioambiental de tal índole. Es muy triste que, en la segunda década de siglo XXI, esa situación sea generalizada. Tan solo entre un 10% y un 15% de los ciudadanos reciclan en la máxima posibilidad y están intentando evitar todo esto; son muy pocos. A la inmensa mayoría, y sobre todo a quienes están en las franjas de edad que van desde la adolescencia hasta los 35 o 40 años, les pasa completamente desapercibido que estamos abocando al planeta a un stock de contaminantes irreversible. 

-¿A qué achaca esa desidia?

-España hoy tiene mucha cultura, efectivamente, pero es como si nuestro cerebro fuese un disco duro que almacena la información pero después no la sabe aplicar. Y, de fondo, está el problema de que precisamente faltan los valores principales: respeto y educación. Le pongo un ejemplo: un autobús abarrotado, dos chavales de 14 o 15 años sentados, espatarrados, entretenidos con el móvil y, al lado, una señora anciana en muletas que se coge como puede a la barra del bus. Ese es el verdadero ejemplo de la sociedad actual en España, que ha perdido tal cantidad de valores que ni nos imaginamos a dónde estamos llegando. ¿Y dónde está el problema? En la familia. No se está educando en el respeto a los ciudadanos cuando es una convicción que debería ser rigurosa y estrictamente conservada. Estamos perdiendo los valores fundamentales por la dejadez en la familia, en la que ocurre lo mismo que con la política. El político de turno dice «bah, si me meto aquí y empezamos a multar me largan de alcalde, de consejero o de presidente». Y lo mismo ocurre con papá y mamá: «Cómo voy a ponerme yo en contra con mi hijo si los demás hacen lo mismo. Habrá que callar». Y esta es la misma estrategia que desde la familia pasa a distintas escalas a la sociedad en general. El problema más grave que tenemos ahora en España es la falta de respeto y de educación, y ya no solo en lo que se refiere al medio ambiente. No somos conscientes de nuestra degradación como personas. 

-Con la campaña La bolsa o la vida quieren llegar a todos los centros educativos de Asturias pero también concienciar al resto de la sociedad sobre la problemática en torno al plástico. El plástico omnipresente.

-Sabemos que nos va a costar trabajo entrar, pero tarde o temprano la razón está establecida en la propia realidad, en la cruda realidad que vemos. Hace dos años pusimos en marcha la campaña sobre la avispa velutina y estuvimos en muchos municipios, casas de cultura, colegios, institutos y asociaciones. Fueron más de 42 charlas de divulgación. Sabíamos que iba a pasar lo que está pasando y lo interesante es que, a raíz de aquellas charlas, se fueron creando asociaciones contra la avispa velutina. Por nuestra filosofía y razón de ser, las organizaciones conservacionistas tenemos el deber y la obligación de adelantarnos en lo que podamos a las situaciones que puedan ser un riesgo. Si ello es posible, hacemos que la sociedad genere mecanismos ante esas situaciones. Claro que hablar de la avispa velutina es mucho más fácil porque es un problema incipiente y en el que realmente deben aglutinarse los esfuerzos de asociaciones conservacionistas, apicultores y sociedad en general. El problema del plástico no es como el de la avispa velutina que comenzó hace seis o siete años. El problema del plástico comenzó ya en el siglo pasado, lo que pasa es que nunca se dio valor a sus componentes químicos.

-Y precisamente una de las actividades de la campaña se titula El plástico mata.

-La composición química de los plásticos, desde la de la baquelita de los antiguos teléfonos hasta los de hoy en día, tiene en su conjunto más de 135 componentes, muchos de ellos altamente tóxicos. Algunos pueden tener emisiones con una volatilización tremenda al aire y ser causantes de enfermedades oncológicas, pero también tenemos constancia de que esos plásticos derivados también con otras alteraciones pueden llegar a causar problemas muy serios a través de lo que sería una descoordinación del ADN y además en el feto a través de la sangre de la madre. Podemos encontrarnos con alteraciones tan sumamente graves como para tener una bajada de la inmunología, enfermedades respiratorias de distinta índole o enfermedades dermatológicas muy variadas. E incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y muchas otras relacionadas con la pérdida de memoria pueden esta supeditadas, entre otros, a factores derivados de elementos plásticos. Ahora ya se sabe que muchas de las enfermedades autoinmunes están derivadas de los compuestos tóxicos que pudieran tener muchos de esos plásticos. A veces, el ser humano no piensa en lo que es su entorno y estamos creando un ecosistema nada ecológico, un sistema tóxico. Y ello a pesar de que tenemos en nuestro entorno elementos orgánicos que podríamos aprovechar, pero preferimos estos otros porque son mucho más fáciles de crear y además son tecnológicamente competitivos. ¿Para qué vamos a hacer una silla de madera si podemos hacer una de plástico que va a salir mas barata y qué nos importa lo que vaya a ocurrir con ella después? El problema del plástico no está solo en su fabricación, que es una mercadotecnia supeditada a unos intereses económicos de unos grandes holdings, sino en que hacemos un abuso absoluto del uso. Y si es así es porque no sabemos hacer otra cosa que comprar elementos que son de plástico.

-En España el verano comenzaba con la obligatoriedad de cobrar por las bolsas de plástico.

-Al año se fabrican en el mundo un billón de bolsas de plástico y el porcentaje de uso de cada una de ellas es de 12 minutos. Pero esas bolsas de plástico pueden estar 120 años generando problemas medioambientales. Y, en muchas ocasiones, lo que hacemos es meter una bolsa de plástico dentro de otra y así sucesivamente. Cuando vamos al supermercado, nos meten el trozo de queso en una bolsa de plástico, el pescado en otra, el melón en otra, las naranjas en otra más y todo está envuelto en plástico. Y, cuando llegamos a la caja, ya llevamos 15 o 20 bolsas de plástico, y envoltorios de diversa índole, y nos preguntan que si queremos bolsa de plástico. Pagamos 10 céntimos y quedamos tan contentos. Hemos pagado 10 céntimos y creemos que estamos haciendo un servicio al medio ambiente. No. Es mentira. Lo que estamos haciendo es cerrar los ojos. La sociedad política y los propios establecimientos comerciales realmente están creyendo que la sociedad es tonta. Deberían estar taxativamente prohibidas. No deberían de venderse. Cada uno que lleve la bolsa desde su casa. Tenemos que comenzar a exigir que las legislaciones se pongan en marcha de forma inmediata, en primer lugar prohibiendo la venta de bolsas de manera que los supermercados de ninguna manera tuviesen más bolsas de plástico para la venta

-Hay países, mucho menos desarrollados que España, que ya han dado el paso de prohibir las bolsas de plástico.

-Todos, absolutamente todos, debiéramos exigir normativas, que ya existen en muchas ocasiones y que no se acatan. Y lo que tenemos que exigir es políticos con responsabilidad en el ámbito medioambiental. La administración de cualquier índole no actúa tal y como tendría que estar actuando ahora mismo porque obviamente actuar contra el plástico es actuar contra un problema que puede ser importante a nivel de status político. Actuar en una fiesta como puede ser la noche de San Juan en la playa de Poniente puede significar que, si se prohíbe el uso de bolsas de plástico o cualquier tipo de elementos que pasan a formar parte después de esas toneladas de basura, va a chocar con la sociedad y entonces tienen miedo de que eso repercuta en una pérdida de votos. Y el político hoy no actúa en consecuencia porque piensa que, bueno, ya lo haremos. Y el ya lo haremos es la negatividad absoluta porque el problema ya no es de mañana, el problema es de hace ya al menos medio siglo. ¿Por qué en países como Suiza, por tirar una colilla o un plástico al suelo, se pone una multa de 50 euros? Porque la sociedad lo exige. No se permite que un ciudadano menoscabe los intereses de toda una sociedad y precisamente eso es lo que falta en España. Vemos normal que alguien tire un plástico por la calle o lo que sea por la ventanilla del coche. No decimos nada. Es algo parecido a cuando hace diez o quince años veías a alguien borracho que iba a coger el coche y te reías porque no era capaz de abrir la puerta. Como si fuera un jolgorio. Y eso hoy ya no ocurre, porque una gran mayoría de los ciudadanos le quitaría las llaves a esa persona, le diría que cogiera un taxi o le recriminaría que fuera a conducir. Eso ya lo entendemos de forma diferente, pero no lo hemos hecho hasta que no se hizo una legislación por la que conducir con una tasa de alcohol es un delito y se puede imponer una sanción de 2.000 o 3.000 euros, o incluso pena de cárcel. Hubo que ejecutar y poner en marcha una normativa para que la sociedad se diese cuenta del problema tan grave que había con unos 1.100 muertos por alcohol al volante en España al año. Y esa misma situación se está dando ahora mismo en el tema del plástico. La gente ve lo que ocurre y no importa en absoluto, pasamos por encima, tenemos que andar esquivando las bolsas y las botellas rotas, pero además no solo en una calle que podría recogerse con cierta facilidad, sino en un puerto deportivo, en el paseo de la playa, en la propia playa, en un río, en cualquier zona que sea incluso un ambiente natural. Y eso es vergonzoso. Esa idea tiene que cambiar con legislación. Si la legislación local no lo hace lo tendrá que hacer la autonómica y si no la nacional, y si no tendrá que ser Bruselas quien nos tire de las orejas porque nosotros no somos capaces de gobernar nuestra casa.

-Europa ya lo ha hecho con la depuración de las aguas residuales que se vierten al mar, por ejemplo, las de la zona este de Gijón.

-¿Cómo es posible que haya comunidades autónomas que vayan a tener que pagar una sanción extraordinaria en millones de euros porque no depuramos? Y, efectivamente, es Europa quien nos dice, oiga, ustedes son unos guarros y, como son unos guarros, pagarán una sanción hasta que ustedes no se pongan donde se tienen que poner. Y eso es lo que vamos a tener que ver. Que tristemente no somos capaces de quitar la mierda de nuestra casa y alguien nos lo va a decir. Mientras que esto no se coordine, no se ejecute la legislación y no seamos conscientes todos vamos a la deriva absoluta, que ya estamos con las velas totalmente arriadas para ello. No hay otra opción que sentarnos de forma definitiva y decir no a esto. Y lo tiene que hacer la sociedad pero como exigencia. Es tan importante luchar ahora contra los plásticos y los contaminantes como luchar contra el paro.

-Vuelvo a insistir en la idea de que habrá quien haya visto esas concentraciones de plástico en los mares, pero de otros lugares lejanos. ¿Existen esas concentraciones en Asturias?

-Estamos igual que en toda la geografía española o incluso peor. Contaminar en una zona de meseta donde no hay emisiones directas o medios naturales como puede ser un río o el mar, pues siempre se podría minimizar. Lo vamos a recoger mañana. Pero estar en un puerto deportivo o en cualquier zona como un río o una playa, esa contaminación al día siguiente no se recoge toda, va a quedar una inmensa mayoría metida ya en el medio natural y eso es lo que hace que el mar sea ahora mismo una inmensa cloaca. Una absoluta cloaca. Existen cinco vórtices al nivel planetario y algunos de ellos como el del Pacífico Norte, con una extensión idéntica a la península ibérica y Alemania juntos. Islas impresionantes de plástico, pero no nos importa. El plástico que se ve en el mar realmente no es que se vea en todo el conjunto del mar, sino que hay zonas en las que hay unas sinergias de corrientes y puede aparecer más plásticos. Todo lo que acaba en el mar en la costa de Lugo termina apareciendo en la de Asturias, lo de la de Asturias termina en Cantabria o País Vasco. Tenemos unas sinergias de corrientes que están derivando toda esa materia a determinadas zonas y, en Asturias, existen al menos cuatro en las que hay una concentración importante de plásticos y otros elementos. Algunas incluso muy cerca de la costa.

-¿Por ejemplo?

-En la vertical de Otur, en las playas de Sabugo y de Otur, hay una zona que, por sinergias de las corrientes, registra una concentración tremenda de plástico que termina incluso embutido en ciertas cuevas y oquedades que hay en el fondo. Tenemos otros 16 o 17 puntos en los que es fácil que te metas a bucear y veas una cantidad ingente de basura, de plásticos y de otros elementos. Del mar Cantábrico cualquier persona tenía la idea de que era un mar fantástico, con una calidad extraordinaria del agua y ahora estamos viendo que no es así, que estamos degradándolo constantemente.

-También van a poner en marcha otra campaña de forma inmediata sobre especies invasoras y exóticas.

-Especies invasoras como pueden ser la avispa velutina o los mapaches. Hay una gran cantidad de especies que, en muchas ocasiones, son un peligro absoluto para los ecosistemas, que no se tienen en consideración con actuaciones que debían haberse adoptado y ejecutado en su momento y que, después, son imposibles de controlar. En el mar tenemos 27 especies alóctonas, algunas de ellas incluso muy asentadas. A pesar de que haya quien crea que si son nuevas y además están asentadas es algo positivo porque así hay más, no lo es en absoluto para el Cantábrico. No puede ser de ninguna manera bueno que especies de aguas más cálidas, por ejemplo, vengan a residir a nuestras aguas y si eso ocurre es porque muchas de nuestras especies terminan marchando a otras aguas. 

-¿Qué otros problemas está provocando el cambio climático en la costa asturiana, cuyas aguas este año han estado por encima de los 20 grados más de lo habitual?

-Hasta hace muy poco tiempo no se habían tenido en cuenta algunos parámetros para explicar el incremento del nivel del mar y ahora sabemos que no solo está supeditado al deshielo, sino que además hay un aumento significativo aún más importante debido a la dilatación del agua. Al aumentar la temperatura de las aguas oceánicas, ese agua dilata y, al dilatar, aumenta de volumen. Hasta hace muy pocos años esto no se tenía en cuenta y, ahora que ya lo sabemos, nos estamos dando cuenta de que en la costa asturiana incluso ya hay zonas afectadas que, tras los temporales de los últimos años, han hecho desaparecer asentamientos de más de 300 o incluso 400 años. Dunas de más de 300 años han desaparecido, han sido barridas por el mar. El mar está atacando a la costa de forma muy significativa y, aunque construyamos muros o pongamos bloques, nunca se cansa. Está en incremento y está aumentando la capacidad devoradora de la costa. Estamos haciendo un daño terrible a los ecosistemas en todos los niveles: aire, agua y tierra. Y eso se está pagando en un incremento de la aceleración del cambio climático.