El paulatino ascenso de la edad de jubilación para fijarla en 67 años a partir del 2027 eleva la cifra de quienes prolongan su vida laboral. La edad media de jubilación en la comunidad autónoma aún está en 63,4 años
09 jul 2018 . Actualizado a las 18:35 h.La meta está en el 2027, pero el camino hacia la jubilación a los 67 años, que se completará entonces apenas ha comenzado. En el 2018, el nuevo umbral está en los 65 años y medio. Hay que trabajar más tiempo para cumplir con la nueva legislación destinada a reducir el déficit de la Seguridad Social. Es una de las reformas estructurales que, por lo visto hasta ahora, sobrevivirá al cambio de gobierno, puesto que el nuevo gabinete socialista solo ha anunciado que anulará la relación entre revalorización e IPC y el factor de sostenibilidad, que tiene en cuenta el aumento de la esperanza de vida para fijar la cuantía de las pensiones. Ese incremento en la edad para dejar de trabajar tiene que ver con el crecimiento del colectivo de asturianos que siguen activos después de haber cumplido los 65. Son ya casi 4.000, según una estimación del sindicato CCOO basada en los datos oficiales de la Seguridad Social, pero entre ellos hay también muchos que, ya sea voluntariamemte o forzados por la pérdida de ingresos, siguen en el mercado laboral cuando la mayoría ya lo ha abandonado.
Según los datos registrados en la Seguridad Social el último día de mayo, hay en Asturias 3.871 cotizantes mayores de 65 años entre los trabajadores por cuenta ajena y los autónomos. El gabinete técnico de CCOO puntualiza que, para llegar a la cifra verdadera, hay que tener en cuenta la economía sumergida y añadir a esa cifra alrededor de otras 2.000 personas para llegar un total que se sitúa en una horquilla entre las 6.000 y las 6.500. Quedan sin contabilizar los funcionarios que decidieron seguir en su mutua, sin pararse al sistema de la Seguridad Social, cuando tuvieron la oportunidad. Esos datos no están disponibles, aunque en todo caso se trata de un grupo cada vez más escaso.
Vistos desde las estadísticas, los efectos de la reforma sobre la edad de jubilación empiezan a notarse, si bien lo hacen de una manera muy incipiente. «La edad media de la jubilación en Asturias está en 63,4 años. Muchos trabajadores aún pueden cogerla antes de llegar a los 65 años y aprovechan para hacerlo. Pero sí es cierto que se nota una tendencia a crecer en este apartado», interpreta el responsable del área de Política Institucional de CCOO Asturias, Gilberto García Buelga. Según el análisis del sindicato, en el grupo de quienes siguen acudiendo todos los días al trabajo una vez cumplidos los 65 conviven dos tipos de perfiles. Por un lado, profesionales con puestos bien retribuidos y sin exigencias físicas fuertes, como los médicos, los abogados o los profesores universitarios, que, además, probablemente sufran una pérdida de ingresos al jubilarse: aunque perciban la pensión máxima, su importes será inferior al de los salarios a los que están acostumbrados. En el otro extremo se encuentran quienes viven de un salario bajo y tienen que completar más años de cotización antes de poder retirarse con una pensión suficiente.
Relevo generacional
En general, los sindicatos están a favor de no prolongar las vidas laborales para que la retirada de los trabajadores veteranos genere huecos para la entrada de los jóvenes en el mercado laboral. UGT, CCOO y la patronal han firmado recientemente un acuerdo de alcance nacional que permite ordenar la extinción del contrato laboral de un trabajador si su titular ya ha alcanzado la edad ordinaria de jubilación (fijada aún en 65 años) y tiene derecho a percibir la pensión completa. Pero Buelga es comprensivo con quienes no llegan a ese nivel retributivo. «El problema se acumula y se agrava con el tiempo. Si tienes un sueldo pequeño y pocos años de cotización, si no tienes garantizado el 100% de la base de cotización, es normal que te lo pienses y mires si te convienes seguir trabajando», señala. Con quienes disfrutan de mejores condiciones es más severo, aunque reconoce que, con los recortes de los últimos años, la salida de un profesor o de otro funcionario no necesariamente significa su sustitución por un joven. A menudo la plaza se elimina.
Para garantizar esa fluidez entre las generaciones, Buelga es partidario de recuperar el contrato relevo en sus condiciones anteriores, es decir, permitiendo que un mayor de 60 deje progresivamente de trabajar para que su puesto pase a manos de otro empleado joven que se incorpora a la empresa. «Hablamos mucho de las pensiones. No tengo quejas, porque es necesario defenderlas y garantizarlas. Pero ese problema no debería hacernos olvidar la escandalosa cifra de paro juvenil que aún tenemos encima», asegura. El acuerdo para mejorar los salarios hasta un mínimo de 14.000 euros al año le parece un primer paso para que los trabajadores nuevos mejoren sus ingresos actuales y, al mismo tiempo, empiecen a preparar bases de cotización más ventajosas para cuando, dentro de muchos años, se acerquen al final de su trayectoria laboral.