El castro de Chao Samartín conserva con extraordinario cuidado las ruinas de la civilización de la Edad del Bronce
22 jul 2018 . Actualizado a las 13:56 h.Asturias es naturaleza pero también es historia, mucha historia. Alrededor de sus tierras se encuentran retazos de civilizaciones pasadas. Gran ejemplo de ello se conserva en el extremo suorccidental de Asturias, en Grandas de Salime. Catalogado como castro en 1967, Chao Samartín es la expresión de una extraordinaria secuencia estratigráfica que ha facilitado su revisión desde que dieron comienzo las excavaciones del yacimiento en 1990.
Para los que todavía no lo tengan claro, un castro es un poblado celta situado en una cima rocosa, amurallado y con diversas viviendas de planta circular o elíptica. El de Chao Samartín fue reconocido por José Manuel Gonzalez en 1967. Según relató José María Naveiras Escanlas durante aquella época, se pasó del descubrimiento casual de una cabaña al entretenimiento arqueológico de los vecinos. Naveiras, no obstante, se preocupó para que lo que se fuera hallando se conservase con el mimo correspondiente a la historia que perdura. Gracias a ello, pudo ser objeto de estudio de investigadores más adelante.
Las excavaciones oficiales dieron lugar a principios de 1990 y se fueron sucediendo de manera sistemática hasta 2009 como parte del Plan Arqueológico Director de la Cuenca del Navia, bajo la tutela y patrocinio del Principado de Asturias, de la Asociación de Amigos del Parque Histórico del Navia y la colaboración del Ayuntamiento de Grandas de Salime. Hasta 1994 las excavaciones fueron dirigidas por Elías Carrocera Fernández, profesor de la Universidad de Oviedo, y a partir de 1995 por el equipo de técnicos coordinados por Ángel Villa Valdés.
La historia
El origen del asentamiento de este poblado celta se remonta a la Edad del Bronce, en lo que se estima durante los años cercanos al 800 a.C., cuando se construyó sobre su explanada superior un primer recinto fortificado. Fue durante la Edad del Hierro cuando se renovaron las defensas para dotar de mayor protección al poblado. En ese momento aparecen los rasgos más reconocibles del hábitat castreño, como las murallas de módulos o las cabañas de planta. También aparece durante este período la primera sauna y se declara la existencia de talleres relacionados con la transformación de metales como el oro, la plata y el bronce.
La incorporación de estos territorios al Imperio Romano habría de producir modificaciones radicales en las formas de vida de los habitantes de Chao Samartín.
Cuando los romanos llegaron a dominar el territorio, el castro pasó a ser una próspera capital administrativa a merced del ejército imperial hasta que un terremoto acabó con él durante el siglo II d.C. Sobre esas ruinas, ya en tiempos altomedievales, se instaló una necrópolis vigente en tiempos de la monarquía asturiana.
Sus habitantes eran agricultores, cocinaban en elementos de cerámica y fabricaban utensilios de hierro y cobre, como muestran los restos hallados y presentes en el museo. Con la llegada de los romanos sus poblaciones empezaron a desarrollar una gran vida comercial. Tras el terremoto nunca más volvería a ser habitado.
El museo
El museo Castro de Chao Samartín nace con el objetivo de poner en valor y mejorar las labores de investigación en la zona. Así, funciona como un espejo del origen y evolución de los poblados asentados del occidente de Asturias.
La localización cuenta con una exposición permanente que recoge diferentes piezas procedentes tanto del Chao Samartín como de otros yacimientos de la comarca, como son los de Os Castros de Taramundi o Monte Castrelo de Pelou.
Durante el verano su horario de apertura es de martes a sábado de 11:00 a 13:00 horas y de 16:00 a 18:30 horas. Los domingos abre de 11:00 a 13:00 horas. Para acceder con visita guiada, que tiene una duración de una hora, hay que acudir de 13:00 y 18:30 horas. El precio de la entrada individual es de 4 euros, los mayores de 65 y los niños entre 4 y 16 años tienen entrada reducida a 2,5 euros. Para los grupos de más de 20 personas, con cita previa, la entrada es de 1,5 euros. Los martes el acceso es completamente gratuito.
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