Todos han obtenido una nota de 9,95 y sus aspiraciones se mueven por las ramas científico-técnicas. Tres de los cinco mejores expedientes son de la pública
14 jun 2018 . Actualizado a las 17:07 h.En un presente que se mide en base a pruebas de acceso, los jóvenes asturianos no temen a un examen para medir sus capacidades futuras. Los cinco más brillantes de la EBAU de este año han obtenido un 9,95 y tienen muy claro lo que quieren. Por eso ninguno ha dejado para el último momento el grueso de sus estudios, sino que han seguido unas rutinas que, lejos de ser duras, se disgregan de manera ordenada entre los días, con la certeza de que hay que dar con el equilibrio entre la vida personal y la necesidad de estudiar. Tres de los cinco mejores expedientes pertenecen a la escuela pública.
Lucía Álvarez Muñiz
Formada en el Colegio Santa Teresa de Jesús, la ovetense optó por el bachiller biosanitario. Desde el principio tuvo claro que lo importante para obtener buenos resultados es aprovechar el tiempo. «No se trata de estar todo el día en casa sino ponerte cuando toca y dedicar ese tiempo a estudiar», cuenta. Además de las asignaturas troncales, Lucía optó por examinarse también de Biología y Química. Si bien, no fueron estas las pruebas que le parecieron más difíciles. «Creo que el de Matemáticas fue el más complicado porque había un ejercicio muy raro», sostiene. «Cuando te presentas a este examen vas con la confianza de saberlo todo. Después ves ese ejercicio y flipas». Por fortuna para los alumnos, la otra opción era más coherente. Aunque, según explica, también influyó «el ambiente, los nervios, había gente llorando... fue un poco caótico». Quizás eso haya influido en que el porcentaje de aprobados en matemáticas fuera del 56,82%, en contraste con el de biología, que llegó al 85,68% de aptos.
En cuanto al más sencillo, Lucía piensa que fue el de inglés. La ovetense asegura que la prueba la sorprendió gratamente porque «el texto era muy bonito, trataba sobre Asturias». Ahora, con sus buenos resultados espera empezar su carrera médica en la Universidad de Oviedo.
Manuel Iglesias Alonso
Manuel tiene claro que su fuerte siempre ha sido memorizar. Procedente del IES Aramo (Oviedo) y de la rama de ciencias, asegura que nunca le ha gustado demasiado optar por la realización de resúmenes y esquemas. Por ello, en el período de preparación de la prueba quiso ser constante pero de la mano de la variedad. «Cambiaba de asignaturas para no saturarme. Así, me levantaba por la mañana y realizaba el trabajo que tuviera de cada una y, poco a poco, fui avanzando», comenta. Al igual que Lucía también optó por examinarse de alguna asignatura más, que en su caso fue física. Esta, además, fue la prueba que le resultó más fácil ya que es una de sus preferidas. El que consideró más complicado está justo al otro lado de esa rama de conocimiento predilecta. «El de Lengua fue el más difícil porque no mide tanto lo que sepas memorizar sino cómo te desenvuelvas, lo que sepas de análisis sintáctico y morfológico... mira bastantes áreas». Dados sus buenos resultados, ahora se adentrará en el doble grado de Física y Matemáticas en la Universidad de Oviedo confiando en mantener sus buenos resultados en el futuro.
Ginés Martínez Rivera
La conjunción perfecta entre constancia y un último empujón es la que ha llevado a Ginés, del Colegio San Ignacio, a formar parte de los alumnos más brillantes de este año. También de Oviedo, se formó en el bachillerato de ciencias y tecnología, llevando más al día las asignaturas propiamente de letras, y dando un fuerte coletazo final a las de ciencias. Al igual que Manuel, considera que el examen más complicado fue el de Lengua «porque abarca muchos contenidos entre teoría, comentario de texto y los diferentes análisis», mantiene. Volumen que compara con el de historia, cuyo temario fue en exceso inmenso según la opinión general de los alumnos. Si bien, pudo moverse con mayor gracilidad ante el examen de inglés. Ello se debe a que desde pequeño ha reforzado su aprendizaje del idioma en una academia que, unido a las clases del colegio, le han permitido sentirse sobradamente preparado.
Ahora, su futuro se construirá en Madrid, donde estudiará Ingeniería Industrial en la Universidad Pontificia Comillas con vistas a completar su formación con un máster en Administración y Dirección de Empresas.
Sofía Recuero Guerra
Sofía sigue una de las técnicas de estudio más fiables desde que el acto de estudiar existe: atender. Procedente del IES Doctor Fleming (Oviedo), considera que no le gusta nada agobiarse, por lo que opta por prestar mucha atención en cada una de sus clases, «con eso ya tienes mucho ganado», afirma. «Luego, en casa, intentaba mirarlo todo todos los días, especialmente los días previos al examen», cuenta.
La ovetense, formada en el bachiller científico-técnico, también se examinó de las asignaturas de Química y Biología. Al igual que otros compañeros, considera que el examen de historia fue complicado dada la cantidad de temario. Además, como Lucía, piensa que el de Matemáticas «tenía alguna pregunta que había que reflexionar un poco, porque no era nada evidente». Por la contra, la facilidad se posa de nuevo sobre la prueba de inglés, ya que, como Ginés, también estuvo acudiendo a clases particulares, además de viajar al extranjero, lo que le ha permitido conseguir un nivel más que adecuado. Ahora, confía en empezar su formación profesional en la Universidad de Oviedo en el grado de Medicina.
Guillermo Mera Álvarez
El mejor ejemplo de planificación tiene nombre propio. Guillermo, del IES Pando (Oviedo), afirma con seguridad que la base de los buenos resultados es mucho estudio: «Hay que dedicarle mucho tiempo, no distraerse y, sobre todo, planificar muy bien». Más en su caso, ya que además acude a clases de trompeta en el Conservatorio Profesional de Música de Oviedo. Por eso, un mes antes de la EBAU ideó un calendario para que no se le escapase nada y, «aunque no siempre lo seguía, me servía para no perder de vista nada. Además, siempre tengo en mano subrayador, resúmenes y esquemas», comenta.
Una vez más, la dificultad giró en torno al examen de historia. Si bien, Guillermo tuvo la suerte de estar muy preparado: «En el Pando nos formaron muy bien, tengo que dar las gracias a mi profesor de historia. Pero a la hora del examen me pareció que había poco espacio y poco tiempo. Lo pasé un poco mal pero, al final, pude ajustarme bien al formato». La facilidad, de nuevo también, se posa sobre la prueba de inglés. Para Guillermo ello se debe a que no le dedicó tanto tiempo. «Es una asignatura que nunca supe bien cómo preparar», sostiene. Ahora, al igual que Manuel, se formará en la Universidad de Oviedo con el doble grado de Física y Matemáticas.
