El Ministerio de Sanidad detalla por primera vez las administraciones rehusadas explícitamente por padres o tutores de los menores
30 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.La práctica totalidad de los niños asturianos cumplen con el calendario de vacunación, las tasas de cobertura en el Principado son elevadísimas (con porcentajes que no bajan del 94% en la mayoría de vacunas). Sin embargo, hay tres administraciones que cuenta con una tasa de rechazo registrada si no muy elevada sí algo relevante: se trata de las vacunas hexavalente (una combinada para seis tipos de enfermedades) que cuenta con un rechazo explícito del 0,21% de los padres y tutores: la triple vírica (con un 0,25%); y la más destacada, la vacuna contra el virus del papiloma humano con un rechazo de las familias del 2,81%. Teniendo en cuenta que la vacuna del virus del papiloma se recomienda para niñas de 13 años, serían alrededor de 530 niñas asturianas las que desistieron de tomarla por razones distintas a una causa médica en el año 2017.
Así lo revela la estadística ofrecida por la Consejería de Sanidad a una pregunta parlamentaria planteada por el diputado de Ciudadanos Armando Fernández Bartolomé sobre el auge de los movimientos antivacunas. En su respuesta, la consejería detalla en caso las elevadas tasas de cobertura de la la mayoría de las vacunas, sin embargo, se refiere a que por primera vez en 2017 el acuerdo entre las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad incluye los «indicadores de rechazo registrado a determinadas vacunas» en los que se especifica que le rechazo es «por los padres/tutores y no por causa médica». Las tres vacunas señaladas son la triple vírica, la hexavalente (pero ambas casi de forma testimonial) y la de la virus del papiloma humano.
En su circular sobre el programa de vacunaciones de 2017, la Dirección General de Salud Pública de Asturias explica que esta vacuna pasó a formar parte del calendario del Principado en 2008 para niñas de 13 años y «de manera general, a todas las mujeres nacidas a partir de 1995 y hasta los 25 años de edad». La vacuna también está recomendada para profesionales sexuales y hombres que tiene relaciones con hombres.
En un lugar como Asturias la cuestión de las vacunas apenas despierta controversia, y sin embargo la del papiloma humano sí ha provocado más de una polémica siendo cuestionada además en varias ocasiones por el portavoz de IU en la Junta General, Gaspar Llamazares. Aún el año pasado, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) condenó a la administración asturiana al pago de una indemnización a la familia de niña de 13 años, vecina de Gijón, que falleció en 2012 después de recibir la vacuna. La sentencia señaló que había habido un error de diagnóstico en el hospital que no tuvo en cuenta que la menor padecía asma y estaba recibiendo un tratamiento con la hormona del crecimiento, la niña recibió una segunda administración después de una crisis asmática que le había provocado una parada cardiorrespiratoria.
No obligatorias
El movimiento antivacunas se apoya en la mayoría de las ocasiones en afirmaciones falsas y descartadas por la comunidad científica como que existe una relación entre las vacunas y el autismo. La cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ponen de manifiesto que la eficacia de las vacunas es abrumadora. Enfermedades como la tosferina, tétanos, difteria, poliomielitis, sarampión, rubeola o parotiditis provocaban en España alrededor de 900 muertes anuales antes de que sus vacunas se implnataran (la mayoría entre los años 60 y 70). Tras esas fechas se contaron apenas una decena.
La pregunta de Ciudadanos cuestiona si la Consejería tiene constancia de denuncias contra padres por haber rechazado la administración de alguna vacuna. Sanidad señala que la legislación española «indica que no hay ninguna vacuna obligatoria y que las vacunas incluidas en los calendarios de vacunación infantil son únicamente recomendadas de manera oficial por las autoridades sanitarias. Por tanto no ha lugar a la 'denuncia' por la no vacunación de un menor».
La consejería asegura además que «el principal factor» que permite garantizar que la correcta vacunación de los menores es «la recomendación directa del personal sanitario que atiende al niño» y que además se facilita si hay recordatorios sobre las fechas en las que corresponde recibir las vacunas.