La Cueva de La Peña, en San Román, supone la cavidad con arte paleolítico más occidental del continente europeo
02 jun 2018 . Actualizado a las 19:06 h.En la segunda mitad del siglo XIX, un paisano apodado como Cristo descubría en San Román, Candamo, una cueva plagada de pinturas rupestres. Pero no sería has el año 1914 cuando se produciría su descubrimiento científico de manos del Catedrático de Geología de la Universidad Complutense Eduardo Hernández Pacheco, al identificar la existencia de pinturas y grabados. Seguidamente, el prehistoriador asturiano Conde de La Vega del Sella reconoce la cavidad identificando su arte. Así comienza la historia contemporánea de la cueva de La Peña, declararada Monumento Nacional en 1942 y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008. La cueva se localiza concretamente en el curso bajo del río Nalón, muy cerca de su desembocadura, y constituye la cavidad con arte paleolítico más occidental del continente europeo.
Tras varios estudios la cueva fue datada en 18.000 años, en el llamado periodo solutrense, aunque se discute si algunos de los grabados pertenecen a momentos anteriores o posteriores. Diversas interpretaciones del arte de esta cueva aseguran que sus pinturas tuvieron un sentido mágico-ritual para los hombres paleolíticos que las plasmaron. Esta hipótesis se ve reforzada por investigaciones arqueológicas en las que no se encontraron apenas restos ni utensilios propios de haber hecho vida dentro de la cueva. Esto ratifica que las entradas que realizaron fueron limitadas y en momentos muy concretos.
La cueva se abre en la base de un cerro calizo, conocido como La Peña, y presenta una planta de unos 70 metros de longitud. El acceso se realiza a través de una pequeña sala agrandada artificialmente para la recepción de los visitantes que comunica con una galería. A partir de aquí, la cueva se divide principalmente en varias zonas entre las que destacan las siguientes:
Sala de los signos rojos
Situada a la derecha de la entrada, en esta sala se ven representados una serie de puntos y líneas rojas. Aparece también otros signos, entre los que se encuentra lo que parece ser un triángulo. Según algunas interpretaciones podría tratarse de una agrupación de signos femeninos y masculinos.
Salón de grabados
En ella se encuentra el Muro de los Grabados, la pieza más importante de esta cueva. Con una dimensión de seis metros de largo por ocho de alto, se trata de una compleja composición de figuras que está formada por tres grandes agrupaciones y superposiciones de pinturas y grabados, aparentemente unidas por algunas de las figuras aisladas, y sobre un fondo rojizo natural. En ellas se ven representadas distintas figuras de ciervos, bisontes y rebecos. En esta sala también se encuentran el Mogote estalagmítico y Talud estalagmítico, que se encuentran relacionados topográficamente con el Muro. En el primero de ellos encontramos dos cabezas de caballo y la representación de una cierva, junto con signos lineales simples o agupados. En el Talud se encuentra un caballo grabado y pintado de color siena, que está acompañado por dos signos pintados en negro.
El Camarín
Se trata de una hornacina entre dos impresionantes coladas estalagmíticas que se abre en la parte más alta del Salón de los Grabados. En esta representación se pueden observar caballos y la figura de un toro. Destaca de este conjunto la representación de un caballo con gran maestría, emblema de la cueva. La alegría de sus trazos ha creado una figura en auténtico movimiento.
La cueva de La Peña se encuentra abierta al público del 28 de marzo al 5 de abril y del 15 de Junio al 15 de Septiembre de 2018, cerrando los lunes. Se realizan diariamente tres pases, uno a las 11.00, otros a las 12.00 y el tercero a las 13.00 horas. Existe un límite diario de visitas, acotado a 45 personas al día (15 por turno). No se permite la entrada a menores de 7 años. Imprescindible hacer reserva previa.
Centro de Interpretación de la Caverna de Candamo
El Centro de Interpretación y Aula Didáctica de la Caverna de Candamo se sitúa en el restaurado Palacio de Valdés-Bazán, con la intención de ser un complemento de la propia cueva. Una magnífica obra civil del siglo XVII, en donde se muestran reproducciones a escala natural de los tesoros de la caverna, junto con un sistema multimedia que desarrolla el arte parietal de la cornisa cantábrica. Se recomienda visitar este centro una hora antes de entrar en la cueva.
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