La revista Forbes ha escogido a una asturiana entre las 100 mentes más creativas. Se trata de una lista de fenómenos empresariales creativos que han revolucionado nuestra vida cotidiana o que han hecho que veamos el mundo con otros ojos. Entre ellos está la ovetense Patricia Urquiola. Una diseñadora de talla mundial que ocupa un lugar propio en Milan: de hecho ha estado presente en la última edición del Salón del Mueble de Milán. La asturiana ha formado parte del reducido número de diseñadores (ocho) que han reformado las oficinas centrales de Vogue en Milán. Urquiola aparece en la lista junto a nombres de vértigo: Elon Musk, Jay Z, Rihanna, Massimo Botura, Rafael Moneo, Daniel Humm o Stephen Kaufer.
Otro ejemplo de éxito
El Unión Financiera pugna por hacerse un hueco en la ACB. En la fase final, se encuentra cerca de pasar la primera ronda. El equipo es un ejemplo de éxito: pese a las restricciones presupuestarias, el Baloncesto Oviedo aparece cada temporada en lo mejor de la segunda división del basket nacional. Una buena dirección (Fernando Villabella, Héctor Galán) y un buen entrenador (el trabajo de Carles Marco es para encuadrar, año tras año). Pumarín es su fortín, pero es a la vez su talón de Aquiles: un polideportivo reducido, con algo más de 1.000 plazas. Insuficientes en el caso de que el club ascendiese a la ACB. El Ayuntamiento ha barajado la construcción de un equipamiento en La Florida, con capacidad para 6.000 personas, pero es un proyecto a medio plazo. La solución sería la adaptación del Palacio de los Deportes, una solución transitoria. La decisión tendrá que tomarse al final de la presente temporada. Mientras, Oviedo sigue llenando Pumarín.
Trenes rigurosamente retrasados
El Plan de Vías se ha convertido para la ciudadanía de Gijón en algo tan familiar como el horizonte: ese lugar que ves con claridad, que parece al alcance de la mano, hacia el que te puedes dirigir con la mejor voluntad del mundo pero al que nunca jamás llegas. Es difícil calibrar cómo habrán recibido los vecinos y vecinas la alborozada noticia de la firma del nuevo convenio de Gijón al Norte, que fija la llegada de estos trenes rigurosamente retrasados a la ciudad para 2023-2024; es de suponer que con un escepticismo que a base de prolongarse en el tiempo ya es más indiferente que cabreado, como acaba por suceder con los pasajeros sometidos al retraso sistemático de su tren. Este lleva décadas retrasado. Quizá el único síntoma de que algo podría ir en serio es el acto de fe del concejal David Alonso y de Xixón Sí Puede, que parecen ver la cosa tan clara como para estar ya planteando -con una sensatez paradójicamente casi de ciencia-ficción, de puro anticipada- las frecuencias de los metrotrenes para aprovechar mejor la línea. Quizá esa sea la actitud. Ya puestos, también para el AVE, el otro tren que lleva media vida llegando tarde a Asturias.