Aquel escándalo del hijo de Gabino de Lorenzo

Juan M. Arribas

ASTURIAS

Gabino de Lorenzo
Gabino de Lorenzo

27 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En plena resaca del escándalo mastercosmético de Cristina Cifuentes, parece oportuno recordar otro escándalo universitario que quedó reflejado con letras mayúsculas en LA VOZ hace ya 22 años. Recuerden (quien tenga edad): un hijo del por entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, ingresaba en la Escuela de Fisioterapia de la Universidad de Oviedo pese a no contar con la nota necesaria. Juan de Lorenzo se acogía en 1996 al cupo reservado para deportistas de élite, en la modalidad de tiro, pese a que la Universidad no contaba ni siquiera con esa modalidad. Y pese a que su nota de ingreso no alcanzaba el númerus clausus requerido. Si recuerdan, en ese tiempo, el acceso a la Universidad se endureció por la avalancha de estudiantes y los númerus clausus eran traumáticos. El rector, el ya fallecido Julio Rodríguez, justificó el enchufe trifásico de esta manera: «La persecución a Gabino de Lorenzo es espectacular. No se perjudica a nadie». 22 años después, las persecuciones se siguen utilizando como cortinas de humo, como se ve en el caso Cifuentes. En 1996 el rector no dimitió, De Lorenzo se escurrió del marrón y el asunto acabó diluyéndose. ¿Ha mejorado la cultura democrática en estas dos décadas o es solo un dejà vu? Juzguen ustedes. Juan de Lorenzo dirige una clínica de Fisioterapia en el centro de Oviedo.

El fútbol es humano, pese a algunos

Néstor Susaeta dejó huella en Oviedo. En la entrevista publicada en este periódico sorprende su sinceridad para relatar los últimos cuatro años del club azul. El jugador ahora del Albacete habla en varias ocasiones de su vida difícil, de los problemas familiares que le llevaron a abandonar el club. Se refiere indirectamente a los problemas de salud que padeció su hijo Andrea, ingresado durante una larga etapa en la unidad de pediatría del HUCA. En un mundo como el del fútbol, cada vez más deshumanizado, plagado de intermediarios, agentes, oficinas de comunicación, jefes de prensa y similares, las declaraciones de Susaeta son un soplo de frescor que se agradecen, por su honestidad en decir lo que piensa. Una lección para todos aquellos que se empeñan en que los jugadores dejen de ser personas y en censurar encuentros con ciertos medios de comunicación. 

Movida con el movimiento

Entre los militantes más veteranos y curtidos sigue chirriando demasiado que Alberto Garzón haya planteado convertir a Izquierda Unida de partido a movimiento porque se trata de una denominación que no pueden dejar de identificar con el régimen franquista. Dicen que los de movimiento sólo no les puede sonar mal a los que nacieron después de la movida en los 80. O no, a la hora de justificar su propuesta los afines al coordinador general (que ha propuesto disolver las federaciones territoriales que lleven las siglas de IU) han apelado al argumento de autoridad de Gerardo Iglesias, el primer coordinador que en una entrevista realizada en 2016 elogiaba los planes de Alberto para con la confluencia con Podemos y aseguraba que mimbres parecidos eran con los que se había compuesto la IU que nació de las protestas contra la integración en la OTAN para confluir con los movimientos sociales. Y aseguraba Gerardo Iglesias que las mayores resistencias habían partido del PCE para dejar a la coalición como eso, como un partido tradicional y al uso. Pero los críticos con Garzón, que en Asturias son muchos y además crecientes y no menguantes, señalan que precisamente ahora es el PCE el que está detrás del intento de remodelar IU porque «en un maremágnum desorganizado el que esté más organizado tiene ventaja». Dicen también que la sangre no llegará al río en la asamblea federal de este fin de semana y tampoco en vísperas de las elecciones, pero que las responsabilidades, si hay que exigirlas, se demandarán en cuanto termine el recuento.