El Ecomuseo minero del Valle Samuño es una experiencia para descubrir cómo era el trabajo y la vida en las cuencas asturianas
27 mar 2019 . Actualizado a las 21:10 h.Pasar un día en el Ecomuseo minero de Samuño es vivir una experiencia de viaje al pasado. Un ambicioso proyecto le dio vida al valle en 2013, con el objetivo fundamental de la conservación y rehabilitación del legado patrimonial de Asturias, así como la dinamización económica de un territorio especialmente afectado por el cierre de explotaciones mineras. Hoy, el lugar se ha convertido en un recuerdo vivo de lo que fue el motor de la economía de Asturias y para ir y disfrutarlo en su plenitud es necesario tener en cuenta qué es lo que se va a ver, cómo será el recorrido y cuánto tiempo llevará completarlo.
1. El qué
Antes de entrar en materia, unos apuntes. Es esencial realizar una reserva antes de llegar, ya que si no hay suficientes plazas disponibles, el acceso al Ecomuseo puede dilatarse en el tiempo. Los horarios establecidos para la temporada baja son, de jueves y viernes, de 9:30 a 15:30 y sábados y domingos de 10:00 a15:00 y de 16:00 a 20:00 h. Para la temporada alta (24 de junio-10 de septiembre), los horarios serán de 10:30 a 14:30 h. y 16:30 a 20:30. Además, resulta importante estar en la recepción de visitantes al menos 20 minutos antes de la hora de salida del tren, y traer el justificante de reserva impreso o en el móvil.
La aventura empieza con un recorrido en el tren minero, que es posible gracias a la recuperación de la trinchera de ferrocarril que transportaba el carbón desde las minas de montaña del alto Samuño hasta el valle del Nalón. Los visitantes se subirán en la Estación de El Cadavíu y recorrerán el viejo camino del carbón.
El trayecto asciende entre castaños sobre la ribera del río Samuño hasta adentrarse en la oscuridad de las entrañas de la tierra durante más de un kilómetro por el Socavón Emilia, una antigua mina de montaña del siglo XIX, hasta desembarcar a 32 metros de profundidad en la primera planta del Pozo San Luis, donde la jaula sacará a la luz a los intrépidos pasajeros.
En el exterior, el Valle de Samuño, que forma parte del Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras de Asturias, Red Natura 2000, es un maravilloso entorno de valles y montañas donde es posible descubrir las huellas del pasado minero de Asturias y recorrer sus rutas y senderos. Un paisaje industrial en la naturaleza donde perviven las huellas de las labores mineras que durante más de cien años marcaron con esfuerzo y coraje el carácter de las gentes de la comarca del Nalón.
2. El cómo
Para subir al tren hay que acudir a la estación de El Cadavíu, centro de recepción de visitantes y punto de partida y llegada del tren minero. Hasta allí se puede acudir en coche, autobús o autocaravana, ya que las instalaciones disponen de dos aparcamientos con plazas suficientes. Dentro del edificio, que mantiene una estética fiel a la desaparecida estación de Samuño, se puede contemplar una exhibición de herramientas y equipamiento minero, una exposición de fotografías antiguas de minería, un audiovisual y diversos paneles que explican el recorrido.
Una vez en marcha, empieza el viaje a orillas del río Samuño antes de adentrarse en las profundidades de la tierra. Además, para no perderse ningún detalle, una grabación irá explicando todos los elementos que se encuentren durante el camino.
Y llega la parada al Pozo de Samuño, otro de los hitos mineros de este singular valle. Este pozo minero fue profundizado en los años cuarenta y perteneció a la empresa Carbones Asturianos, sociedad que explotó numerosas minas de montaña en este lugar desde su fundación en 1890, integrándose finalmente en HUNOSA. En la plaza del pozo se conserva una bocamina de 1892, la casa de máquinas y diversos edificios de 1947 y la única casa de aseo de planta circular de Asturias, entre otros elementos. Dentro de las instalaciones también se encuentra El Chigre del Ecomuseo, que ofrece sus productos en un entorno que recrea las cantinas mineras.
Adentrarse en la tierra como los antiguos mineros. Bajo tierra el olor, el ambiente... todo será tan real como entonces en el Socavón Emilia, una auténtica mina con más de 120 años de antigüedad. De ahí se subirá al Pozo San Luis, declarado Bien de Interés Cultural por la calidad de sus construcciones, por su historia, antigüedad, peculiaridad y estado de conservación. Aquí el tren se para y un guía explicará todas las instalaciones del más bello de los conjuntos mineros asturianos.
Finalmente, el pueblo La Nueva, construido por las familias mineras que acudieron desde mediados del siglo pasado, a buscar una vida mejor en este valle. Allí se podrán ver distintas tipologías de vivienda obrera, algunas de finales del siglo XIX, que conviven con cuarteles y barrios de distintas épocas entre los que se intercalan construcciones pertenecientes a la empresa minera, como la antigua cuadra de mulas. Y después de tanta aventura, en La Nueva existe la oportunidad de reponer fuerzas en los dos restaurantes del pueblo.
3. El cuánto
Este es el trayecto ferroviario más largo que se puede realizar en España a través de una galería minera real, arrancada a la montaña a pico y pala por personas que allí dejaron su impronta, su sudor y, en ocasiones, su vida.
El recorrido completo suele ocupar buena parte del día, ya que es posible salir a las diez de la mañana y no volver hasta las cuatro, cinco o seis de la tarde, de acuerdo con los horarios establecidos. Asimismo, la actividad se puede alargar más si así lo desea el visitante ya que existe la posibilidad de volver a pie a través de una senda asfaltada de dos kilómetros de recorrido que une el Pozo San Luis con la Estación de El Cadavíu. La ruta no presenta ninguna dificultad, puesto que no tiene ni desvíos ni pendientes, y sigue el trazado de los ferrocarriles que unían las instalaciones de las dos empresas mineras protagonistas en este valle: Carbones de La Nueva y Carbones Asturianos.
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