El investigador asturiano Mario Lebrato, que trabaja en Alemania, se ofrece a examinar de forma gratuita muestras de agua de ríos, minerales en playas y el polvo de origen industrial de las ventanas
12 mar 2018 . Actualizado a las 16:37 h.La ciencia ciudadana, aquella en la que los científicos cuentan con la colaboración de la ciudadanía por ejemplo para recolectar muestras de datos del medio físico, se consolida a pasos agigantados y cada vez son más los proyectos europeos, también en España, que se apoyan en los ciudadanos para combatir la contaminación. El investigador asturiano Mario Lebrato, que en la actualidad trabaja como director de proyectos en Alemania para el Ministerio Federal de Educación e Investigación y la Universidad de Kiel, no es ajeno a este tipo de proyectos de Citizen Science (Ciencia ciudadana en inglés) ni tampoco a las diversas formas de contaminación tantas veces denunciadas en Asturias. Y, por ello, ya tiene abiertas varias líneas de colaboración ciudadana y con diversas entidades para realizar muestreos en Asturias y analizar en su laboratorio de forma gratuita los posibles niveles de contaminación y/o de metales pesados que pudieran existir en el agua de los ríos, en los minerales de las playas, en el polvillo que se queda en las ventanas de Gijón y en los moluscos de la ría de Avilés.
«Ya hemos hecho este tipo de colaboraciones con éxito en otros ámbitos como pueden ser muestras de agua por el mundo, o muestras en sitios remotos donde van turistas y personas que no son científicos o simplemente por ahorrar costes», explica Lebrato, que es doctor en Oceanografía y Geoquímica. Este científico asturiano, que lleva desde 2004 estudiando y trabajando en el extranjero, quiere ahora hacer lo mismo en su tierra. «No buscamos acusar a El Musel, ni al Ayuntamiento de Gijón ni al Principado de Asturias de nada, sino saber los niveles de contaminación y de metales pesados», indica, explicando que su objetivo es informar a la ciudadanía de los resultados que recabe, al igual que a asociaciones y partidos políticos «para que hagan lo que consideren».
Polvo de ventanas, porches y terrazas en Gijón, Carreño y alrededores
Su compromiso es analizar «gratuitamente hasta un límite» lo que se envíe a su laboratorio y deja claro que no quiere «una Asturias y un Gijón donde cada vez hay más cáncer, más enfermedades respiratorias y más problemas por metales pesados». Una de las líneas de colaboración abiertas es precisamente con la Plataforma contra la Contaminación de Xixón, al ofrecerse a analizar el polvo de ventanas, porches y terrazas de Gijón, Carreño y alrededores que no se hayan obtenido directamente de una fábrica o de las pilas de mineral. El polvo puede ser de color negro, gris o rojizo, aconsejando guardarlo en una bolsa o simplemente pasar un algodón y poner el resultado a resguardo también.
De Gijón, a mediados de febrero, publicaba en su perfil de Facebook un gráfico que había elaborado con mapas y datos de 2014 extraídos de un informe realizado por una consultoría ambiental en el que se detallaba la concentración de contaminantes emitidos en la atmósfera por tres industrias ubicadas en el área de Gijón.
«Seguramente alguna vez te has preguntando qué estamos respirando en Gijón, y qué metales van al agua y a la tierra cuando llueve, y también seguramente te pones malo con frecuencia, oyes que mucha gente padece algún tipo de cáncer, no solo en Gijón, en otras zonas industriales también, o sin más ves día tras día cómo la industria de al lado de casa hace lo que le da la gana y nadie en el Principado hace nada», decía entonces, para pasar a resumir los efectos «conocidos y estudiados» en la salud de las personas de los ocho contaminantes que, según ese informe, habían aparecido en Gijón.
Asmas, cánceres, alergias o trastornos neurológicos
Así, recordaba que, por ejemplo, el arsénico provoca, entre otras dolencias, cáncer de piel, de pulmón, de hígado… El cromo, erupciones en la piel, daños en el hígado o cáncer de pulmón. El mercurio, trastornos neurológicos, insomnio, pérdida de memoria, daños en el sistema nervioso o todo tipo de cánceres. El níquel, asmas crónicas, alergias, mareos, embolia pulmonar o también cáncer de pulmón. O que el zinc, úlceras, irritación general o daños en el páncreas. También explicaba que, cuando llueve, todos estos contaminantes bajan a los ríos y a la tierra, acabando en el mar, y que, posiblemente estaría en las mismas condiciones buena parte del aire de la Asturias de entorno industrial.
También en febrero, cuando la parte más occidental de la playa de San Lorenzo de Gijón aparecía completamente negra, Lebrato lanzaba un llamamiento por las redes sociales para que se recogieran muestras del mineral que, desde hace 32 años, se atribuye al Castillo de Salas. También en el arenal de Poniente o en las playas de Luanco y Candás, aconsejando que la muestra se meta en un bote o bolsa pequeña y se guarde en un sitio oscuro y seco.
Además de amigos y familiares, ya están colaborando ciudadanos anónimos que contactan con Lebrato a través de las redes sociales para hacerle llegar las muestras, así como la Asociación Ecologista de Asturias y las asociaciones Mestas del Narcea y Fuentes del Narcea, puesto que también analizará muestras de agua de ríos salmoneros para entender la trazabilidad de metales y la calidad de agua y de aquellos con eventos de vertidos y contaminación manifiesta. Por su parte, Lebrato se ofrece a realizar los análisis de las muestras en los laboratorios en los que trabaja, tanto de la Universidad de Kiel como de la estación marina BCSS que dirige entre Londres y Mozambique.