Sara Combarros, miembro de la Comisión Asturiana del 8M, analiza el día después de la multitudinaria manifestación por la igualdad
09 mar 2018 . Actualizado a las 18:30 h.El 8 de marzo de 2018 pasará a la historia por haber unido a toda una sociedad dispar bajo una misma reivindicación: la lucha por la igualdad. Es difícil cuantificar el número de personas que asistieron tanto a las concentraciones de la mañana frente a los ayuntamientos de las ciudades como a la gran manifestación que tuvo lugar por la tarde en Gijón, pero lo que ha quedado claro es que la conciencia feminista está calando en la sociedad sin hacer distinciones de edad ni género. Sara Combarros, miembro de la Comisión Asturiana del 8M, analiza cómo se vive el día después y hacia dónde han de ir sus objetivos para que esas reivindicaciones que se gritaban ayer en la Plaza del Marqués de Gijón se materialicen en un cambio real «para que dé comienzo la absolutamente necesaria transformación feminista».
-El 8 de marzo de 2018 pasará a la historia. ¿Esperaban tanta implicación por parte de la ciudadanía asturiana?
-Una vez más se desbordaron nuestras propias expectativas. Sabíamos que iba a ser una gran movilización y llevábamos varios meses preparándola y organizándola, pero la respuesta que hubo ayer, tanto en la manifestación de la tarde en Gijón, como en las concentraciones de la mañana en las ciudades y pueblos de Asturias fue completamente desbordante.
-En la manifestación de Gijón se pudieron ver niños, adultos, jubilados, distintas nacionalidades... mucha fraternidad.
-La característica principal que se pudo ver ayer es que las reivindicaciones de la huelga se asumieron por la gran mayoría de la sociedad y así fue la representación. Había niños, niñas, abuelos, abuelas, pensionistas, padres, madres, jóvenes, estudiantes... Todo el mundo gritaba a una por los derechos de las mujeres.
-Y ahora, ¿qué?
-Ahora tenemos que tener unos días de valoración para encauzar toda la energía y toda la respuesta que se dio por parte de la sociedad. Tenemos que seguir trabajando duro para que las propuestas y todos los planteamientos que ayer gritamos se empiecen a convertir en realidad para que dé comienzo la absolutamente necesaria transformación feminista.
-¿Qué hace falta para que ese cambio se materialice?
-Lo de ayer fue el punto de partida. Desbordó a todos los actores políticos y ahora, con el peso y la fuerza que tenemos, y siguiendo con la organización de todas las mujeres, nos tienen que escuchar, se tiene que empezar a legislar e implementar propuestas, no vacías, sino de verdad, para mejorar las condiciones de las mujeres.
-Comentaba esta mañana Almudena Cueto, directora general del Instituto Asturiano de la Mujer, que esto marca un antes y un después y que el Gobierno del Principado se compromete a seguir trabajando por la igualdad.
-No creo que se tenga que comprometer, tienen que hacer caso. Se desbordó el propio Gobierno de Asturias con la respuesta de la sociedad. No se les va a esperar. Se les va a exigir y se va a conseguir.
-Se plantea un cambio en el plano educativo, laboral y en las actitudes diarias. Después de este 8M, ¿dónde cree que calará con más fuerza la conciencia feminista?
-Teníamos propuestas muy concretas pero también otras que van a ir mucho más allá, que implican un cambio estructural. Es ir poco a poco y con mucho trabajo. Todas estas semanas la sociedad, en las calles, en los medios, se ha trasladado el mensaje feminista. Se estuvo hablando sobre la brecha salarial, sobre el reparto de las tareas... Todo eso implica una transformación en el imaginario colectivo, en la forma de pensar, que va a hacer que la sociedad camine en una sola dirección. El gobierno tiene que estar a la altura y ha de gobernar desde una perspectiva feminista, con leyes concretas en materia de género, con un Pacto de Estado contra las violencias machistas, con una Ley de Dependencia con suficientes recursos para que las mujeres no tengamos que cargar con todo el mundo de los cuidados... Necesitamos unos días de valoración y juntarnos otra vez para valorar conjuntamente cómo vamos a canalizar toda esta energía y ver cómo vamos a conseguir que se empiece a materializar en medidas concretas que representen un cambio en nuestras vidas.
-¿Tenéis fechas para esa valoración?
-Hoy por la tarde ya vamos a vernos pero estamos todavía un poco desbordadas por lo que vimos ayer. Estatalmente ya se está organizando un encuentro de todos los territorios para ver cómo nos coordinamos y organizamos y para tener la visión y el horizonte de qué vamos a hacer ahora y cómo vamos a seguir con esta movilización. La huelga fue parte de ella, no un fin en sí mismo. La sociedad asturiana y de todo el país ha demostrado que es una sociedad feminista. Ahora necesitamos que los gobiernos estén a la altura y que empiecen a construir.
-En redes sociales, además de apoyo, se han podido leer críticas que aludían a la falsedad de muchos de los asistentes a la manifestación ya que, al llegar a casa, seguirían perpetuando conductas machistas.
-Con todo lo que vivimos ayer, que fue tan sumamente positivo (la solidaridad, el compañerismo, la hermandad), no tuvimos tiempo para leer comentarios negativos. Para eso fue lo de ayer, para empezar a cambiar actitudes que todavía vemos en nuestra sociedad, para que haya un cambio de conciencia, para poner sobre la mesa la necesidad de corresponsabilidad; y estoy segura de que, en ese aspecto, va a cambiar.
-También hace unos días se pudo leer una escisión del movimiento feminista por parte de una asociación de mujeres afrodescendientes/negras que no secundaría la huelga por considerar que el discurso feminista occidental se centra en la mujer blanca. ¿Divide y vencerás o la unión hace la fuerza?
-La unión hace la fuerza, evidentemente. El movimiento feminista necesita a todas las mujeres y colectivos. Están, son muchas y fuertes. Ponemos encima de la mesa también sus reivindicaciones y ayer en Asturias se demostró. Estaba el colectivo de Mujeres Inmigrantes y de Mujeres Pachamama. Una de ellas leyó su discurso y creo que fue uno de los momentos más emocionantes del final de la manifestación. La reivindicación de ayer dejó claro que somos muchas, somos diversas, tenemos diferentes posiciones en función de nuestra clase, de nuestro estado migratorio, de nuestra identidad de género..., pero que sabemos juntamos. Juntas se nos quedan pequeñas las avenidas de todas las ciudades y demostramos que ahora mismo somos la fuerza de toda la sociedad.
-Siendo el feminismo una lucha a largo plazo, ¿cómo mantener viva la conciencia para que el 8M no pase a ser flor de un día?
-La sociedad está viviendo un proceso de movilización y está respondiendo. No vamos a esperar. Ayer terminé mi intervención diciendo que «lo queremos todo y lo queremos ya». Para mantener esa respuesta necesitamos organizarnos, seguir trabajando y pensar cual será la mejor forma de hacerlo. Ayer cambió todo y no se va a quedar ahí. Vamos a continuar para conseguirlo.