El sindicato UCA reclama al Principado que levante el veto al sacrificio domiciliario de terneros para consumo propio instaurado en el 2000 para frenar las «vacas locas»
15 feb 2018 . Actualizado a las 08:16 h.¿Si se pueden sacrificar cerdos, por qué no terneros? Esa es el razonamiento de partida de los ganaderos asturianos que pretenden recuperar el sacrificio domiciliario de terneros para consumo propio, una práctica íntimamente ligada a la tradición rural asturiana. La matanza o matar en casa, como se llama de manera coloquial, está prohibido en toda España desde el año 2000. El Gobierno adoptó esta medida para frenar la epidemia de las vacas locas. Todas las comunidades autónomas la mantienen a día de hoy, aunque entra dentro sus competencias levantar el veto. Eso es lo que reclama el sindicato UCA a la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales. Acaba de remitir una propuesta abierta a debate, en la que se puede negociar desde el número máximo de ejemplares que se podrían sacrificar en las explotaciones hasta el método utilizado. Si el Principado autoriza esta reforma, se convertiría en pionero y abriría una puerta por la que podrían entrar, después, otros territorios con características similares, como Galicia o Cantabria.
Argumentos
«Existe todo tipo de argumentos a favor, no solo el económico», explica José Ramón García Alba, secretario general de UCA. El económico es importante. Sacrificar un ternero en un matadero cuesta hasta 400 euros, lo que puede representar un tercio de su valor total. En esos 400 euros se incluye el transporte, la contratación de un profesional para el despiece y los gastos del propio macelo. Ahora que en Asturias muchos han cerrado sus puertas, la distancia al más cercano se ha convertido en un hándicap añadido. Los ganaderos también apelan al bienestar animal. Llevarlo a unas instalaciones pueden suponer más de dos horas de viaje en un camión y habría que añadir la noche que pasa en el recinto a la espera. «Todo eso provoca al animal mucho más estrés que si lo matáramos sin salir de la explotación», explica García Alba. De hecho, el sindicato está dispuesto a negociar con la administración el método de sacrificio que consideren más adecuado. Cuando se prohibió hace 18 años, ya se estaba utilizando la pistola para aturdir.
Además de estos dos factores, también está el aspecto cultural. El día de matanza es una jornada de fiesta para un pueblo o para una familia. Es una tradición muy ligada al norte que se celebra en los meses más fríos del año. «Aquí siempre hemos sido de comer más carne que en otras zonas y eso se nota», explica el secretario general de UCA. Recuerda que en su época como concejal en Tineo había en el municipio unas 600 explotaciones ganaderas con una única vaca. «Todas esas suelen ser para la matanza», reconoce. Mantener la prohibición supondría poner dificultades a todos estos ganaderos que alternan la cuadra con otra profesión principal. Otros muchos son jubilados o prejubilados que lo hacen como entretenimiento. «La mayoría sigue teniendo en casa un sitio adecuado para hacer la matanza», insiste.
Leyes y propuesta
La propuesta ya obra en poder del Principado. Los ganaderos quieren que se haga con todas las garantías, tanto de bienestar animal como de seguridad alimentaria. Señalan que existen varios reglamentos europeos que lo permiten, desde el que establece los requisitos generales de la legislación alimentaria hasta aquel que establece normas específicas de higiene de los alimentos de origen animal o el relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza y el que habla de su transporte. Varios reales decretos de la normativa nacional apuntan en el mismo sentido, como el que marca el plan integral coordinado de vigilancia y control de las enfermedades de los animales.
El documento base elaborado por UCA para iniciar las conversaciones establece que el titular de la explotación de bovino tendría que comunicarlo por adelantado, especificar que es para autoconsumo y determinar un día y una hora. Solo se podría sacrificar teneros menores de 12 meses. Las autoridades competentes en la materia podrían comprobar las condiciones higiénicas y sanitarias del local donde se va a realizar y también del animal, antes de autorizar la matanza. Para evitar cualquier picaresca está dispuesto a fijar un máximo anual por explotación. «En mi caso, por ejemplo, podemos sacrificar dos al año. No hay gente que haga mucho más», señala García Alba.
Otros aspectos que están dispuestos a determinar en una negociación con la Administración asturiana es el método de aturdido. Se comunicaría por adelantado cómo se va a hacer y quién, ya que tendría que ser alguien con un nivel de competencia adecuado para no causar dolor o sufrimiento al ternero. En último lugar, se marcaría un plazo máximo para dar de baja al ejemplar.
«El sacrificio domiciliario de terneros menores de 12 meses para autoconsumo, en la actualidad, se muestra como una nueva posibilidad para la obtención de carne en ámbitos controlados, como son las explotaciones ganaderas», concluye el sindicato UCA.