La esclavitud sexual en Asturias: 15 horas de trabajo, 250 euros al mes, violaciones y palizas
ASTURIAS

Las víctimas del clan Sandulache describen las atrocidades que han sufrido durante años
06 feb 2018 . Actualizado a las 16:57 h.Tan sólo tres de las víctimas del Clan Sandulache citadas este martes como testigos en la segunda sesión del juicio contra seis acusados de pertenecer al conocido grupo organizado ha prestado declaración, el resto de las once mujeres que eran explotadas y estaban llamadas a comparecer no se han presentado. Dos lo han hecho por videoconferencia, las dos que lograron escapar de la red gracias a la ayuda de sendos clientes, y una tercera ha prestado declaración en la sala, protegida por un biombo.
«Nuestro vida era el club y la casa, no podíamos salir, trabajamos en el club de cuatro de la tarde hasta las 7 de la mañana a a veces. No podíamos engañarles ni mentir porque nos pegaban. Teníamos que pedir permiso para todo, yo intenté escaparme a finales de 2010, pero se enteraron y me dieron muchos golpes, los dos hermanos me pegaron mucho, por no hacer dinero, por no contar de las chicas, por sentarme en el club...», ha narrado la testigo que ha comparecido en la sala, que ha insistido en que «todas teníamos mucho miedo por eso ninguna podía fiarse de otra».
Así ha indicado que «ella tuvo el teléfono para controlar a las chicas y cómo trabajaban» porque se iban turnando en esas labores de control. Esta víctima también ha relatado las palizas a las que fue sometida ella y otras de las mujeres y ha llegado a contar como los acusados se colocaron «una especie de bolas o de piercing en el pene para causarles un mayor dolor a las mujeres durante los abusos sexuales a los que les sometían».

Sin teléfono, sin documentación, sin llaves de la casa y teniendo que salir a la calle siempre acompañadas y tras pedir permiso a los hermanos Sandulache. Las mujeres han coincidido en que así era como estaban en Oviedo. Así, una de ellas ha explicado que los cabecillas amenazaban a todas chicas por igual, incluso a las que desempeñaban labores de control al resto.
Sobre las ganancias, las testigos han relatado que lo mínimo que solían ganar en una noche eran unos 300 o 400 euros y podían llegar a 3.000 euros cada una, sin embargo ellas únicamente recibían unos 250 al mes y además les cobraban el alquiler dos veces al mes. Preguntada si todas las mujeres eran maltratadas, la testigo ha asegurado que «ninguna se libraba, todas tenían su paliza», incluso las que se encargaban de controlarlas.
«Quiero que se haga justicia, no quiero que otras familias sufran lo que nosotras sufrimos. No quiero que otras chicas pasen lo que pasamos nosotras. Tenía miedo por mi familia y hoy tengo miedo. Dijeron que iban a ir a quemar mi casa, pegar a mi hermano y matar a mi familia. Me fui de Asturias porque tengo miedo a verlos en la calle», ha relatado la víctima que ha roto a llorar. «Les tenía miedo y les tengo. Después de pedir la orden de alejamiento me encontré con ellos y no se fueron, se rieron y nos escupieron», dijo entre sollozos la víctima que ha asegurado que «hoy su madre y su familia ya sabe lo que pasó».
Las mujeres que han prestado declaración han coincidido en que tras escapar, los acusados las amenazaron de muerte a ellas y a sus familias para presionarlas y hacer que cambiasen de declaración ante el juez. A una de ellas llegaron incluso a ofrecerle 25.000 euros para que retirase la denuncia que había presentado a ellos, pero no lo hizo. También han coincidido en asegurar que las dos mujeres que también están acusadas de pertenecer a la organización, eran dos víctimas más a las que los hermanos obligaban a ejercer unas labores de control.
Dos víctimas más
Ambas han relatado el infierno vivido en Oviedo, ciudad a la que fueron trasladadas por alguno de los hermanos acusados de dirigir el clan, Cristian y Sebastian Sandulache. Lo hacían con la promesa de que iban a trabajar en España, pero la realidad una vez aquí fue otra.
Así, las testigos han corroborado las palizas, amenazas, golpes y castigos a los que eran sometidas de manera constante las mujeres que eran trasladadas en furgoneta a diario a clubs de Oviedo como el Model's y el Delphos. Una de ellas ha asegurado que muchas chicas fueron obligadas a abortar, entre ellas las dos víctimas que también se sientan en el banquillo de los acusados, a las que también violaban los dos hermanos acusados, unos abortos que se tenían que pagar con su dinero. «A ellas -las acusadas-- los hermanos las obligaban a vigilarnos, pero ellas eran como nosotras, eran también amenazadas», ha declarado una testigo sobre las acusadas. «Todas tenían su paliza», ha dicho.
Minutos después otra testigo relató como ella misma «fue obligada a realizar dos abortos en una clínica». «A mí los Sandulache no me violaron, pero hubo compañeras a las que la drogaron y violaron durante días. Una noche una de las chicas ella estaba muy mal, muy drogada, y yo vi como C. Sandulache, que estaba desnudo intentaba despertarla para que reaccionase».
Todas ellas han hecho mención a las hermanas de los Sandulache, que curiosamente no están imputadas-- pero a ellas les atribuyen labores de acompañamiento al hospital o de vigilancia y también fueron las que les incitaron a prestar declaración a favor de los acusados. También rezan envíos de dinero a estas hermanas y otros miembros a nombre de las chicas, pero estas han asegurado que no tenían ni DNI ni documentación alguna, así que eran los acusados los que los utilizaban para enviar dinero.
Se han leído las declaraciones de otras testigos protegidas, una de ellas una víctima que huyó de España a la que Cristian S. llegó a cortar la mano con una catana y a obligarle a tragar dinero, entre otros testigos. En su declaración la mujer describió también la situación a la que fue sometida, con agresiones, y destacaba como Cristian Alin Sandulache era quien tenía el mando de la organización. También reconoce como dos hermanas de los Sandulaches eran conocedoras de lo que ocurría
También ha declarado otra testigo, la actual pareja y madre del hijo del acusado, Cristian Sandulache, que ha asegurado que ella «no es víctima de nada». «Yo vine aqui porque dicen que soy víctima pero yo no soy víctima de nadie», ha dicho la testigo, que ha sido apercibida por la Magistrada que le ha indicado que no estaba obligada a declarar.
También ha prestado declaración el conductor de la furgoneta que normalmente trasladaba a las mujeres y ha destacado que las mujeres siempre hablaban en rumano así que no les entendía. Además ha indicado que siempre hacía el mismo traslado, que era del piso en la calle Rabanal al club Model's.