Conservacionistas temen que no se pueda liberar al osezno de Liébana

N.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

Un oso pardo
Un oso pardo

La Fundación Oso Pardo cree que la tardanza en su captura puede dificultar su reintroducción en el hábitat

26 ene 2018 . Actualizado a las 14:26 h.

Tras la captura del osezno herido que vagaba por el Liébana desde el pasado mes de noviembre con dificultades para alimentarse solo por la ausencia de su madre, las asociaciones conservacionistas temen que no sea posible reintroducirle en el medio natural. Desde la Fundación Oso Pardo (FOP) celebran que finalmente se hayan podido encargar del osezno con rapidez y limpieza mediante la colocación de una trampa «de lazo» colocada en una zona donde el animal tenía cierta querencia.  La operación fue llevada a cabo por la Dirección General de Medio Natural del Gobierno de Cantabria con la colaboración del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente, se haya desarrollado con rapidez y limpieza.

No obstante, este éxito demuestra que se podía haber actuado de la misma manera ya en el mes de noviembre, cuando estuvo operativo el primer dispositivo de captura, aunque solo por unos días. Una acción decidida en aquel momento habría evitado un posible proceso de habituación del animal y la alarma social generada en el pueblo de Cambarco; alarma que fue en aumento a lo largo de los casi cuarenta días en que se mantuvo suspendido el operativo de captura a pesar de la petición insistente por actuar que se hacía desde distintos sectores a la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación del Gobierno de Cantabria. Dicha alarma se vio aumentada por las visitas frecuentes en ese mismo periodo de un segundo oso subadulto (de dos a tres años de edad) por las calles de la misma localidad. 

Durante todo ese tiempo se ha permitido que el osezno, con sus capacidades físicas mermadas, haya seguido alimentándose en entornos humanos, exponiéndose a accidentes o a ocasionar él mismo algún incidente con personas o animales domésticos.

Ahora, la prioridad es intentar devolver al osezno al medio natural, siempre y cuando los veterinarios consigan curar la herida de su pata y aconsejen su retorno a la libertad. En el caso de que sea posible, deberá estar en un radio marcado para seguir sus movimientos, ya que hay un alto riesgo de que vuelva a acercarse a los pueblos. Si finalmente no fuera posible que el osezno fuera recuperado en su medio, las condiciones de cautividad tendrían que cumplir las mejores garantías de bienestar animal.

La FOP ha solicitado a la Fiscalía de medio Ambiente que investigue las circunstancias en que el osezno resultó herido por si pudieran derivarse consecuencias legales.