Una investigación desmiente la tesis de que la especie fue introducida en el norte de la península por los romanos. Señala su buena adaptación al calentamiento climático
26 ene 2018 . Actualizado a las 14:25 h.Una investigación liderada por la Universidad de Oviedo confirma el carácter autóctono del castaño de Asturias. Se trata de una conclusión nada obvia, que podría tener importantes implicaciones en la planificación y gestión forestal. Durante décadas, este ha sido un tema muy discutido tanto en el Principado como en toda la península Ibérica en general. Dicho carácter autóctono ya lo sugerían los análisis del polen y genéticos publicados en los últimos años, si bien el trabajo desarrollado por la Universidad de Oviedo a raíz de una estancia de José Valentín Roces Díaz en la Universidad Masaryk de la República Checa, lo ha confirmado por medio de modelos matemáticos. El estudio apunta a que el área cantábrica, y en particular Asturias, fue uno de los principales refugios climáticos del castaño hace más de 20.000 años. Se descarta, por tanto, la creencia tradicional de que el castaño fue introducido en la región Atlántica por los romanos.
Los datos
El último máximo glacial (hace aproximadamente 21.000 años) condicionó a muchos de los árboles que ahora son dominantes en los bosques templados europeos, obligándolos a migrar o buscar las denominadas zonas de refugio en el sur de Europa. En el artículo firmado por los científicos de la Universidad de Oviedo, publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, se desarrollaron una serie de modelos espaciales para predecir la distribución del castaño en Europa, en base a las condiciones climáticas actuales, para luego extrapolarlos a las condiciones climáticas del último máximo glacial y del periodo especialmente cálido del holoceno medio, que fue hace unos 6.000 años.
El investigador Pedro Álvarez-Álvarez, director del Grupo de Investigación de Sistemas Forestales Atlánticos (GIS-Forest), ubicado en el Campus de Mieres, señala que los resultados de estos modelos «muestran que el castaño encontró zonas de refugio durante la última glaciación en las costas cantábrica y atlántica de la península, así como en Italia y Turquía». Para Álvarez-Álvrez, un «resultado sorprendente» ha sido verificar la elevada idoneidad climática de gran parte del área cantábrica en el Holoceno medio, «confirmando que los pobladores de aquella época disponían de los frutos de esta especie para su alimentación, varios milenios antes de la llegada de los romanos”.
Por su parte, el investigador Borja Jiménez-Alfaro explica que hasta ahora el modelo matemático se ha proyectado solo hacia el pasado pero que tiene otros utilidades útiles de cara al futuro. «Es fácil predecir que si el clima continúa calentándose, como en el Holoceno medio, hace 6.000 años, que era más cálido que ahora, al castaño le irá bien (si hay suficiente humedad), a diferencia de lo que les ocurrirá a otras especies», comenta. Es decir, que podrá adaptarse con relativa facilidad.
Política de repoblaciones
En la planificación de reforestaciones y repoblaciones, el criterio principal es que la recuperación natural se lleve a cabo solamente con bosque autóctono, aunque en ciertas zonas se permitan plantaciones alóctonas para la producción de madera. Hasta la fecha, el castaño figura en los catálogos de especies alóctonas de Asturias, por lo que el hallazgo que acaba de publicarse puede cambiar el diseño de las actividades de reforestación.
El castaño es una especie muy extendida en la península Ibérica y especialmente en Asturias, donde sus aprovechamientos de madera y leña tienen gran relevancia, y donde las masas arboladas acumulan grandes cantidades de carbono. Además, desde hace siglos ha tenido gran importancia en el esquema tradicional agroganadero del noroeste peninsular, tanto por el aprovechamiento de sus frutos como de su madera para la construcción de hórreos y viviendas rurales.