Cuenta atrás de 7 días para un acuerdo presupuestario

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

La consejera de Hacienda y Sector Público del Principado de Asturias, Dolores Carcedo (2i), y diputados de Podemos tras finalizar la tercera jornada del debate de orientación política general que se celebró en la Junta General del Principado.
La consejera de Hacienda y Sector Público del Principado de Asturias, Dolores Carcedo (2i), y diputados de Podemos tras finalizar la tercera jornada del debate de orientación política general que se celebró en la Junta General del Principado. J.L.Cereijido

Podemos, PSOE e IU afrontan un diálogo «atípico» sobre las cuentas asturianas de 2018 con la expectativa de cerrar el primer pacto progresista de la legislatura

21 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La negociación sobre los presupuestos asturianos de 2018 entra en la semana decisiva, una cuenta atrás de siete días, con las expectativas muy abiertas sobre la posibilidad de que haya acuerdo a la hora de presentar el proyecto en sede parlamentaria. Las fechas sí se han concretado y con pacto o sin él, el presupuesto se conocerá el próximo martes cuando media hora después del medio día la consejera de Hacienda lleve el documento ante la mesa de la Junta General para ser admitido. Así lo recoge el cronograma que fue aceptado por los grupos en la Junta de Portavoces celebrada este lunes: Hacienda presentará el proyecto a la mesa el 28 de noviembre, se abrirá un plazo de dos días para proponer comparecencias que se admitirán o no el 1 de diciembre; todas se ellas se celebrarán en dos sesiones (de mañana y tarde) entre el 4 y el 12 de diciembre. Después se abrirá el plazo para la presentación de enmiendas, parciales o de totalidad, hasta el 20 de diciembre y el debate tendrá lugar dos días después. De lo que ocurra en esos días dependerá que se aprueben o no en el filo del año nuevo, el 29 de diciembre. Pero la semana «crucial», según fuentes de la negociación, será la que transcurra entre este martes y el siguiente. 

Junto a «crucial» el otro adjetivo que acompaña a las sensaciones sobre el diálogo en este tercer año de legislatura es «atípico». Descartada la posibilidad que el Ejecutivo socialista llegue a un acuerdo con el PP (que se había ofrecido a cambio de rebajas fiscales) las únicas opciones que quedan son una prórroga de las cuentas anteriores o que cristalice el pacto entre PSOE, Podemos e IU que, además, y esto es lo que ha provocado tantos calificativos de «inédito», no es sólo que podría llegar a concretar por primera vez un consenso amplio en el espectro progresista de la cámara sino que no gira tanto en torno a cifras o impuestos sino a «políticas muy específicas» a las que el Gobierno quiere dar encaje.

Las demandas de Podemos se han repetido a lo largo de las últimas semanas. Una salida para la integración del ciclo de 0 a 3 años en la enseñanza reglada que los morados quieren que se plena en el sistema público como una «conquista social», en palabras de su portavoz Emilio León. Sin embargo, los socialistas rechazaron la propuesta de resolución de los morados en este sentido en el debate sobre el estado de la región de la semana pasada. Lo hicieron porque, según señalaron, quieren encontrar una fórmula que garantice unos horarios que permitan la conciliación familiar a los padres de los alumnos. Además, según destacó este lunes el portavoz socialista en la cámara, Marcelino Marcos, «debe de ser un modelo para quedarse, que no esté sometido a los avatares políticos; queremos un modelo público y no nos negamos a nada siempre que tenga respaldo jurídico y que concilie la educación con el servicio que presta a la familias». Por todo ello, insistió en que debe de ser un acuerdo «lo más amplio posible» y que pudiera recoger también demandas de los grupos conservadores. El PP también ha presentado varias iniciativas sobre el ciclo de 0 a 3 pero dirigidas a la concertación y abiertas a la iniciativa privada.

Si entre los socialistas hay la expectativa de que, en este año, las relaciones con Podemos son más cordiales y esperan que puedan llegarse a un acuerdo o, al menos, un abstención ante las enmiendas a la totalidad que diera paso al proyecto. Pero los avances de una mañana puede recibir jarros de agua fría por la tarde. Este lunes, el secretario general de Podemos, Daniel Ripa, exigía conocer «cuáles son los compromisos que puede asumir el PSOE». A lo largo del fin de semana, mientras su homólogo en la Federación Socialista Asturiana, Adrián Barbón, afirmaba que se sentía esperanzado y veía «avances» en la negociación, el portavoz morado Emilio León, rebaja el optimismo después de hacer balance del debate de orientación.  

En ese debate los socialistas votaron a favor de la propuesta de Podemos de crear una Unidad Anticorrupción, dependiente del parlamento y no del Ejecutivo, y con la capacidad de recibir denuncias anónimas. Más fricción podría ocasionar la demanda de doblar el parque público de vivienda o cómo se concreten sus exigencias respecto a las listas de espera en sanidad.

Otras de las cuestiones que se dirimirán esta semana es el papel de IU en las negociaciones. La coalición se ha mostrado a lo largo de todo el mandato interesada en extender el acuerdo entre los tres grupos más allá del pacto presupuestario para dar estabilidad a lo que queda de legislatura. Pero lo ha hecho con vaivenes relacionados con su singular relación con Podemos en Asturias, en ocasiones enfrentada y otras veces juntos en la misma lista electoral como ocurrió en los últimos comicios generales. A lo largo del verano, su coordinador Ramón Argüelles buscó un pacto con los morados para negociar en bloque con los socialistas pero llegado el otoño, cuando se abrió la discusión concreta sobre las cuentas regionales, el portavoz de Podemos minimizó su papel señalando que la «aritmética» de la cámara hacía que con un pacto entre socialistas y morados se bastaran y sobraran. Pero los socialistas, que firmaron con IU el pacto de investidura, destacaron su interés en que la coalición formara parte del acuerdo.

«El panorama es muy distinto al de otros años» señalan fuentes socialistas que no saben, en todo caso, si esa distinción se decantará por el acuerdo o se repetirá la discordia. Todos insisten en que su «voluntad» es que se logre el pacto y que «no hay líneas rojas». Interlocutores de PSOE y también de IU confían también en que las reticencias de los morados en años pasados se atemperen en esta ocasión por la «fatiga de confrontación» de la política en el ámbito nacional y especialmente por la incidencia electoral del proceso soberanista en Cataluña. Pero a falta de que corran los siete días definitivos, todo sigue en el aire.