La oferta de Javier Fernández no encuentra eco en la izquierda

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

El presidente del Principado, Javier Fernández, durante su intervención en la primera jornada del debate de orientación política general que se celebra en la Junta General
El presidente del Principado, Javier Fernández, durante su intervención en la primera jornada del debate de orientación política general que se celebra en la Junta General J.L.Cereijido

El presidente del Principado no da por terminada la legislatura y asegura que hará un esfuerzo para llegar a acuerdos con la izquierda. IU y Podemos, en cambio, no ven una intención real de negociar

14 nov 2017 . Actualizado a las 19:24 h.

Javier Fernández dice que no arroja la toalla, que no da por perdida el resto de la legislatura y que quiere llegar a acuerdos con la izquierda. El presidente del Principado ha despejado la incógnita con la que se llegaba al debate de orientación política de Asturias. La clave estaba en saber con qué ánimo encaraba los 19 meses que aún tiene por delante, antes de dar un paso atrás en la escena política y después de que se consumara el relevo en la Federación Socialista Asturiana (FSA) y Adrián Barbón asumiera la Secretaría General. Su discurso trató de ser una mano tendida, apuntando temas cruciales para sus posibles socios pero sin poder evitar algunos pildorazos que evocan los dos años y medio de desencuentro. Los presupuestos 2018, las escuelas de 0-3 años, la Unidad Anticorrupción, el Plan de Residuos sin incineradora, el plan para frenar la sangría demográfica,... Todos estos temas están en su agenda. Pero a la oposición no le ha parecido suficiente. Sobre todo, no les ha parecido suficiente a IU y Podemos, que son los dos grupos a los que corteja. Ambos han echado de menos algo de autocrítica, más concreción en las ofertas y, sobre todo, algún gesto. Ven en la oferta de diálogo un discurso para la galería y poco más.

Poco más de una hora necesitó el presidente para ventilar su discurso. Ha respondido a una estructura clásica, con un análisis favorable de la situación (pero matizando que no triunfalista para no ofender a nadie), repaso a los olvidos más importantes del Gobierno central con Asturias (térmicas y carbón, infraestructuras,...) y la presentación de propuestas de acuerdo con especial hincapié en los presupuestos y las políticas sociales, además de uno de sus temas recurrentes en las intervenciones desde principios de mandato: Cataluña. Clásica fue también la primera valoración de la oposición en bloque. No ha convencido a ninguno. Queda menos de año y medio para las elecciones y nadie le va a conceder más margen.

Al grano

La Asturias que ve Javier Fernández es la que cuenta con nuevas inversiones de Arcelor, con planes para Gijón y Avilés; la que acumula 49 meses de descenso interanual consecutivo del paro, la que encadena tres ejercicios consecutivos de incremento del PIB o la que ha conseguido un incremento de las exportaciones del 23%, en los ocho primeros meses del 2017. IU, en cambio, ha echado de menos una referencia a los trabajadores que lo están pasando mal, como los de CAPSA o Duro Felguera. Podemos no ha entendido que saque pecho con las cifras del paro cuando el 90% de los contratos son precarios y cuando la brecha salarial entre mujeres y hombres es la mayor del país. Son solos dos ejemplos concretos. Los portavoces de todos los grupos, la derecha por supuesto también, le han regalado multitud de consideraciones negativas. Creen que el presidente fue autocomplaciente y que no tuvo ni un instante para la autocrítica. Luis Venta (PP) piensa que «ha abandonado a la región a su suerte». Cristina Coto (Foro Asturias) le ha encontrado «vacío y timorato». Emilio León ve en sus palabras «un discurso de despedida sin nostalgia». Nicanor García (Ciudadanos) ha lamentando que haya tratado de culpar a la oposición de sus fracasos. Y Gaspar Llamazares (IU), molesto porque el presidente no hizo ni una sola referencia al pacto de investidura, siente que vive «en el día de la marmota».

Solo ha recibido Javier Fernández los apoyos esperados. El primero y más rotundo el del portavoz de su grupo parlamentario, Marcelino Marcos Líndez. El segundo, y que más expectación generó, el de Adrián Barbón, que se ha estrenado como secretario general en un debate de orientación e incluso en un debate de orientación, porque ha confesado que nunca antes había asistido. Barbón ha encontrado en el presidente «una apelación sincera al diálogo» de la izquierda, frente a «las propuestas trampa» que hace la derecha, de rebajar impuestos sin explicar cómo va a mantener el Estado de Bienestar. 

 La oferta y los recelos

Lo que para Barbón ha sido una apelación sincera para IU y para Podemos ha quedado en algo más que un brindis al sol. IU, no obstante, ha dicho recoger «el guante del diálogo». Nadie ha insistido más en los últimos meses en la necesidad de alcanzar un amplio consenso entre la izquierda y no iba a bajarse del carro ahora que el presidente parece lanzar un ultimátum. Gaspar Llamazares y Ramón Argüelles, coordinador de IU, han comparecido juntos para recordar que llevan mucho tiempo clamando por el diálogo, pero que lo importante «no son las buenas intenciones sino lo que se ponga sobre la mesa». Llamazares no es demasiado optimista porque lo que observa, pese a los cambios de la FSA, es «continuismo». Así que no puede negar que afrontar el reto del presidente del Principado «con profunda desconfianza» y con la necesidad de que haya «un liderazgo compartido». ¿Por qué? «Porque no se trata del programa del PSOE sino del programa de la mayoría», ha explicado.

Tampoco se fía demasiado Podemos. Emilio León ha insistido en la falta de autocrítica, lo cual no parece el mejor punto de partida. Ha puesto ejemplos concretos sacados del mismo discurso del presidente. El primero está en la red de escuelas Infantiles, un punto clave también para IU. León no sabe dónde está la novedad, porque no ha concretado el modelo. «Nosotros queremos que se integren en Educación, que sea universal, pública y gratuita. Ellos qué quieren», se ha preguntado. La Unidad Anticorrupción que el presidente ha condicionado a tener presupuesto, es para Podemos una forma de recuperar dinero que se va por las grietas de la administración. No han escuchado ninguna referencia al problema de la vivienda y tampoco el presidente ha asumido la reprimenda por la gestión de las listas de espera sanitarias. «Si lo negamos cómo vamos a mejorar el sistema», se ha vuelto a preguntar.

Podemos ha sido hasta ahora el grupo más reticente al pacto, al presentar un modelo que no cuenta con el visto bueno de PSOE e IU. Los morados quieren pactar primero con los socialistas y luego sumar a la coalición. No es partidaria del pacto a tres. Así que ahora ese sistema está también puede ser un obstáculo. ¿Es esta la última oportunidad? El portavoz de Podemos promete trabajo y propuestas. Los resultados se verán después. Pero reconoce que quedan 19 meses de legislatura y que «se puede sacar partido del próximo año y medio».

Los temas cruciales

El primer tema, el fundamental, son los presupuestos 2018. A 14 de noviembre, su aprobación es una posibilidad remota. El presidente ha explicado que no se entrega a la prórroga y comparte obligaciones con la oposición para dejar atrás, definitivamente, la crisis económica. «Estar en la oposición no torga un eximente, carta blanca para atecharse en la irresponsabilidad». El Gobierno rechaza la idea de Iberdrola de adelantar el cierre de las térmicas y de no hacer un tránsito ordenado hacia una economía descarbonizada. Del mismo modo, recuerda que el carbón tiene un límite temporal en el 2018 y que nadie se puede quedar en silencio «ante esa condena inmediata, no diferida».  

Además del listado de pactos propuesto, ha referenciado otros temas educativos, sociales y económicos. Apuesta por la FP dual y por las inversiones sanitarias como la ampliación del hospital de Cabueñes. Quiere un desarrollo económico equilibrado, en el que medio ambiente e industria no caminen escindidos. Confía en el salario social y la corrección de errores, como ha sucedido con el repago de los usuarios del ERA, que ha prometido comenzar a devolver antes de que finalice el año. Ha defendido medidas polémicas como las batidas de lobos y ha prometido políticas preventivas contra el fuego.