
Situada en la Pereda, en las faldas de la Sierra del Cuera, La Posada de Babel ofrece desconexión y tranquilidad a los amantes del arte y la naturaleza
24 oct 2017 . Actualizado a las 11:15 h.

La Posada de Babel no es una casona al uso. A diferencia de la mayoría no se levantó hace siglos, sino que es una obra de nueva construcción. El edificio nació siendo ya un hotel y, su ubicación, tampoco es casualidad. Situada en La Pereda, a 4 kilómetros de Llanes, esta finca de 14.000 metros cuadrados rodeada de castaños, robles y abedules contrasta con los cuatro edificios que componen el hotel, todos de arquitectura moderna.
«La Pereda nos ofrecía todo lo que buscábamos. Cercanía con el mar y la montaña», cuenta Lucas Cajiao, gerente del hotel. «Cuando compramos la finca con la intención de construir un hotel los paisanos se morían de risa, ¿quién va a venir a La Pereda? decían». «Ahora creo que hay siete hoteles alrededor nuestro, se ha demostrado que este es un sitio estupendo para disfrutar tanto de la montaña y la playa», asegura Cajiao.
En 1991 se construyó el primer edificio de carácter contemporáneo, «no se quiso reproducir ninguna casona sino que se creó según lo que se llevaba en aquella época» asegura Cajiao, «en aquel tiempo era bastante innovadora». Su característica principal de esta casa con cubierta a dos aguas es la gran cantidad de cristaleras que tiene porque, como asegura Cajiao, «el paisaje era lo que tenía que representar al hotel». Pero tal vez sea el segundo edificio, construido en 1997, el que más represente al hotel. Un cubo de arquitectura puramente minimalista hecho de teca maciza que se compone de una suite y dos habitaciones individuales. El hotel completa su composición con la última ampliación, la Suite del jardín, una espaciosa habitación con un enorme ventanal orientado al bosque de abedules. Pero entre todo este conjunto de creaciones contemporáneas sigue en pie el único edificio antiguo de la finca: el granero, que ya desde el siglo pasado se utilizaba como vivienda.
En cuanto a la decoración, es fiel al estilo de los edificios y refleja el gusto personal de su gerente. «Es minimalista, aunque incluye algunos muebles importantes. Combina las líneas puras con muebles procedentes de anticuarios y también del rastro de Madrid». Otra de las característica de este hotel es que se encuentra rodeado de arte y, sobre todo, de obras originales. «Desde el primer momento quisimos que la obra gráfica que se cuelga en el hotel fuera original, de manera que siempre hemos acudido a pintores y escultores de manera que el arte estuviese presente como un elemento no sólo decorativo sino importante» afirma su gerente.
El diseño del hotel, cuenta Cajiao, «es un filtro para el cliente, el tipo de huésped que acude es aquel que valora lo contemporáneo y tradicional al mismo tiempo, que se siente cómodo rodeado de arte, libros y paisaje». Es por eso que, además de pretender que la arquitectura se integre en el paisaje, la finca y sus praderas no se encuentran adornadas, «valoramos mucho la expresión pura de la naturaleza», explica su gerente. Para ofrecer un extra de tranquilidad, tanto el bar como el restaurante se encuentran únicamente disponibles para los clientes del hotel, «eso hace que la privacidad y la tranquilidad se mantengan» asegura. Son la tranquilidad y el arte también los protagonistas de las actividades que ofrece el hotel. «Organizamos actividades culturales a lo largo del año», explica Cajiao, «exposiciones de pintura y escultura, presentaciones de libros y también retiros de yoga y meditación».
Podría decirse que la gastronomía del hotel se asemeja a su arquitectura: sencilla y ligera. Pero lo más importante para su gerente es que los alimentos provengan de zonas cercanas, «somos fanáticos de los productos de kilómetro cero», asegura. El yogur proviene de Porrúa y tratan que la leche en algunos productos sea lo más natural posible, «mi relación con el pescadero de Llanes es continua, apoyamos a los productores locales».
Tranquilidad, naturaleza y, sobre todo, arte. Son los tres elementos fundamentales que sostienen los cimientos de esta casona asturiana y que le aportan una total diferenciación. Un hotel que guarda en su interior una galería de arte propia para los amantes de lo contemporáneo y del arte en todas sus expresiones.