«El problema es que tienen que informar a Europa y allí no aceptan que un país incumpla»

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCIÓN

ASTURIAS

Vista del valle del Trubia con emisiones, niebla y una nube de contaminación.Vista del valle del Trubia con emisiones, niebla y una nube de contaminación
Vista del valle del Trubia con emisiones, niebla y una nube de contaminación

La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies llegó a interponer hasta 400 denuncias a la Consejería de Medio Ambiente «por falta de información» sobre la contaminación atmosférica

25 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La exconsejera de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Belén Fernández, en sus 14 años al frente de este departamento, llegó a acumular hasta 400 denuncias de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies «por falta de información» sobre los niveles de contaminación atmosférica en los concejos asturianos. Por ello, que el sucesor de Fernández en la consejería, Fernando Lastra, reconociera recientemente que existía un problema con la contaminación en la zona oeste de Gijón se considera al menos un paso. 

«Hasta ahora no teníamos más que los datos de la red pública de estaciones del Principado», explica Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista, que recuerda que han denunciado en varias ocasiones también que al menos un 10% de los peores valores (lo más altos) de las estaciones públicas que miden la calidad del aire en Asturias se anulan bajo la justificación de fallos eléctricos para «vender la imagen de que no pasa nada» y, a la hora de derivarlos al Ministerio de Medio Ambiente, «sólo se vuelcan los de de las estaciones públicas, no de las privadas, que son peores, porque el ministerio luego los vuelca a Europa y no se permitirían».

Con la puesta en marcha de la estación municipal de Gijón, además, añade que «se ha demostrado, con esos picos de 690 y hasta 700 microgramos por metro cúbico, que la contaminación es un problema serio y que existe poco rigor en la ubicación de las estaciones. Y por eso el consejero reconoce lo que era evidente, que estamos muy contaminados».

Respecto a la ubicación de las estaciones privadas (57 de las 79 que existen en Asturias), insiste también en que la mayoría incumplen la normativa que establece que se ubiquen fuera de recintos fabriles y cerca de núcleos de población. Aún así, explica que estaciones como las de Carreño, el barrio de El Cerillero de Gijón o San Juan en Castrillón registran los peores datos de toda España «pese a estar escondidas». 

Las denuncias por la contaminación no prosperan en los tribunales 

De hecho, recuerda que la estación portátil del Principado, que ahora tiene una segunda en licitación, estuvo colocada en diversos lugares y de todos ellos fue moviéndose. «Van probando varios sitios, por ejemplo en Llano Ponte (Avilés), que dio problemas y al final la llevaron al albergue de peregrinos, a 300 metros, para tapar los malos datos. Estuvieron midiendo también en Carreño y, durante un año hubo 124 superaciones cuando como máximo tienen que ser 35, y también la escondieron. En El Cerillero la tuvieron 292 días y se registraron 86 superaciones. Pues la movieron y la colocaron en Roces. En San Juan de Castrillón la tuvieron dos años y con valores peores que los de Las Arobias, que son los peores de toda España. Saben los sitios donde dan malos datos y los esconden», denuncia. «El problema es que tienen que informar a Europa y allí no aceptan que un país incumpla», matiza. 

¿Por qué, si se incumplen los valores límite de contaminantes y con ello la normativa española al respecto, el asunto no acaba de llegar a mayores? «La Fiscalía admite las denuncias que se han ido poniendo, pero no prosperan porque hay que demostrar daños graves para la salud. Solo en una ocasión, hace ya 40 años, se consiguió que una denuncia prosperara. Este es un problema de concienciación y de transparencia», considera. En todo caso, existe numerosísima literatura científica que demuestra la relación entre la contaminación atmosférica y los efectos nocivos en la salud desde hace décadas. E incluso un estudio epidemiológico realizado por la Consejería de Sanidad del Principado refleja que los picos de contaminación atmosférica disparan los ingresos hospitalarios por enfermedades respiratorias en Asturias. 

Los efectos en la salud, históricamente, se han asociado al agravamiento de enfermedades no solo de tipo respiratorio, sino también dolencias cardiovasculares. Además, las recomendaciones siempre advierten a las personas con enfermedades cardiacas o pulmonares que extremen precauciones cuando se producen esos picos, así como a las personas mayores y, en especial, a los niños porque sus pulmones aún están en desarrollo. 

Pontigo, en todo caso, pone un ejemplo de que la contaminación puede combatirse sin que la industria desaparezca del mapa asturiano: «Trubia era el lugar de España con más contaminación por benceno. En julio del año pasado, se comprobó con un medidor que el ayuntamiento se comprometió a pagar. En enero se llegó a un acuerdo con las empresas para resolverlo en tres meses y han conseguido bajar un 80% la contaminación».