Plácido Arango es un empresario de éxito, apasionado del arte, que nunca ha roto su vínculo con la tierra de sus padres. La donación al Bellas Artes de 32 obras ha sido su último gesto
02 ago 2017 . Actualizado a las 13:40 h.La semblanza con la que el Gobierno del Principado ha presentado la medalla de oro de Asturias a Plácido Arango retrata a un hombre trabajador, fruto de la emigración a América, discreto, interesado por el arte y apegado a sus raíces. Los innumerables premios recibidos en los últimos años han ido destacando cada una de sus facetas, tanto la de empresario de éxito como la de mecenas. La Amuravela de Oro 2017 ha sido la penúltima en el Principado.
«Plácido Arango ha sabido combinar desde muy temprano, con discreción y acierto, una intensa actividad empresarial marcada por el sello del emprendimiento y el éxito con una extraordinaria pasión por el arte, que le ha llevado a los foros culturales más prestigiosos», explica el Gobierno del Principado.
Arango nació en Tampico (México) en 1931. De nacionalidad mexicana y española, es hijo de la emigración asturiana. Su padre, Jerónimo Arango Díaz, era natural de Salas y viajó en busca de progreso primero a Cuba y luego a México, donde se casó con otra asturiana, María Luisa Arias Fernández. Doctor en Ciencias Económicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, fue cofundador junto con sus hermanos de la primera cadena de hipermercados del país. En 1965, se trasladó a España para repetir estrategia empresarial.
Este año, sin más contrapartida que el derecho a usufructo vitalicio, ha anunciado la donación de 32 obras maestras al Museo de Bellas Artes de Asturias. Esta aportación incorpora a la principal pinacoteca regional firmas tan relevantes como las de Diego de la Cruz, Juan de Juanes, Juan Pantoja de la Cruz, Rodrigo de Villandrando, Juan van der Hamen, Jerónimo Jacinto Espinosa, Juan de Valdés Leal, Antoni Tàpies, Manuel Millares, Rafael Canogar, Eduardo Arroyo y Darío Villalba, entre otros. Esta donación quiere ser, como ha asegurado el propio benefactor, un homenaje a sus orígenes. La relación sentimental del empresario asturmexicano con Asturias está reflejada en numerosos reconocimientos. De hecho, es hijo adoptivo tanto del Principado como de Salas.
Su historial está jalonado de actuaciones y participaciones en entidades culturales del máximo prestigio y en proyectos de gran calado que demuestran su compromiso con la conservación y la difusión del arte y revelan, además, su condición de hombre discreto y generoso. Su brillante labor ha sido reconocida con las grandes cruces de Isabel la Católica y del Mérito Civil, la Medalla de Oro a las Bellas Artes, la Medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York o el Premio Juan Lladó de mecenazgo cultural, entre otras distinciones.