En plena Comarca de la Sidra, un antiguo llagar rehabilitado mantiene abiertas sus puertas para todo tipo de público
15 jun 2017 . Actualizado a las 20:11 h.
Hoy en día, cada vez son más los alojamientos que se preocupan por facilitar la accesibilidad a todo tipo de clientes. Pensar en estancias en el medio rural puede crear desconfianza para aquellos que necesitan que les allanen un poco el camino, pero nada más lejos de la realidad. En Asturias, en Cabranes, en plena Comarca de la Sidra, encontramos El Llagar de Naveda, una casa de aldea que se encuentra entre los primeros alojamientos rurales que apostaron por simplificar la accesibilidad de quienes lo necesitan. Su gerente, Antonio Palacio, nos cuenta que «es una casa 100% accesible, sin barreras y apta para personas de movilidad reducida. Nosotros no le hemos cerrado la puerta a nadie. Tienen cabida todo tipo de clientes».
El Llagar de Naveda es especial por la propia arquitectura que presenta la construcción. Se trata de un antiguo llagar, no industrial, rehabilitado en el año 1995 para enfocarlo hacia el turismo rural y que «fue uno de los primeros proyectos de este tipo», señala Antonio. El estilo asturiano también impregna el interior de la casa, donde han incluido elementos de decoración que ya estaban presentes cuando el llagar ejercía de ello; hasta el más mínimo detalle está cuidado con mimo. En el exterior el encanto continúa; el alojamiento cuenta con un pequeño y acogedor porche, una zona de juegos para los más pequeños de la casa, un precioso pozo que parece sacado de algún cuento, cómodas tumbonas en las que disfrutar de unas majestuosas vistas, etc. Todo ello enmarcado en medio de un lugar que abruma por su belleza paisajística.
La gastronomía asturiana resulta muy atractiva para los turistas, tanto por su calidad como por su abundancia. En Cabranes, en el entorno de El Llagar de Naveda, se pueden encontrar restaurantes «peculiares», nos dicen desde el alojamiento. Además, la propia familia que regenta esta casa de aldea cuenta con un obrador que elabora sus propios embutidos, los Embutidos de Navea, fundamentales para el «compango» de cualquier fabada. «Aunque no se permiten visitas a la fábrica, en el caso de clientes que sientan un especial interés por conocer los entresijos del proceso de elaboración, sí se tiene un trato especial y se les permite visitar el lugar por dentro», nos cuenta Antonio.
Aunque El Llagar de Naveda es un alojamiento para todo tipo de cliente, el perfil que más demanda sus habitaciones es el familiar. «Saben que aquí encontrarán tranquilidad, alta calidad, una estancia agradable y segura para sus hijos». El origen de los huéspedes varía en función de la temporada del año, aunque fuera de los límites astures esta casa de aldea cuenta con numerosos adeptos. «En temporada baja los asturianos y los clientes procedentes de comunidades limítrofes, como Galicia, Castilla y León o Cantabria, son los que más nos visitan. Normalmente para estancias de fin de semana», nos comentan desde la casa. En época de puentes Antonio nos cuenta que «son principalmente los madrileños quienes nos visitan» y en temporada alta, del 1 de julio al 15 de septiembre, «a los madrileños se unen los clientes procedentes de la cornisa mediterránea, quienes buscan un clima más suave y estancias más largas».
Desde el alojamiento ofrecen a sus huéspedes todo tipo de información acerca de qué hacer por la zona. «Cabranes es un municipio eminentemente rural; parece que se ha quedado anclado en el pasado. Es natural, no ha sufrido agresiones y eso a la gente que busca tranquilidad y descanso le encanta», nos dice Antonio. En verano, la actividades «casi obligadas» que cautivan tanto a adultos como a niños son el descenso del Sella en canoa y la visita a Covadonga. Más próximos a la zona de Cabranes, aquellos que visiten la Comarca de la Sidra tienen la posibilidad de hacer paseos en bici con un guía personalizado, que les acercará a las sendas, a la cultura y a la gastronomía del entorno.
Para más información: www.turismoasturias.es