Protectoras de animales confían en que impere «el sentido común» y el Congreso ratifique la prohibición de cortar el rabo y las orejas a los perros
10 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El Convenio Europeo para la Protección de los Animales de Compañía, que se aprobó en Estrasburgo en 1987, recoge la prohibición de cortar el rabo y las orejas a los perros por motivos estéticos. Desde entonces, 23 países lo habían ratificado, buena parte en las décadas de los 90 y 2000. En España se esperó hasta 2015, aunque el Gobierno entonces planteó una reserva precisamente al artículo 10.1.a, que recoge esta prohibición, para que la amputación de la cola de las especies caninas siguiera llevándose a cabo. Sin embargo, esta misma semana se aprobaba en el Congreso de los Diputados una enmienda, promovida por la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA) y recogida por el diputado de Equo Juantxo López de Ugalde (Unidos Podemos), que eliminaba esa reserva con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el del PP (y la abstención del PNV).
La noticia sorprendía gratamente a quienes consideran que estas intervenciones quirúrgicas (en el mejor de los casos, porque a veces se realizan sin control sanitario) no tienen sentido y encima son una barbaridad. Sin embargo, anteayer, en la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, en la que se abordó de nuevo el asunto al tratarse de un convenio europeo, la alegría inicial quedaba congelada cuando el PP conseguía el apoyo de ERC y de nuevo del PNV para votar en contra de la enmienda de Ugalde. El descuelgue de ERC de la propuesta de erradicar las amputaciones de perros coincidió además con la ausencia de cuatro diputados del PSOE en el momento de la votación.
Equo presenta de nuevo la enmienda a la reserva del PP
Al ser más los votos en contra, el próximo jueves se ratificará en el Congreso la adhesión al convenio con la reserva pretendida por el PP (permitir la amputación de la cola en razas cazadoras y sus cruces), pero ERC anunciaba ayer que rectificarán su postura, al percibir que no se entendió que lo que pretendían era «combatir de manera realista una práctica anómala» como es el hecho de que haya animales a los que se les amputa la cola sin control ni garantía sanitaria. «A pesar de que consideramos que esta práctica debe ser erradicada, lo que reclamábamos era que, en las comunidades autónomas en las que aún no se ha prohibido, se limitara a determinadas razas y supuestos muy concretos, y nunca por cuestiones estéticas, y siempre realizado por veterinarios», indicaron en un comunicado.
Cortar el rabo a los perros está prohibido, de hecho, en siete comunidades autónomas, entre las que no figura Asturias, aunque las protectoras de animales asturianas lo prohíben expresamente en sus contratos de adopción. Sea como fuere, desde Equo explican que, ante el sorpresivo giro de los acontecimientos, ayer mismo presentaron de nuevo la enmienda contra la reserva del PP. «Si no se admite a trámite, lo que se aprobará es el convenio con la reserva», advertían. De sumarse España, 30 años más tarde, al convenio europeo que protege a los animales de compañía también quedarán prohibidas las intervenciones en las orejas y la amputación de las garras de los gatos.
Paso adelante que complemente el endurecimiento del maltrato animal en el Código Penal
En Asturias estos acontecimientos han sido seguidos con sorpresa, en todos los sentidos, por las protectoras de animales. «No tiene ningún sentido hacer cirugía estética a un animal. Los animales no tienen un concepto estético de sí mismos. Y no solo es absurdo, sino que la cirugía de oreja es muy dolorosa y requiere de tanta analgesia como una operación de traumatología», recuerda Alejandra Mier, de la Fundación Protectora de Animales del Principado de Asturias.
«La prohibición es de sentido común», asegura Eva Rodríguez, de la protectora de animales Adoptastur, «y lo importante es que, pese a que estamos a años luz de Europa, se imponga el sentido común y se dé un paso adelante que además complemente al endurecimiento del maltrato animal en el Código Penal», dice, en referencia a que infringir dolor y humillación a los animales ya sea delito. «Por sentido común y por el bienestar del animal, amputar por estética a los perros no debería poder realizarse, pero hasta ahora no hay nada que lo prohiba», añade.
«Hay muchos países que no admiten en sus concursos a perros amputados»
«La excusa que se venía poniendo para quitarles el rabo, fuera del ámbito de la caza, era que quedaban más bellos los perros. Yo crecí creyendo que el bóxer se rompía la cola y por eso se la quitaban. Se decía que había perros que lo necesitaban», añade Rodríguez, mencionando que ha llegado incluso a ver a un mastín sin orejas. Mier explica que a algunas razas de caza se les amputa el apéndice con el argumento de que así se permite la movilidad de los perros, evitando que queden atrapados entre los árboles, se hagan daño u otros animales les agarren por el rabo. «Totalmente absurdo y más en perros de compañía, a los que hasta ahora se les hacía con fines totalmente estéticos», indica.
Además de los bóxer, vienen siendo víctimas de estas amputaciones razas como los mauser, los foxterrier, los cocker, los schnauzer, los doberman, los rotweiler o los spaniel breton. Los mestizos siempre quedaron a salvo. «Se han hecho a muchas razas, pero hay muchos países que no admiten en sus concursos a perros amputados. Ya se va dando cuenta todo el mundo de que no tiene ningún sentido y encima es doloroso. Ponerle a un perro un collar de swarovski o comprarle un transportín de Louis Vuitton no tiene sentido, pero no es doloroso», considera. Menciona, además, que a unas razas de caza sí se les corta al rabo, como pueden ser el spaniel breton, pero a otras como al setter no: «La excusa de la utilidad también era absurda».
«Mejor que no tengan animales»
Rodríguez recuerda también que los perros se comunican a través del rabo y las orejas, sobre todo entre ellos, con lo que se cercena su manera de relacionarse. A ello se suma el dolor de la operación de orejas, que se venía realizando para que quedaran tiesas como las de un pastor alemán quitando al menos dos tercios. «En los rabos es relativamente sencillo, porque lo que hacían es ponerles una goma desde pequeños hasta que se les cayera. Sin embargo, en la intervención de las orejas pasaban dolores que no vienen a cuento. Muchas personas no son conscientes del dolor al que someten a su perro cortándole las orejas», insiste Mier, que indica que además es una intervención que supone un importante coste económico.
Ambas recuerdan que estas prácticas también se realizan en algunos casos a cuchillo, sin más. Otras barbaridades que al menos sí quedarán prohibidas son la extirpación de las garras en los gatos y seccionar las cuerdas vocales. Rodríguez y Mier explican que, en el caso de los gatos, es similar a amputar las primeras falanges de cada dedo a una persona. «Son palabras mayores porque suelen traer problemas de conducta como agresividades, inseguridades y dolor crónico». En el caso de los gatos, se realiza para que no arañen por ejemplo el mobiliario de una vivienda y, en el de las cuerdas vocales, para que los perros dejen de ladrar. «Mejor que no tengan animales», recomiendan ambas.