Así era la costa asturiana hace 65.000 años

La Voz OVIEDO

ASTURIAS

Universidad de Oviedo

Un estudio de la Universidad de Oviedo en la Cueva de Cobiheru desvela que la orilla del mar se situaba entre 3 y 5 kilómetros más al norte

02 mar 2017 . Actualizado a las 13:07 h.

Un estudio realizado en la Cueva de Cobiheru (Llanes) por el Grupo de Geomorfología y Cuaternario (Grupo GeoQUO) de la Universidad de Oviedo, liderado por la profesora Montserrat Jiménez-Sánchez, establece aspectos clave de la costa oriental asturiana con el análisis -por primera vez en la Costa Cantábrica- de una cueva estrechamente relacionada con las variaciones del nivel del mar durante la época en la que llegaron los homínidos y la fauna fría glaciar del Centro de Europa. El estudio refleja que la orilla del mar se situaba entre 3 y 5 kilómetros más al norte, dejando espacio para praderías y estepas en las que vivía el antecesor del caballo actual, y que las cuevas debieron de abrirse al exterior hace menos de 65.000 años. El artículo ha sido publicado en la revista internacional Earth Surface Proceses and Landforms.  

Hace más de 350.000 años, las rasas o terrazas marinas situadas actualmente a 25-30 m de altitud ya habían emergido del mar, y en ellas se habían desarrollado depresiones cerradas y cuevas. Por aquel entonces, debieron de formarse temporalmente bosques de hoja caduca en la rasa, tal y como demuestra el hallazgo de conchas fósiles del caracol de quimper en cuevas cercanas al Monumento Natural. Este caracol es propio de climas húmedos como los actuales, y que se alimenta generalmente de las hojas caídas de los árboles. El hallazgo representa la evidencia más antigua de este caracol en la Cordillera Cantábrica que, junto a la Bretaña francesa, constituye la principal área de distribución actual de la especie.

Hace 145.000 años, la Cueva de Cobiheru se rellenó casi completamente por sedimentos de ríos y por espeleotemas, en un momento en que la línea de costa se situaba 2-5 km hacia el Norte. Esta situación debió de producirse a lo largo de toda la costa del Oriente de Asturias, incluyendo el entorno de la Cueva de El Pindal, donde este equipo de investigación planteó por primera vez que las rasas calizas estuvieron cubiertas por sedimentos en el pasado. Después de los 145.000 años, la Cueva de Cobiheru se vació para volverse a rellenar por los sedimentos de ríos hace 65.000 años. En ese momento, el nivel del mar estaba 50-100 m más bajo, y su orilla se encontraba entre 2 y 5 km al Norte de su posición actual, dejando espacio para el desarrollo de praderías y estepas.

Caballos y hombres prehistóricos

Sobre los sedimentos que cubrían la rasa se desarrollaron praderías y estepas en las que vivía el antecesor del caballo doméstico actual, tal y como evidencia una muela de este caballo hallada el interior de la cueva. Después de los 65.000 años, los sedimentos que cubrían la rasa desaparecieron por completo. De las estepas y praderías que había entonces ya no queda vestigio, existiendo en su lugar un bosque húmedo y caducifolio. Este proceso identificado por primera vez en Cobiheru permitió que las cuevas ubicadas en las rasas se abriesen al exterior, haciendo posible que el hombre prehistórico las pudiese ocupar y realizar en su interior grabados y pinturas rupestres. Algunas de estas cuevas actuaron de trampas mortales para rinocerontes lanudos, renos y bisontes, como sucedió en las cuevas de Jou Puerta y La Rexidora, también estudiadas por este grupo investigador. Es la primera vez en la Costa Cantábrica que se estudia una cueva estrechamente relacionada con las variaciones del nivel del mar.

Un excepcional registro sedimentario

La investigación, encabezada por Daniel Ballesteros, Laura Rodríguez-Rodríguez y Saúl González-Lemos, abordó también el excepcional registro sedimentario de su interior. También se analizaron fósiles encontrados tanto en el Monumento Natural como en su entorno, y que fueron clasificados por el paleontólogo del equipo investigador, Diego Álvarez-Lao. La investigación incluyó también dataciones por el método de desintegración radioactiva Uranio-Torio realizadas en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera de Barcelona por el Científico Titular del CSIC, Santiago Giralt.  El estudio además incluyó observaciones realizadas en superficie y un mapa geomorfológico confeccionado por Luna Adrados, de la empresa de turismo geológico GeoLAG.

Esta investigación, que fue apoyada por la Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, pone en valor el extraordinario interés científico del Monumento Natural de la Playa de Cobiheru para conocer cómo era la costa cantábrica en el pasado. Además, el estudio detalla por primera vez el patrimonio natural subterráneo de esta área protegida, reforzando enormemente su interés patrimonial y cultural.