Un documento «Top Secret» da cuenta del espionaje a La Pasionaria
01 mar 2018 . Actualizado a las 17:36 h.El mítico fundador del FBI, John Edgar Hoover, supo por su espionaje a La Pasionaria en 1959 del crecimiento del apoyo comunista en Asturias, que desembocaría en la huelga minera menos de tres años más tarde. Así lo muestra uno de los documentos recién desclasificados por la agencia de espionaje norteamericana, la CIA, que firma de su puño y letra el propio Hoover y envía al entonces director de la CIA, Allen W. Dulles.
El archivo está fechado el 3 de diciembre de 1959, encabezado con la clasificación de alto secreto -Top Secret- y se titula Información obtenida vigilando una conversación entre un miembro del partido comunista americano y un oficial de alto rango del partido comunista de España en Moscú, Rusia. Aunque el FBI, en principio, no se ocupaba de espiar en el extranjero, sí se sabe que Hoover, un acérrimo anticomunista, participó con entusiasmo en la caza de brujas del macartismo durante los años cincuenta. De ahí la información, que proviene del espionaje al miembro del PC -cuyo nombre no aparece en el informe- en territorio norteamericano .
La Pasionaria, cuenta, había estado en Pekín entre septiembre y octubre de 1959 para participar en el décimo aniversario de la fundación de la República Popular China, y luego en Moscú -esto queda más claro al final del documento-, donde conversó con el dirigente izquierdista americano. Ibarruri le había asegurado a ese dirigente que «el PCE está creciendo y extendiendo su influencia en Madrid, Valencia y Asturias, una región minera del noroeste de España». Le habló asimismo de una emisora de radio ilegal que emitía en España entre las 5.30 de la tarde y medianoche para ayudar a los grupos insurgentes, y se ufanó de que los campesinos pobres juntaban dinero para comprar radios y poder sintonizar las emisiones comunistas.
Política conciliadora
Como fiel reflejo de la línea oficial del PCE respecto a la guerrilla, que fue paulatinamente dejada de lado o directamente traicionada, denunciada para que fuera detenida en España, Pasionaria al parecer había hablado de una «conciliación nacional» que pudiera mejorar la penosa situación económica española, en especial de las clases pobres e incluso señalaba que parte de la burguesía estaría en contra del derramamiento de sangre pero «le gustaría derrocar la dictadura de Franco». Sin embargo, la dirigente comunista se quejaba de que otras fuerzas de izquierda como socialistas y anarquistas querían formar un frente del que fuera excluido el PCE.
También se lamentaba Ibarruri de que tras la huelga general de junio, la llamada Huelga Nacional Pacífica de 1959, muchos se habían atribuido el mérito pero el peso de la organización había corrido a cargo del PCE, lo que evidenciaba la permanente división de la izquierda española. Ya se estaba gestando la gran huelga minera asturiana de 1962. «Ibarruri insiste en que las condiciones en España son tales que, cuando el Partido Comunista hace una propuesta, la gente escucha y cree a los comunistas, porque los comunistas son reconocidos como un partido luchador».
Tras algunas otras explicaciones acerca la relación de la dirigente española con los partidos monárquicos y su apoyo a los comunistas norteamericanos, finaliza el informe. Se incluye una nota personal firmada por Hoover y dirigida a Dulles en la que le explica la obtención de la información y le pide máxima discreción para proteger sus fuentes. Dulles le responde agradeciéndole la información.