Un informe de la Federación de Padres denuncia que ocho de cada diez colegios modificó el material. Denuncia casos insólitos como los manuales de gimnasia
14 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Ocho de cada diez. Esa es la proporción de escuelas, colegios e institutos asturianos que este curso han cambiado los libros de texto. Así lo refleja el informe anual que la Federación de Asociaciones de Padres (FAPA) Miguel Virgos realiza centro a centro, a través de sus representantes. La realidad ha confirmado sus peores temores y esta vuelta al cole ha sido una de las más gravosas en años. La implantación total de la Ley Wert, otra vez bajo el foco por las reválidas, ha sido la excusa perfecta para renovar de forma masiva los manuales. Las anécdotas que además cuentan las familias no hacen sino acrecentar el enfado de la federación: desde libros de texto para gimnasia que no se abren en todo el año a manuales que usan como libros de ejercicios y que, por tanto, no se pueden reutilizar. «¿Cómo es posible que a algunos profesores les sirvan los mismos libros y a otros no. Algo falla cuando esto sucede», razona Elena González presidenta de la FAPA.
El colectivo tiene una vieja reivindicación en la cartera que saca curso tras curso con escaso éxito. Reclama que los docentes elaboren sus propios materiales y que, poco a poco, los vayan actualizando. Las nuevas tecnologías han relegado a los manuales, pero los padres siguen comprándolos. «Sobre todo en Secundaria, ya nadie estudia en un libro. Los chavales entran en internet a buscarlo todo», explica González. Precisamente, en Secundaria, las tarifas medias rondan los 30 euros. También apela a la experiencia de colegios que han modificado el sistema y que han desterrado los clásicos manuales en favor de otro tipo de plataformas. Otro tipo de medidas son los textos de consulta en clase, que no afectan a la economía de las familias.
Algunos problemas detectados este curso, rozan lo estrambótico. Por ejemplo, con la fusión de las Gestas, en Oviedo, hay alguna clase, surgida de la mezcla de alumnos de los dos centros originarios, en la que los padres tenían referencias diferentes y, por tanto, han comprado material distinto. La forma de no perjudicar a los que se hicieron con el libro que no se utiliza es prestarle uno del centro. Para Elena González, este es un ejemplo más del descontrol. Aunque entiende que una unificación es compleja, y más el primer curso, cree que es necesario mejorar toda las planificación.
Mientras el modelo siga siendo el mismo, la única alternativa que les queda a los padres es organizarse y actualizar los bancos de libros de texto. El problema radica en que, si un año se cambian ocho de cada diez manuales, el banco tiene que tirar todos sus fondos y volver a empezar. La presidenta de la FAPA Miguel Virgós cuenta que es desesperante ver cómo el trabajo de muchos cursos se va por la borda con un nuevo listado de libros.
Incluye esta cruzada en defensa de la gratuidad de la enseñanza, dentro de su lucha por un nuevo modelo pedagógico, que también supone el fin de los deberes -durante el mes de noviembre la federación tiene una huelga de deberes en marcha- y también la organización en periodos escolares, tanto para los horarios como para el calendario lectivo. González afirma que todo esto debería tenerse en cuenta en la negociación de ese pacto de estado por la educación que quieren la mayoría de los grupos políticos y la propia comunidad educativa.