De vez en cuando, la vida trae sorpresas agradables. Tras unos últimos años convulsos, muchos no teníamos esperanzas de ver de nuevo en los quioscos a La Voz de Asturias. Esta es una edición especial, pero solo el hecho de recuperar de nuevo la cabecera y que, a través de la red, uno de los altavoces más plurales de nuestra querida región pueda llegar de nuevo a los asturianos, es una noticia sensacional.
Corren tiempos difíciles para todos: los ciudadanos, las empresas, las administraciones públicas... Lo sabemos porque lo notamos en nuestro entorno y porque lo leemos en los medios, pero, la mayoría, nunca pensamos que esa misma situación la padecen las personas que firman esas informaciones. El periodismo está viviendo una crisis múltiple, que va más allá de lo económico. La transformación digital y el auge de las redes sociales motivan una serie de cambios en los modelos tradicionales de comunicación a los que los medios tratan de adecuarse y que acaban pagando, por norma general, los profesionales.
Hoy en día, cada persona tiene un altavoz a su alcance para denunciar, compartir y transmitir información y opinión. Es uno de los grandes regalos que nos ha hecho internet y supone una democratización de la sociedad. Pero me gustaría romper una lanza en favor de los periodistas.
Por todo ello, sumar de nuevo La Voz de Asturias al panorama informativo es una gran noticia para Asturias y el reflejo del esfuerzo de los que la hacen posible. Muchos de ellos, antiguos integrantes del periódico, no se rindieron a las circunstancias, se rehicieron y apostaron con esfuerzo y dedicación por recuperar la voz de los asturianos. Por ello, para ellos y para todos los asturianos, mi más sincera enhorabuena.