
Resulta inaceptable que la presidenta de Red Eléctrica diga que no falló nada
04 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Pasará seguramente mucho tiempo hasta que sepamos las causas últimas del apagón eléctrico sufrido en España el pasado lunes, el mayor registrado en el país desde hace 50 años. Pero lo que está ya claro es que hubo un fallo en la comunicación y la información por parte del Gobierno en la fatídica jornada. Seis horas sin que el presidente del Gobierno compareciera para dar una mínima información de lo sucedido son demasiados en un país que durante esas horas estuvo sumido en el caos, sin semáforos, sin poder encender la televisión para informarse y sin poder pagar en ningún comercio con tarjeta de crédito porque todo el sistema se había venido abajo. Sánchez no aportó prácticamente nada en su primera comparecencia del lunes, pero el hecho de que un representante del Gobierno salga a dar la cara por lo que estaba sucediendo era fundamental para insuflar algo de calma a una población desconcertada ante un hecho tan grave.
Sorprendió de entrada que Sánchez, al contrario de lo que aseguraron de inmediato desde Red Eléctrica, no descartara que se hubiera tratado de un ataque informático contra la red de conexión de la infraestructura eléctrica. «Ni descarto ni señalo», aseguró el presidente del Gobierno ante esa hipótesis del sabotaje. Daba la impresión de que el Ejecutivo prefería que se hubiera tratado de la actuación de un jáquer que de un fallo en el sistema, del que habría que buscar muchas más explicaciones y exigir responsabilidades.
Pero a la falta de información en las primeras horas del apagón se sumó luego la indignación ciudadana por las declaraciones de la presidenta de Red Eléctrica, la exministra socialista Beatriz Corredor, en las que, después de dos interminables días guardando silencio, dio una entrevista en la que aseguró que no había fallado nada, que el sistema de distribución de la energía eléctrica en España es el mejor del mundo y que gracias a esa capacidad técnica se logró resolver el incidente con «rapidez» y «eficiencia».
No era ese desde luego el mensaje que esperaban los ciudadanos, muchos de los cuales sufrieron en sus propias carnes las consecuencias de un apagón que no parecía arreglarse nunca y que estuvieron durante esas nueve horas como mínimo incomunicados con sus familiares por vía telefónica, sin poder acceder a Internet y sin poder informarse de ninguna forma de la marcha de los acontecimientos.
El debate político
Nuclear sí o no. La emergencia nacional que implicó un apagón de esas características derivó, como era previsible, en una bronca política entre el Gobierno y la oposición. Pero, por encima de esa refriega política a la que los ciudadanos ya están acostumbrados ante cualquier calamidad, destaca la reapertura del debate sobre la necesidad de mantener abiertas las centrales nucleares o cerrarlas todas, como planea el Gobierno. Según los populares, si España hubiera contado con más nucleares en funcionamiento el apagón no habría alcanzado las dimensiones que tomó. Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez defendió con convicción su determinación de acabar con la energía nuclear en España, asegurando, por el contrario, que las nucleares fueron un problema añadido a la solución del apagón por la cantidad de energía que fue necesaria para mantenerlas encendidas. El debate sigue abierto.

Responsabilidades
Red Eléctrica, ¿privada o pública? A la espera de que se resuelva la investigación promovida por el Gobierno, y la que realizará la Unión Europea, que en ambos casos pueden extenderse durante meses, es necesario que alguien asuma responsabilidades. Sánchez cargó de inmediato contra las compañías eléctricas, antes de disponer de datos para sostener esa tesis, e incluso renegó de Red Eléctrica, —cuya presidencia ha determinado él mismo—, asegurando que se trata de una compañía privada a pesar que el Estado es el accionista mayoritario con un 20 % del capital. Son muchas las preguntas pendientes como para esperar con paciencia y sin prisas, como pide el presidente del Gobierno, a conocer las causas de lo sucedido y a asumir las responsabilidades por un apagón que nunca debe volver a producirse.