Tres años viviendo una estafa del amor: «Me pedía dinero todos los días y yo se lo daba porque era guapa y me gustaba»

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La Fiscalía pide cuatro años de prisión para una mujer de A Mariña acusada de manipular a un hombre con discapacidad para que se gastase 45.000 euros en ella, que negó los hechos en el juicio
24 abr 2025 . Actualizado a las 22:18 h.Ha tenido que ser al cuarto intento, pero este martes ha logrado celebrarse el juicio contra la mujer acusada de vaciarle las cuentas a un lucense al que engañó con la conocida como «estafa del amor». Según la Fiscalía y la familia del perjudicado —un vecino de Ribadeo con discapacidad intelectual y física—, la mujer lo manipuló para que se gastase 45.000 euros en ella, incluyendo préstamos bancarios y el alquiler de un piso que le acabó costando una carta de desahucio.
La procesada tenía una orden requisitoria en vigor, ya que no compareció a ninguna de las tres primeras vistas de este juicio. Este martes, por fin, pudo celebrarse. El escrito del Ministerio Público sostiene que la mujer, que conoció a la víctima cuando trabajaba de camarera, «valiéndose de la relación de amistad y confianza» y «aprovechándose de la situación de vulnerabilidad de este», lo convenció para que contratara diversos préstamos «cuyas cantidades eran para la acusada», la cual no tenía acceso a líneas de crédito por su «inclusión en ficheros de morosos», y haciéndole creer que mantenían una relación de amistad, «también lo convenció para alquilar una vivienda en la que residía la acusada en la localidad de Barreiros». En total, se cree que llegó a manipularlo para que se gastase 45.000 euros.
«Me seguía pidiendo dinero y yo se lo seguía dando»
En su turno de palabra, el denunciante admitió ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Lugo que «ella me pedía dinero todos los días y yo se lo daba porque me parecía guapa y me gustaba». Reconoció, eso sí, que jamás habían sido pareja ni ella se lo había propuesto. Llegó a enviarle dinero a Andorra, donde ella residió un tiempo. «Luego me pidió que solicitase un préstamo para alquilar un piso en Barreiros. Estuvimos un tiempo viviendo los dos, pero luego su yerno me amenazó y me tuve que ir», contó. Tiempo después, como él dejó de pagar el alquiler y ella nunca lo hizo, le llegó una carta de desahucio e incluyeron su nombre en un fichero de morosos. «Le dije que si se quedaba en el piso tenía que pagar, pero no quiso», lamentaba este martes el afectado. «Me seguía pidiendo dinero y yo se lo seguía dando», explicó la víctima.
La abogada de la acusada cuestionó el testimonio del hombre al preguntarle que si no había tenido un problema con sus hermanos, con los que convivía antes de conocerla, por la desaparición de un sobre con 6.000 euros. Él dijo que se lo había llevado para dárselos a ella, pero la letrada señaló que ese episodio había sucedido antes de conocerla. La abogada también sugirió que el denunciante había consumido drogas en su piso cuando vivía con otro hombre, y que la acusada le había afeado ese comportamiento en su momento.
En una entrevista con La Voz el día que se suspendió el juicio por tercera vez, el denunciante y su familia explicaban que él le compró un coche, le pagó el alquiler y pidió créditos para sufragar sus gastos. Él, durante ese tiempo, había desoído los consejos de sus allegados. «Nosotros veíamos que algo andaba mal, pero él no quería escucharnos», decían sus familiares.
La acusada negó haber recibido ningún dinero
La acusada, en su declaración, contó una versión radicalmente opuesta a la de quien había sido su amigo. Contestando a preguntas de todas las partes, negó haber recibido ninguna cantidad por parte del denunciante, y expresó que «jamás le había pedido dinero». Su abogada puntualizó que no hay pruebas de que los préstamos solicitados por el hombre tuviesen como destino pagos para su clienta.
En los cargos solamente se especificaba que las cantidades eran para pagar unos muebles, para adquirir un coche, para pagar una deuda en el trabajo del denunciante... «Pero nunca para mi clienta», dijo la letrada. La mujer, además, ratificó su precaria situación económica actual y demostró que su patrimonio no había crecido a raíz de su amistad con el perjudicado.
El juicio quedó visto para sentencia tras las declaraciones de varios peritos médicos y de la acusada, que fue la última en participar en la vista.