La vida en Estados Unidos tras la deriva proteccionista

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

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Un ciclista pasa cerca del edificio de News Corporation en Times Square, en Nueva York.
Un ciclista pasa cerca del edificio de News Corporation en Times Square, en Nueva York. SARAH YENESEL | EFE

Productos como los huevos cuestan ahora un 60 % más que en septiembre

12 abr 2025 . Actualizado a las 23:12 h.

«La gente no puede salir y comprar cereales, o beicon, o huevos, o cualquier cosa. La gente de nuestro país se muere con lo que han hecho [los demócratas]. Han destruido la economía». En septiembre de 2024, durante su único debate con Kamala Harris, Donald Trump acusó con estas palabras a los progresistas de haber provocado el episodio de elevada inflación que Estados Unidos atravesó durante la presidencia de Joe Biden. Entonces, el magnate planteaba una campaña en la que la economía ocupaba un lugar privilegiado.

Trump llegó a la Casa Blanca a finales de enero diciendo que usaría los aranceles como arma contra un supuesto fraude comercial que, según decía, el resto de países del mundo cometía contra Estados Unidos. Se lanzó entonces a implementar una errática política que ha visto varias rondas de imposición y retirada de aranceles. Una que esta semana ha propiciado su mayor derrota desde que volvió a la presidencia y que por el camino ha despertado las dudas de los inversores internacionales.

En septiembre del año pasado, no fue casualidad que el republicano mencionase los huevos. Si la inflación provocó que se encareciera gran parte de la cesta de la compra de los estadounidenses, el caso de este producto había sido especialmente acusado. Desde el inicio de la presidencia de Biden hasta aquel debate, habían aumentado su precio en más de un 61 %. En septiembre, cuando tuvo lugar el debate, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., una docena de huevos tenía un precio de 3,82 dólares (3,36 euros).

Los ciudadanos— responsables de pagar las medidas del millonario neoyorquino— no comparten su afición a los aranceles. Según los datos de una encuesta de la Marquette University, de finales de marzo, un 58 % pensaba que los aranceles iban a dañar la economía. Solo entre los hombres blancos sin estudios había un porcentaje considerable (44 %) que pensaba que imponer barreras al comercio internacional iba a ser beneficioso para la economía estadounidense.

Entre los economistas el consenso es unánime: la guerra comercial de Donald Trump y la imposición de aranceles hará más cara la vida en el país norteamericano. También la de aquel 52 % de los estadounidenses que antes de las elecciones decía que la economía decidiría su voto.

A pesar de ello, los seguidores más acérrimos del magnate neoyorquino niegan la posibilidad de que la política comercial de Trump acarree consecuencias negativas. Esta semana, una súbita caída en la venta de deuda soberana de EE.UU. a largo plazo obligó al mandatario a retirar la imposición masiva de aranceles que había decretado la semana anterior. La huida de los inversores de los bonos provocó la subida de los tipos de interés: la vida de los estadounidenses se había vuelto más cara por la jugada del mandatario. «Brillantemente ejecutado. Libro de texto, El Arte de la negociación» escribía el inversor y demócrata reconvertido en fanático de Trump, Bill Ackman.

De la misma opinión era David Lavine, un donante republicano de Texas con una empresa de manufacturas radicada en Taiwán. Los productos de la empresa de Lavine, bajo los aranceles recíprocos que Trump retiró el miércoles, estaban llamados a pagar un 32 % adicional al entrar en Estados Unidos. Bajo el arancel universal en vigor, solo pagarán un 10 %. Con todo, Levine justificó las políticas comerciales del presidente en el Washington Post. «Creo que todos tenemos que mirar a la línea de gol y la imagen general», decía el texano sobre el supuesto objetivo de Trump de lograr un trato justo para EE.UU. en su comercio con otros países.

En una semana, el país celebra la Pascua, un festivo conocido por el aumento en las ventas de huevos. Una docena, después de menos de tres meses de Administración Trump, cuesta 6,23 dólares. Desde que el líder republicano está de vuelta en la Casa Blanca han subido de precio más de un 25 %. Desde que debatió con Kamala Harris, en septiembre del año pasado, la subida ha sido de más del 60 %. De momento, el mandatario, ocupado con los aranceles, no ha dicho cómo pretende solucionarlo.