¿Quién era El Solitario? La historia del atracador más buscado que robaba con celofán en los dedos
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«La caza del Solitario», dirigida por Carles Porta, se estrena este jueves en Movistar Plus. La docuserie desvela cómo las fuerzas del orden consiguieron finalmente atrapar a Giménez Arbe, en el 2007
10 abr 2025 . Actualizado a las 18:51 h.Llegó a ser el delincuente más buscado de nuestro país pero, durante años, fue un fantasma para la policía. Nunca llamó la atención de nadie, casi no existía. El Solitario —siempre actuaba solo— atracó en Navarra, en La Rioja, en Aragón, y también en Galicia. En tierras gallegas perpetró al menos seis atracos, de los treinta que se le conocen. No dejaba huellas, era invisible. Pero el 9 de junio del 2004, asesinó a tiros a dos guardias civiles en Navarra que lo interceptaron en la carretera. Desde ese momento, se convirtió en la obsesión de la Guardia Civil y la Policía Nacional, que hicieron de todo para capturarle. Así empezó la Operación Gloria, una de las investigaciones policiales más emblemáticas de España que llega este jueves a Movistar Plus en forma de documental. La caza del solitario es el título de una docuserie de tres capítulos dirigida por Carles Porta sobre cómo fue la búsqueda y captura del delincuente Giménez Arbe que cumple, desde el 2007, 47 años de cárcel por sus crímenes.
El día que El Solitario asesinó a los guardias civiles, tenía pensado atracar un banco. Conducía un un Suzuki con matrículas falsas camino a Logroño, cuando fue interceptado. Él les disparó con un subfusil automático, considerado arma de guerra. Todo esto, los investigadores tardarían bastante tiempo en saberlo. Al principio, tras el suceso, la prioridad fue ponerle nombre. Pero, lo cierto es que Giménez Arbe era todo un profesional del ocultamiento.

Solía llevar peluca, y barba o bigote falsos. También vestía un chaleco antibalas que, además de protegerlo de un hipotético tiroteo, le permitía disimular su figura cuando le convenía. Nunca dejaba huellas. Tenía un método: se colocaba en las yemas de todos sus dedos una tira de celofán. Además, Giménez Arbe era muy discreto en las inspecciones de los objetivos que elegía, los cuales estudiaba al máximo. Analizaba minuciosamente el horario de apertura de las oficinas, la rutina de sus clientes y hasta las patrullas policiales que rondaban la zona. Solía atracar los jueves y los viernes a última hora de la mañana, cuando las cajas de los bancos tienen más efectivo. Hablaba lo mínimo durante los atracos y se enfadaba muchísimo si no había dinero
Para los atracos usaba armas antiguas o inutilizadas que compraba y después manipulaba, siguiendo manuales en inglés, hasta dejarlas servibles. De hecho, en los registros realizados tras su arresto, se localizó todo un «taller» para la fabricación de armas, con las que practicaba en el campo. Una de las que utilizaba era la llamada Marietta, una pistola ametralladora que dio nombre a la operación policial para su detención.
Toda esta infraestructura le permitió seguir delinquiendo a sus anchas tras el asesinato de los guardias civiles en Navarra. Pero, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil fueron estrechando el cerco sobre él. Una de las líneas de investigación pasó al comienzo por analizar todas las grabaciones de atracos cometidos en el último año y medio en los que hubiese participado una persona sola. En el 2006, robó un banco en Sarria. De allí se llevó, a tiros, la pírrica suma de 835 euros. Y también allí, comenzó a cometer errores. Una vez salió de la sucursal, fue visto sin peluca ni barba postiza por una mujer, que dedujo que era él por la coincidencia exacta de las ropas que vestía, con las de la descripción que ofrecieron otros testigos. Apenas un mes después volvió a actuar en Toro, Zamora. Un hombre lo vio entonces huir en una furgoneta Renault Kangoo.
En las semanas siguientes, se difundieron nuevas imágenes de El Solitario, y una llamada anónima dio algunos datos sobre un hombre que podría encajar con el delincuente. Lo vigilaron durante un tiempo y consiguieron ponerle nombre. Las fuerzas de seguridad localizaron su domicilio en Las Rozas (Madrid) y averiguaron que se iba a desplazar a Figueira de Foz, en Portugal. Precisamente en el país vecino acabaría su papel de «Robin Hood» un 23 de julio. Los agentes siguieron la Renault Kangoo con matrícula falsa con la que se desplazó desde la capital a la pequeña localidad lusa y esperaron a detenerlo con las manos en la masa. Declaró ese mismo día, durante más de cuatro horas, en un juzgado de Figueira de Foz. «Hola a todos. Soy El Solitario», gritó al tumulto de gente que lo esperaba a la salida.