Trump da marcha atrás y anuncia una pausa de 90 días en su guerra comercial
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El presidente de Estados Unidos justifica el paso atrás: «La gente se estaba asustando un poco». La pausa no afecta a China, a la que eleva los aranceles al 125 % «con efecto inmediato»
10 abr 2025 . Actualizado a las 22:16 h.Donald Trump parece dispuesto a desatar el caos con sus contradictorias decisiones en su guerra comercial. Este miércoles, día fijado para la entrada en vigor de los llamados «aranceles recíprocos», el presidente dio marcha atrás y anunció una pausa de 90 días en la aplicación de estos a aquellos países que no han tomado represalias y han optado por negociar. En esa categoría, estarían más de 75 naciones entre ellos los socios de la Unión Europea. Sobre estos seguirá aplicándose el gravamen universal del 10 %.
China queda fuera de la tregua arancelaria. Trump insiste en aumentar la presión sobre Pekín y «con efecto inmediato» eleva sus aranceles al 125 %, en respuesta a la nueva ronda de represalias de Pekín.

Washington ha decidido incluir a la UE en la pausa y en la tasa del 10 % (y no el 20 %), porque entiende que todavía no ha tomado represalias por los aranceles del 2 de abril, según explicó a Efe un alto funcionario estadounidense. México y Canadá quedan exentos del arancel global. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acogió este jueves con satisfacción el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de suspender 90 días los aranceles, al considerarlo «un paso importante para estabilizar la economía mundial». La política alemana ha vuelto a poner sobre la mesa la oferta de las tasas cero en bienes industriales y ha afirmado que la UE sigue comprometida con unas negociaciones «constructivas» con EE.UU. Von der Leyen ha recordado a su socio tradicional que las condiciones «claras y predecibles» son «esenciales» para que funciones el comercio y las cadenas de suministro y que los aranceles «solo dañan a empresas y consumidores».
La confirmación de que el anuncio iba en serio -por parte de la portavoz de la Casa Blanca y del secretario del Tesoro estadounidense- hizo rebotar a las bolsas, que estaban viviendo otra jornada de caos y pérdidas. El Nasdaq, con un fuerte componente tecnológico, repuntó un 12% logrando su mejor jornada en 24 años. También el S&P 500 sumó un 9,5%, su mayor avance desde 2008, mientras que el Dow Jones Industrial Average avanzó un 7,9%, su mayor subida desde 2020, según recogía The Wall Street Journal.

«La gente se estaba asustando»
«La gente se estaba asustando un poco», se justificó Trump ante su cambio de posición. La Casa Blanca, en cambio, intentó vender la idea de que el abrupto cambio de rumbo forma parte de una estrategia premeditada y que no era en reacción a las caídas en los mercados. «Es la estrategia de Trump desde el principio», apuntó el secretario del Tesoro, Scott Bessent. La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, fue más allá y acusó a los periodistas de no haber «entendido el enfoque negociador del presidente».
La versión oficial obvia la realidad y es que el cambio de rumbo se ha producido en medio de una avalancha de ventas de bonos estadounidenses (generalmente son inversiones seguras) y tras días de fuertes pérdidas en los mercados financieros y preocupación por una recesión en ciernes.

Represalias de Pekín
A primera hora y antes del nuevo giro de guion de Trump, China había anunciado que este jueves aumentaría los gravámenes de todas las importaciones provenientes de Estados Unidos un 50 %, igualando la última subida de aranceles por parte de Washington, y pasando así del 34 al 84 %. Estas nuevas tasas chinas entraron en vigor hoy a las seis de la mañana hora española. Tras el anuncio de esta subida el mandatario estadounidense anunció una nueva subida los aranceles al país asiático hasta el 125% «con efecto inmediato» y acusó a China de «faltar el respeto a los mercados». Pekín aún no ha reaccionado a este nuevo anuncio.

En todo caso son unos porcentajes inasumibles para el intercambio comercial que solo pueden llevar a una desescalada en una mesa de negociación o a la ruptura de relaciones. Según los expertos, el margen de beneficio de los exportadores chinos en el mejor de los casos no supera el 40 %, por lo que unos aranceles por encima del 35 % anularían prácticamente los beneficios y harían inviable las transacciones.
La respuesta de Pekín también incluye agregar doce nuevas empresas norteamericanas a la lista de control de exportaciones, entre ellas fabricantes de equipos y empresas de ingeniería, algunas relacionadas con drones, aeronáutica, maquinaria y radares. Y otras seis en la lista de entidades no confiables, entre las que destacan proveedores de equipos militares. Estas restricciones tienen como objetivo impedir los intercambios en artículos de «doble uso» civil y militar.
El gigante asiático ha querido dejar claro que no piensa dejarse chantajear y que adoptará medidas «enérgicas y firmes» para proteger «sus intereses, el sistema comercial multilateral y el orden económico internacional», si la Administración Trump insiste en «intensificar aún más sus medidas restrictivas económicas y comerciales». El Gobierno chino ya ha desplegado medidas para intervenir en los mercados de capital y estabilizar las bolsas. Fondos de inversión soberanos han comprado activos e incluso empresas chinas cotizadas han anunciado planes para recomprar sus acciones. El Banco Popular de China (BOC) ha prometido inyectar liquidez en el mercado y el yuan se ha depreciado.
Pekín seguirá diversificando sus mercados. Así, el presidente Xi Jinping, en su primera aparición pública desde la imposición de aranceles por parte de Trump, pidió este miércoles «fortalecer los lazos estratégicos con los países vecinos». El objetivo, dijo, es construir una «comunidad de futuro compartido», uno de los eslóganes más repetidos por el Partido Comunista chino (PCCh).
El Gobierno también estimulará la demanda interna para intentar compensar la inevitable caída de las exportaciones. El primer ministro, Li Qiang, aseguraba en unas declaraciones que activar el consumo será una estrategia a largo plazo.
Antes de anunciar la subida de aranceles hasta el 84 %, la Oficina de Información del Consejo de Estado de China publicó el miércoles un libro blanco sobre las relaciones comerciales con Estados Unidos, en el que defiende su posición. Es un texto que reclama resolver las diferencias mediante el diálogo y que denuncia el auge del proteccionismo en Estados Unidos. China asegura que es un importante mercado para Washington y defiende que el comercio bilateral es altamente complementario. Incluso señala que el déficit comercial de Estados Unidos ha aumentado a nivel mundial, mientras se ha reducido con China.